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General: Salen a la luz detalles de escándalo en el Servicio Secreto
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 19/04/2012 03:56
 
Salen a la luz detalles de escándalo en el Servicio Secreto
Una docena de agentes del Servicio Secreto fueron suspendidos de sus funciones
por haber llevado prostitutas a su habitación del hotel
 
Esta historia la encuentro interesante así que se la traje al grupo,ufff yo solo digo todos somos humanos y cuando viajamos las gentes nos resultan más atractivas y si se le puso en el camino  carne fresca y de primera y digo esto porque casí siempre las Colombianas son mujeres muy bellas ,pues la tentación fué mucha.. El proplema fué a la hora de pagar...
 
WILLIAM NEUMAN
CARTAGENA, Colombia --
Un agente del Servicio Secreto preparándose para la llegada del presidente Obama a la Cumbre de las Américas y una madre soltera colombiana que se gana la vida como dama de compañía de alto precio se enfrentaron hace una semana en una habitación del Hotel Caribe por dinero el primero le debía por tener relaciones sexuales con ella la noche anterior.
 
“Le dije: ‘Bebé, mi efectivo’”, afirmó la mujer en sus primeros comentarios públicos durante discusión que pronto se convirtió en todo un escándalo.
 
La discusión se debió a que el agente le ofreció $30 por sus servicios, que según ella habían acordado que costaban 25 veces esa suma, provocando una tensa disputa matinal en el pasillo del lujoso hotel en la que participaron la mujer, otra prostituta, agentes de la policía colombiana que se pusieron de parte de la mujer y agentes federales estadounidenses que trataron inútilmente de impedir que el asunto —que ha estremecido la reputación del Servicio Secreto— se les fuera de las manos.
 
Sentada en un sofá de la sala de su casa, vestida con una breve falda de mezclilla, zapatillas de tacón alto y una ajustada blusa de spandex con un escote muy bajo, la mujer describió cómo a ella y una amiga se les acercaron varios hombres estadounidenses en una discoteca. En un relato que concuerda con la versión oficial de los hechos dada por Washington, pero que no se pudo confirmar de manera independiente, afirmó que los hombres compraron una botella de vodka Absolut para la mesa, y que cuando se terminó compraron otra.
 
“Ellos nunca me dijeron que estaban con Obama”, afirmó. “Fueron discretos”.
 
Un chofer de taxi que recogió a la mujer en el Hotel Caribe la mañana de la discusión dijo haberla escuchado relatar de nuevo a otra mujer la disputa sobre el pago. Cuando la contactó The New York Times, la mujer se mostró renuente a hablar sobre lo ocurrido. Mientras ella contaba nerviosamente su historia, una amiga daba detalles que parecían corroborar su narración.
 
Existía una barrera idiomática entre la mujer de 24 años, quien no quiso dar su nombre completo, y el hombre estadounidense que estuvo sentado a su lado toda la noche y acabó invitándola a su habitación de hotel. Ella aceptó y se detuvo por el camino a comprar condones, pero le advirtió que tendría que hacerle un regalo. El le preguntó cuánto era. Sin saber que él trabajaba para Obama, pero calculando que se trataba de un extranjero acaudalado, contó que le dijo $800.
 
El precio en sí mismo —dijo— indica que ella es una dama de compañía, no una prostituta. “Una tiene un rango más alto”, comentó. “Una dama de compañía es alguien con quien un hombre puede salir a cenar. Puede estar bien vestida, bien maquillada, hablar y actuar como una dama. Así soy yo”.
 
A eso de las 6:30 a.m. el día siguiente, tras ser despertada por una llamada de la carpeta del hotel para recordarle que, según las reglas del hotel para las prostitutas, tenía que irse, el acuerdo que ellos habían hecho, fuera lo que fuera, se deshizo. Recordó que el hombre le dijo que estaba borracho cuando habían discutido el precio y le respondió con una oferta de 50,000 pesos, el equivalente de unos $30.
 
Disgustada por una oferta tan ínfima, la joven insistió. El hombre montó en cólera, le ordenó que saliera del cuarto y la insultó, relató.
 
Amplió que llegado ese punto ella estaba llorando y fue al otro lado del pasillo, donde otra dama de compañía había pasado la noche con un segundo estadounidense del mismo grupo. Ambas mujeres empezaron a tratar de conseguir el dinero.
 
Tocaron a la puerta, pero no tuvieron respuesta. Amenazó con llamar a la policía, pero el amigo del hombre le rogó que no lo hiciera, diciendo que ellos no querían problemas. Relató que finalmente salió para irse a casa pero se encontró con un policía que estaba de guardia en el pasillo y llamó a un colega que hablaba inglés.
 
El policía la acompañó de regreso a la habitación y la disputa se intensificó. Otros dos estadounidenses que estaban en el club salieron de sus cuartos y se pusieron de guardia frente a la puerta cerrada de su amigo. Los dos agentes colombianos trataron de defender a la mujer.
 
Un guardia de seguridad del hotel acudió. Al final, la joven bajó la cantidad a $250, que según dijo era la suma que tiene que pagar al hombre que la ayuda a conseguir clientes. Dispuestos a resolver el asunto enseguida, los estadounidenses acabaron dándole una combinación de dólares y moneda local por un valor de unos $225, y la joven se marchó.
 
No fue hasta varios días después, cuando una amiga a quien ella le había hecho el cuento la llamó para decirle que la disputa había llegado al noticiero de televisión, que ella se enteró de que el hombre era un agente del Servicio Secreto.
 
Aseguró que la molestó que los reportes de prensa la habían descrito como una prostituta, como si ella anduviera por la calle recogiendo a cualquiera.
 
“Es lo mismo, pero es distinto”, explicó, indicando que es mucho más selectiva en cuanto a sus clientes y cobra mucho más que una prostituta callejera. “Es como se compra un ron de buena calidad, o un BlackBerry o un iPhone. Tienen un precio diferente”.
 
La mujer vacilaba entre la cólera y el temor mientras relataba la historia. “Estoy asustada”, señaló y confesó que no quería que el hombre con quien ella pasó la noche se buscara ningún problema, pero que ahora temía que él pudiera vengarse de ella.
 
“Esto es algo muy grande”, afirmó. “Es el gobierno de Estados Unidos. A mí me están dando ataques de nervios. Lloro todo el tiempo”.
 
El Servicio Secreto se negó a comentar sobre el relato de la mujer. Entre los asuntos que se están estudiando es si sus agentes salieron esa noche en busca de prostitutas o si se encontraron con ellas donde habían estado bebiendo.
 
“No existe evidencia alguna de que estas mujeres estuvieran en busca de estos muchachos —que ellas estuvieran esperando por agentes del Servicio Secreto— pero todo eso está siendo examinado”, afirmó el representante Peter T. King, presidente de la Comisión de Seguridad Interna de la Cámara.
 
King, quien fue informado del asunto el martes por Mark Sullivan, director del Servicio Secreto, declaró que los agentes del Servicio Secreto en el hotel habían dado reportes contradictorios sobre los sucesos de la noche.
 
“Algunos de ellos decían que ellos no sabían que eran prostitutas”, aseguró. “Algunos dicen que había mujeres en el bar. Tengo entendido que se bebió mucho”.
 
Al leérsele por teléfono el relato de la mujer el miércoles, King subrayó: “Nada de lo que usted me está diciendo contradice lo que me han dicho a mí”. Amplió que no había prueba alguna de que las mujeres hubieran obtenido información sobre la seguridad del Presidente, pero agregó: “Eso todavía se está estudiando”.
 
La senadora Susan Collins, de Maine, la principal republicana en la Comisión de Seguridad Interna, indicó que la versión de los hechos dada por la mujer correspondía en general con el relato de los agentes del Servicio Secreto. Pero notó diferencias en algunos detalles, incluyendo la cantidad precisa del dinero en disputa. “Es un alivio para el Servicio Secreto si de hecho el hombre no se identificó como tal”, señaló Collins, quien ha expresado preocupación sobre una posible brecha de seguridad. Collins declaró que dudaba que esta fuera la primera vez que los agentes hubieran incurrido en una conducta semejante durante un viaje presidencial. “Es simplemente inconcebible”, confesó.
 
En cuanto a cooperar con los investigadores estadounidenses que están tratando de entrevistar a hasta 21 mujeres que pudieron haber pasado la noche con agentes de la seguridad estadounidenses antes de la llegada de Obama, la joven que estuvo involucrada en la disputa sobre el pago dijo no estar interesada.
 
Aseguró que planeaba irse pronto de Cartagena.
 
Debibo al escándalo, tres agentes del Servicio Secreto fueron expulsado de sus filas, según un reporte de la Associated Press.


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