UNA CUMBRE CON VARIOS GANADORES
Por Alfredo Maldonado Con la falta de un documento conjunto, y la virtual ausencia de países que fueron a plantear la cubanada, pero nada para sus propios pueblos, podría considerarse que la VI Cumbre fue un fracaso. Pero la pregunta real es para quién fue un fracaso. Fracasaron los gobiernos y pueblos de la ALBA. Fue un éxito para Cuba y los Castro, porque sin estar presentes, se mantuvieron en la mente de todo el mundo Supongamos que de verdad el bloqueo estadounidense –casi tan viejo y desgastado como Fidel Castro- perjudica al Gobierno castrista, como tercamente insisten los cubanos de Miami, más bien los nietos, mientras los propios Estados Unidos exportan productos a Cuba con pretextos humanitarios, los brasileños invierten en obras de infraestructura y buscan petróleo, los españoles construyen y operan hoteles y unos norteamericanos están construyendo campos de golf de primer mundo. Supongamos que Fidel Castro sigue siendo el faro mayor de un socialismo de justicia popular y más justa distribución de riquezas y servicios públicos para mas personas que ha triunfado en Suecia, Noruega, Brasil y se está tratando de habilitar en Uruguay y Perú, pero lleva 53 años fracasando rotundamente en la Cuba fidelista. Supóngase usted lo que quiera suponer para preguntarse qué sentido tiene la alharaca que han armado los presidentes de países suramericanos que siguen estancados en las promesas de socialismo y en el viejísimo recurso de acusar de sus fallas a los Estados Unidos, porque los estadounidenses y canadienses se opusieron a que Raúl Castro fuera invitado a la Cumbre de las Américas alegando lo que casi todo el mundo sabe, que, a pesar de los cambios en lo económico, en Cuba sigue habiendo presos políticos, siguen férreamente controladas las libertades política, de pensamiento y de expresión, se violan los derechos humanos como permanente política oficial, se mantiene la dictadura del proletariado que en realidad es la del partido castrista y más exactamente de los hermanos Castro. Pienso que ciertamente hizo falta plantear, aunque sólo fuera por principio latinoamericano, el tema de las Malvinas argentinas vs. las Falkland inglesas. La Presidente Cristina Fernández va a tener que analizar por qué hubo, en la práctica, mucha menos solidaridad entre sus colegas con ese tema que con el cubano. Debería empezar por reflexionar sobre su propia forma de manejar el asunto Malvinas. Quienes sí ganan son los pueblos de Colombia y de Brasil porque sus presidentes, olvidándose de la ausencia cubana, se han reunido entre sí y con el Presidente de Estados Unidos, y de esas reuniones saldrán acuerdos y ajustes económicos. Ganan los pueblos de varios países porque sus presidentes –como el de Uruguay y, en bloque, los mandatarios de Centroamérica- plantearon y llevaron a la amplia discusión del problema de las drogas y el narcotráfico, que nos perjudica a todos. Con la falta de un documento conjunto, y la virtual ausencia de países que fueron a plantear la cubanada, pero nada para sus propios pueblos, podría considerarse que la VI Cumbre fue un fracaso. Pero la pregunta real es para quién fue un fracaso. Fracasaron los gobiernos y pueblos de la ALBA, porque la reunión fue sin Cuba a pesar de todas sus exigencias y amenazas. Fue un éxito para Cuba y los Castro, porque sin estar presentes –y sin hacer mayores esfuerzos por regresar a la OEA ni por justificar los empeños de los presidentes de la ALBA- se mantuvieron en la mente de todo el mundo y en las informaciones. Sobretodo fue un éxito para los presidentes –y sus pueblos- que fueron en busca de asuntos concretos: los de Centroamérica, los de Estados Unidos, Brasil y Colombia; y para José Mujica, que volvió a quedar como un socialista honesto y pragmático. “En las relaciones bilaterales hemos avanzado como nunca antes”, dijo el Presidente Santos de sus reuniones con el Presidente Obama, quien no sólo vistió guayabera, sino que se quedó tres días y dos noches completos e intensos, algo que sólo hace la Casa Blanca en muy contadas oportunidades. Claramente la visión estadounidense de Colombia ha mejorado notablemente. Santos y los colombianos pueden estar satisfechos. Supongamos que efectivamente Raúl Castro y su equipo no avanzan más en la apertura cubana porque su hermano mayor y omnipresente fantasma de la dictadura del partido comunista (mas bien partido fidelista) Fidel Castro, no lo deja. Hay que aceptar que Fidel no gobierna pero manda.
|