CARRIÓN SE SIENTE “COMO UN PRESO TODAVÍA
Aunque Andrés Carrión, el hombre que gritó “Abajo el comunismo” durante la misa del papa Benedicto XVI en Santiago de Cuba, fue liberado el fin de semana, dice sentirse “como un preso todavía”.
“Lo único que hicieron fue ponerme en mi casa”, dijo Carrión en una entrevista que concedió a Radio Martí, pero “ellos (la policía) deben de estar claros que eso no me iba a detener porque si hice algo como aquello yo no puedo tener miedo a asumir todo lo que va a venir después”.
Carrión, de 38 años, licenciado en Rehabilitación Social y Ocupacional y actualmente desempleado, gritó consignas antigubernamentales en la Plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba, poco antes de que el Papa oficiara una misa en esa ciudad.
El disidente fue detenido de inmediato y cuando era conducido por fuerzas policiales fue golpeado por varios agentes, incluyendo un camillero de la Cruz Roja, que días más tarde fue separado de esa institución. Las autoridades cubanas no han revelado el nombre del camillero.
“Mis motivaciones fueron las de todos los cubanos, solo que ellos tienen miedo a expresarlo”, dijo Andrés Carrión, quien pasó casi 20 días tras las rejas antes de ser liberado el fin de semana.
“Yo llegué a un momento de ruptura. El miedo cedió ante la realidad y decidí asumir lo que pasara después de esto”, afirmó Carrión. “Así fue cómo pasó, aproveché que estaba el Santo Padre y vi que era la mejor oportunidad para expresar lo que yo sentía, que es el sentir de todos los cubanos”, agregó.
Dijo que las autoridades lo obligaron a firmar un documento donde se compromete a presentarse todos los miércoles en la unidad donde se encontraba detenido, a no salir de Santiago de Cuba sin informarlo a la Seguridad del Estado, ni reunirse con personas que compartan sus ideas políticas. Tampoco puede conceder entrevistas o manifestarse en contra del gobierno.
Sobre lo espontáneo o no de su frase “¡Abajo el comunismo!”, Carrión agregó: “El ansia de libertad está en mí hace mucho tiempo. Al saber que venía el Sumo Pontífice decidí hacer esta acción. Lo había planificado dentro de lo posible”.
“Muchas personas se han acercado a mí, unos con más miedo, otros con menos” pero “la población sí me ha apoyado. No he sentido un rechazo como hubiese podido ser hace unos años”, concluyó.