Estudios sugieren que el sueño hace más creativo e inteligente al ser humano
Un adolescente duerme en una de playas de la isla Marco en Florida, EE.UU.
La vieja costumbre de tomar una siesta durante el día, no sólo beneficia a los niños sino también a los mayores de 60 años, especialmente cuando no han dormido en la noche las ocho horas necesarias para un descanso total. Ese descanso diurno provee grandes beneficios tanto a nivel físico como cognitivo, de acuerdo a un reciente estudio realizado por investigadores del Weill Cornell Medical College y presentado por la Universidad de Harvard en su Carta de salud.
El estudio establece que la siesta incrementa el tiempo de las ondas de sueño profundo y los lapsos de movimiento rápido del ojo, lo cual tiene un papel muy importante en la restauración del cerebro y del cuerpo. También establece que para los mayores de 60 años, la siesta diurna completa las horas necesarias del sueño total, que deben ser de siete y media a ocho, lo cual mejora la calidad de tiempo durante el día. Esto, dicen los expertos, es importante porque a partir de esta edad se tiende a tener menor tiempo de sueño profundo y ciclos más rápidos de sueño. La persona se despierta con mayor frecuencia perdiendo un promedio de dos horas de sueño cada noche en comparación con los jóvenes adultos.
El estudio echa por tierra la errónea creencia de que los mayores necesitan menos tiempo de sueño y establece que, sin importar la edad, todos necesitan completar las ocho horas de sueño para poder rendir lo mejor de su capacidad y potencial.
Enilsa Mendoza, una abuela de 64 años, religiosamente toma una siesta luego del almuerzo y dice sentirse llena de energía para cuando sus nietos llegan de la escuela. Esta costumbre con la que creció, la trajo de la costa caribe colombiana en donde el calor del mediodía obliga a cerrar los negocios. “La gente va a sus casas a almorzar y a hacer una siestecita para luego volver al trabajo”, cuenta Mendoza. Dice que después de dormir un rato, se siente restaurada, con mayor vitalidad. “Yo creo que es porque el organismo tiene tiempo para reponerse y descansar la mente y los sistemas”.
Su hija Isabel, de 40 años, agrega que la siesta le permite relajarse luego de su intensa jornada de trabajo, la cual ella e Isabel comienzan a las cinco de la mañana.
Esa sensación de bienestar y nuevos bríos al tomar una siesta es la respuesta al hecho de que el sueño desempeña un papel primordial en la restructuración de la información que queda almacenada en el cerebro, sobre todo en la memoria, según el doctor José Antonio Soto, médico familiar, investigador certificado en geriatría y consultor de salud del programa de televisión .
“El sueño es muy importante porque no es, como muchos piensan, un sistema de desconexión de la realidad, ni de aislamiento o de apagamiento”, explica Soto. “Todo lo contrario: el sueño se origina por un mecanismo activo que tiene el cerebro. Es como un motor que arranca y nos hace dormir”. Aclara que, este motor arranca en el tallo cerebral o médula oblongada del cerebro donde se producen estímulos de un área llamada sistema reticular activador ascendente. “Realmente el cerebro sí está trabajando cuando la persona duerme, lo que pasa es que hay áreas de la conciencia que se apagan”.
Los estudios de la Universidad de Harvard, publicados el 12 de febrero, señalaron la importancia de que los estudiantes tomen siestas, porque éstas ayudan a memorizar mejor y al aprendizaje. “Se ha visto que la siesta no sólo favorece la memoria, sino que a través del sueño se producen unas sustancias, o neurotransmisores, que tienen un papel muy importante para combatir la depresión”, añade Soto. Por esa razón, “en las salas de psiquiatría en los hospitales, el sueño de los pacientes se respeta como algo sagrado porque es parte del tratamiento”, agrega. “Y en los ancianos y los adultos mayores la siesta es muy importante porque es un sueño reparador que los recarga de energía”.
Ayuda el sueño a convertir los recuerdos en predicciones?
La memoria mejorada y estimulada por el sueño profundo puede aportar incluso un beneficio adicional: ayudar a imaginar (y a planificar mejor) el futuro.
El psiquiatra de Harvard Daniel Schacter, cuyas investigaciones se han llevado a cabo de forma separada de las de Mednick, comentó a National Geographic News: «Al imaginar eventos futuros, la persona recombina aspectos de experiencias que realmente han tenido lugar».
Schacter, que también presentó una ponencia el viernes en el congreso de psicología, ha descubierto que las mismas áreas del cerebro que manejan la memoria, como el hipocampo, muestran un aumento de actividad cuando se le pregunta a sujetos de estudio que imaginen eventos futuros .
¿Puede el sueño convertir al ser humano en una bola de cristal?
«Nadie lo sabe a ciencia cierta» añade el doctor. «Pero sospecho que puede existir una conexión. Después de todo, los sueños son tan sólo una forma diferente de recombinar aspectos de experiencias pasadas».
El doctor Soto hace la comparación con el celular que al conectarse por unos cuantos minutos puede recargar la batería, igual le pasa al cerebro con las siestas pequeñas o power-naps como se conocen en inglés.