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General: Chavela Vargas: La muerte es hermosa y me quiere con ella
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جواب  رسائل 1 من 2 في الفقرة 
من: cubanet201  (الرسالة الأصلية) مبعوث: 06/08/2012 17:54

Chavela Vargas: 'La muerte es hermosa y me quiere con ella'

Jacobo G. García | Tepoztlán, México

Llama la atención oír hablar de muerte entre risas, música y vasos llenos de agua de guayaba. Homenajes, la silla de ruedas, las gafas de sol y un lugar retirado en el campo. Aquí, en su casa, todo parece cuidadosamente diseñado para la muerte...menos la difunta. Es la genial impostura para el papel de anciana agonizante que le habían reservado hasta los suyos.

El calendario dice que nació en 1919 pero las respuestas son las de una jovenzuela lenguaraz y descarada de 91 años. Así que mientras habla y busca palabras con las que ir y venir de los recuerdos, la fría muerte entra y sale de la entrevista, acaricia sus manos, pasa por la grabadora, serpentea entre los presentes y matiza respuestas. Coquetea con la NIKON del fotógrafo, bebe agua de frutas y hasta le susurra algo que sólo ella sabe, porque no lo cuenta, pero que le hace reír entre respuesta y respuesta.

Su habitación es como ella. Si alguien pensó en chalet, maderas finas y mármoles, que sepa que todo se reduce a 40 metros cuadrados de una casa austera pero rodeada de recuerdos y jardín. En las paredes de la única habitación, sobre su cama, fotos con Almodóvar, Rafael Amargo o de García Lorca y a un lado, arrumbados entre otros recuerdos, un premio Grammy. Un puñado de libros y una foto de la Virgen de Guadalupe, «porque es mujer y es mexicana». Como ella.

Dicen sus amigos que «para los males del cuerpo los doctores, para los males de la cabeza la confesión pero para los males del alma y del corazón doña Chavela Vargas». De acuerdo en todo menos que la traten de usted, «que no me gusta», dice.

Pero no me sale

Pregunta: ¿Ya la quieren jubilar?
 

Respuesta Quien saben si ya quieren que me vaya. Yo pienso que es otra cosa pero no la digo, prefiero quedarme callada.

P.¿Qué sensaciones tiene cuando asiste a su homenajes?

R. Es como asistir a tu entierro, es chistoso. Es una sensación rara, a veces falsa, pero que bueno que me lo hacen en vida porque ya muerta no veo nada. Sin embargo en vida me hace mucha gracia

P.¿Se lleva bien con la muerte?

R. No tengo ningún pleito con ella. Ella y yo andamos parejitas

P.¿Cómo es la muerte?

R. La muerte es muy hermosa. Todos hablamos mal de la muerte porque no la hemos vivido. Yo hablo con la vida y hablo con la muerte y las dos me parecen muy interesantes.

P.¿Y qué le dice?

R. Es encantadora. Me dice Chavela, ¡qué¡, ¿cuando nos vamos? y le digo: espérame tantito. A ratos una voz me dice ‘quédate tranquila ya lo diste todo y es la hora de partir. Pero yo no me asusto ya le dije a la muerte no le tengo miedo, que lo sepa, no te tengo miedo.

Luego la vida me dice 'no te dejes mal aconsejar' y yo le digo no te preocupes que a mi nadie me malaconseja. Y le digo a la vida y a la muerte que cuando llegue la hora de irse las dos van a ir mi sepelio. Y se ríe.

A lo mejor me muero en domingo y les estropeo el día a todos porque ese día está todo el mundo de vago. Y ríe aún con más ganas.

P. Habla de la muerte pero tiene varios proyectos en marcha

R. Estoy trabajando una idea pero que no puedo decirte porque me la roban. Ya me pasó en una ocasión .

P. ¿Quién es Chavela Vargas en Costa Rica?

R. Nadie. Porque los ticos son ignorantes. Un país que no tiene ejército y le declara la guerra a Irak, ¡qué te parece¡

P. ¿Y por qué eligió México?

R. Yo estaba enamorada de México desde que nací por su personalidad y por esas cosa raras, que te desconcierta y que te enamoran. Te entra hasta las entrañas.

P.¿Cómo era ese México?

R. Mocho (conservador), parrandero y borracho. Y yo me encuentro entre los borrachos. Porque andaba borracha todo el día. Me metía en la cantina cerca de mi casa y ya nadie me encontraba. Ahí tenía yo mi despacho.

P. La situación actual es complicada

R. No, esto es un paréntesis. México está dormido. Es un gigante latente. Ha venido una catarsis de sufrimiento para apagar su idioma, sus canciones, su personalidad.... México te da la mano y te da el corazón pero ahora está dormido y se viven momentos complicados.

P. ¿Y los indígenas?

R. Están esperando todos. Los dioses de México, los de verdad, no los inventados, también esperan.

Por fin deja de llover y sale el sol en Tepoztlán, el pequeño pueblo de 25.000 habitantes donde reside desde que hace algunos años dejó Veracruz.

 

Guayabera amarilla, chaleco, gafas de sol, zapatillas de deporte, una silla de ruedas que le "rejode" y un espléndido pelo blanco que le peinan las dos mujeres que le atienden día y noche. A los pies de los cerros del Tepozteco y del Chalchihuite, y con un césped impecablemente cortado delante, todo es verde y silencio en uno de los enclaves más mágicos de México.

Pero la muerte que vive con Chavela Vargas no tiene aspecto de grimosa dama huesuda, cubierta por una capa negra y una capucha, si no la de una vieja amiga a la que vuelve a ver. Con ella convivió desde que con 17 años, salió de su Costa Rica natal y aterrizó en México dejando atrás un país "ignorante" y unos padres "que cuando murieron, descansé". Volvió a fajarse con ella el día que tocó fondo en el rincón de una cantina después de mucho "tequilear, fumar y parrandear" y de cuyo "infierno" salió "con muchos ovarios y sin la ayuda de nadie". Ahora la tiene a un costado y le dice que se espere "tantito".

-Lola, ven, ven sube, ven.

Su contundente voz, y los ladridos de los perros rompen el místico silencio de este pueblo a una hora del Distrito Federal.

Lola, su perra favorita, es un Xoloescuincle que no aparta la mirada del visitante, en guardia ante cualquier impertinencia.

Convivió con Frida Kahlo, Diego Rivera o León Trotsky, pero el día que murió José Alfredo Jiménez (1977) fue el peor. Aquel día Chavela Vargas se presentó en palacio de Bellas Artes, donde velaban su cuerpo, se apoyó en la pared y se deslizó hasta quedarse sentada en el suelo inmóvil ante el féretro. Una, otra... y otra más. Hasta tres botellas de tequila se bebió junto al que fue su gran amigo. Cuando la quisieron echar de ahí por borracha, la esposa del compositor se abalanzó sobre la gente y les dijo "dejarla en paz, esa mujer está sufriendo tanto como yo".

-"Lola, ven, ven sube, ven".

La perra, que no se aparta de sus pies, es más importante que cualquier respuesta. Si estuviéramos vestidos de chaqueta, corbata y maletín parecería el contable que nunca le llevó bien las cuentas.

P. ¿Se arrepiente de los años de parranda?

R. -No, yo era una vieja borracha. Cuando yo pasaba las botellas se escondían porque sabían que no dejaban ni una pero fueron años simpatiquísimos, con Cuco Sánchez, Álvaro Carrillo o José Alfredo Jiménez, el mejor poeta de México.

P. Habla poco sobre cómo salió del alcohol y de cómo se rehabilitó... R.: Con muchos ovarios. Esa fue la batalla más dura de mi vida. El primer día que dejé de beber y empecé a sudar me estaba muriendo. Y yo decía: tengo que salir de esto. Sola. Sola me eché la eterna resaca. ¡Y salí! y llevo más de 25 años sin probar una copa. Y soy el ser más feliz.

P. Llegó sola y sigue sola

R. La libertad tiene un precio y tú eres libre si tu estás sólo, porque no pueden vivir libremente dos personas. Yo mi vida la manejo yo y el que me quiera seguir que me siga y el que no....pues ni modo.

P. ¿Cómo fue la relación con su padres?

R. Siempre anduvimos pelando y no me llevaba bien ni con mi padre ni con mi madre. Pero ellos se murieron y yo descansé, y estoy muy tranquila...

P. Habla de soledad pero en cada homenaje desborda amigos

R. Sí, ellos son lindos. Por eso digo para qué quiero yo familia o hijos si tengo amigos. Seguramente hubiera sido mala madre porque.... no sé, me aburren los niños.

P. ¿Qué le anima cada día a levantarte?

R. Poder ver. Fíjate que si me hubieran dado a escoger entre quedarme ciega o paralítica, prefiero no caminar pero si ver. Tener siempre mi vista eso es lo que quiero. Pero fíjate, un día me desperté y ya no pude caminar más. Y ni siquiera me avisaron. Y se parte de risa.

P. ¿Cómo te llevas con la memoria?

R. La disfruto porque recuerdo y recordar es vivir y vuelvo a empezar con mis 25 o 30 años hasta ahora que tengo 91 años de vida. Y es que es mucho oiga. El otro día me decía yo misma. 'Hay Dios, se me pasó la mano viviendo...'

P.¿Y la música?

R. Ha sido mi compañera. Yo con mis músicos voy donde sea...

P. ¿Se ha dado cuenta que despierta admiración entre jóvenes y mayores ?

R. La juventud de ahora es muy interesante. A mí me encanta estar con ellos porque quieren abarcar muchas cosas y da gusto verlos con la ansiedad que hacen las cosas. Es maravilloso que hagan todo lo que pueden. ¿Porque hay que esperar a que envejezcan?...ya desde ahora

P. Has cambiado de compañía para el disco, que saldrá en octubre en España ¿querías darte el gustazo?

(El disco «¡Por mi culpa¡, Chavela Vargas y sus amigos» ( Discos corasón ) son duetos de la cantante mexicana con Joaquín Sabina, Lila Down, La negra Charra, Eugenio León o Pink Martini, entre otros)

R. Por fin todo está hecho por mí. Canté con quien me dio la gana, como me dio la gana y cuando me dio la gana.... Nadie se interpuso entre mi canto y yo. Me dejaron libre.

P. ¿No ha sido libre en otros discos?

R.: No, no he tenido libertad en otros. Las compañías discográficas con las que tanto me pelee son las culpables. A ellos les duele que les diga ladrones pero ellos a mí ellos no me pueden decir nada y yo les llamo a ellos R/A/T/E/R/O/S, con toda la letras. Se metieron en el bolsillo muchos discos y mucho dinero.

P. ¿Quién es su heredera Lila Downs o Concha Biuka? R.: Pues no te lo puedo decir porque un día oigo a una y se me parece mucho, pero al día siguiente es la otra quien le gana...y en esa estamos. Pero yo no peleo con nadie yo sólo estoy esperando la hora de partir y cuando yo me muera que hagan lo que quieran.

Tepoztlán es zona de chamanes, hongos alucinógenos y un verde selvático.

-"Lola, ven, ven sube, ven".

La voz de Chavela Vargas desgarra la despedida y aunque sólo esté llamando a la perra, uno tiene la impresión de que en cualquier momento se apagarán las luces, desaparecerá la selva y la anciana que acaricia el perro se levantará, abrirá los brazos y desplegará un inmenso jorongo (poncho) rojo mientras susurra Macorina. Entonces, el cañón de luz se quedará iluminando, inmóvil, el mejor Cristo que se haya visto nunca sobre un escenario. La muerte rodeará su cuello, acariciará sus manos y volverá al patio de butacas.



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جواب  رسائل 2 من 2 في الفقرة 
من: cubanet201 مبعوث: 07/08/2012 13:29
Chavela Vargas: Se murió de vivir
Lucía pistola al cinto porque «hacía bonito», y más de un tiro disparó con sus canciones. «Cuando hube muerto fui a España a resucitar», reconoció
En una ocasión, Rocío Jurado la vio cantar y le gritó: «¡Viva tú!».
 
Rosa Belmonte
Pelo corto, pantalón negro y chaquetón negro abotonado hasta arriba. Chavela Vargas debía de ser como Mercedes McCambridge en "Sed de mal". También llevaba pistola, que lucía al cinto porque hacía bonito. Aunque algún tiro dio, no disparó en el velorio de José Alfredo Jiménez, que se murió de beber en 1973 (ella ha conseguido morirse de vivir). Llegó Chavela así vestida pasada la medianoche, abrazó a la viuda, se dirigió al ataúd, se desparramó y empezó a cantar. Se sacó una botella de tequila y empezó a beber. Tenía canciones de sobra, dolor por el amigo que la había hecho cantante y otra botella en el bolsillo. Así estuvo horas, hasta que se incorporó y se marchó tan sola como había llegado. Lo contó Manuel Arroyo-Stephens, el editor de Turner, que la redescubrió en El Hábito de Coyoacán (revivió a los 71, como Coco Chanel) y fue el artífice de que Chavela volviera a España en los 90.
 
Había desaparecido a finales de los 70 y en los 80 no se supo de ella. Hasta pensaron que se había muerto. Antes había tenido otra vida. Su primer disco se grabó en 1961 pero en 1957 brillaba en el Champagne Room de La Perla, en Acapulco. Allí iban las estrellas de Hollywood y Chavela acabó cantando en la boda mexicana de Elizabeth Taylor y Mike Todd. Asistieron Eddie Fisher y Debbie Reynolds (que no sabía entonces que Taylor se la iba a hacer) y también Cantinflas. En aquella época conocería a Grace Kelly. Me la imagino con ella como posteriormente con Isabel Preysler en una de aquellas fiestas madrileñas en casa de Elena Benarroch. “¿De qué narices estarán hablando?”, se preguntaba el escritor Colm Tóibín al verlas juntas de plática. Una versión hispana del almuerzo entre Marilyn Monroe e Isak Dinesen que organizó Carson McCullers.
 
El alcohol retiró a Chavela (“Yo era muy borracha”). El trago no acabó con ella pero le forjó la leyenda negra. En los 50 había prescindido del mariachi, quitando a las rancheras el aire festivo y mostrando al desnudo su profunda desolación, según Carlos Monsiváis. También llevó el blues a su vida pero volvió a la normalidad y a “descubrir los amaneceres”. Hace nada, en la Residencia de Estudiantes, le preguntaron dónde había estado, qué había hecho ese tiempo. “¿Quién sabe? No me acuerdo”. Tampoco se acordaba de por qué volvió.
 
“Cuando hube muerto fui a España a resucitar”, reconoció. Abril de 1993, Sala Caracol de Madrid. Llevaba 13 años perdida en resacas y de pronto todo el mundo quería verla. “Viva tú”, le gritó un día Rocío Jurado. Recorrió España y los principales teatros. Con un tenderete de jorongos en el escenario, salía, golpeaba la guitarra, decía (más que cantar) “Ponme la mano aquí, Macorina” y la gente rugía. Aquella señora diminuta de voz desgarrada había adquirido la categoría de diosa con poncho y artista de culto. El padrino Almodóvar también hizo lo suyo en la recuperación y descubrimiento para muchos jóvenes de la legendaria figura. ‘Luz de luna’ en la voz de Chavela es de lo mejorcito de ‘Kika’. “El último trago”, la canción de José Alfredo, también brilla, junto a la maravillosa música de Alberto Iglesias, en ‘La flor de mi secreto’ (dice Arcadi Espada que la cantante es “la única verdad en los pastosos melodramas de Almodóvar”).
 
Aunque Chavela no ha revelado quién la quiso (“uno tiene que agradecer que lo quieran y no exhibirlo en una revista porque los amores son cosa privada”), siempre ha hablado de Frida Kalho, su gran amor (“o yo fui su gran amor”). Puede que la cantante no haya contado intimidades más allá de lo mucho que le enseñó la pintora, pero sí ha hablado de su bigote. En ‘Y si quieres saber de mi pasado’, sus memorias, contó que una vez le insinuó que tenía una crema para quitar el vello. “¿Y a ti quién te ha dicho que yo me quiera quitar el bigote?”, le soltó Frida.
 
Cuando empezó a cantar, alguien le dijo que tenía una voz terrible. Como Mercedes McCambridge, podría habérsela prestado al Diablo. Al fin y al cabo, tenía voz arrabalera y demonios de sobra, aunque domesticados. Para ella el misterio no era la muerte, el misterio era la vida. Un mundo raro.


 
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