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General: HISTORIA DE LA CRISIS DE LOS MISILES
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Respuesta  Mensaje 1 de 7 en el tema 
De: cubanet20  (Mensaje original) Enviado: 13/10/2012 05:06
 
EEUU y Cuba sin reconciliación a 50 años de la peor crisis nuclear
 
 [crisis3.jpg]
FOTOS DE LA CRISIS DE LOS MISILES
  Por Francisco Jara
 
Medio siglo no alcanzó para reconciliar a Cuba y Estados Unidos después de la crisis de los misiles de 1962, cuando el mundo estuvo al borde del holocausto nuclear, y los dos países mantienen un antagonismo virulento, del cual cada uno saca partido a su manera.
La Unión Soviética no existe más y la izquierda gobierna en otras naciones de América Latina sin inquietar a Washington, pero estos dos países siguen totalmente distanciados, a pesar de que sus costas están separadas por apenas 150 kilómetros.
 
Fidel Castro, el único que sigue con vida de los tres gobernantes que protagonizaron la crisis de los misiles, entregó el mando en 2006 por razones de salud a su hermano Raúl, quien ha descartado una apertura política en el país, lo que Washington considera esencial para descongelar los vínculos bilaterales.
 
“Probablemente tomará años mejorar las relaciones estadounidenses-cubanas, no tanto por la crisis de los misiles hace 50 años sino por la relación antagónica global desde la revolución cubana”, declaró a la AFP Michael Shifter, director de Diálogo Interamericano, un centro de estudios de Washington.
 
Washington y La Habana carecen de lazos diplomáticos desde 1961, aunque en los años 70 abrieron sendas oficinas de intereses y se enfrentan regularmente en los foros internacionales, como la ONU.
 
Cuba todavía se siente amenazada por una hipotética invasión estadounidense, como la organizada por la CIA en Bahía de Cochinos en 1961, que fue lo que permitió que Cuba y la URSS se pusieran de acuerdo para instalar misiles soviéticos en la isla.
 
Washington, por su parte, aún intenta torcer el brazo de su adversario con un embargo sobre la isla, vigente desde febrero de 1962, que, según La Habana, ha causado pérdidas por $100,000 millones a la economía cubana.
 
“El bloqueo es la causa principal de los problemas económicos de nuestro país”, afirmó el canciller cubano, Bruno Rodríguez, el pasado 20 de septiembre, aunque Estados Unidos los atribuye a la propia ineficiencia de su sistema económico centralizado.
 
Un millón y medio de cubanos han emigrado legal o ilegalmente a Estados Unidos, donde se ven favorecidos por leyes migratorias preferenciales vigentes desde 1966. Muchos ayudan económicamente a sus familiares en la isla y los visitan con cierta frecuencia.
 
Desde 2009 el presidente Barack Obama ha flexibilizado los viajes de cubanoestadounidenses y el envío de remesas de dinero a Cuba (unos $2,000 millones al año, monto vital para su economía), así como los intercambios deportivos, culturales y religiosos.
 
A pesar del embargo, Estados Unidos es el séptimo socio comercial de Cuba, con $400 millones de intercambio en 2010, y en julio pasado el barco “Ana Cecilia” inició un servicio regular de carga entre Miami y La Habana, el primero en medio siglo. También hay vuelos diarios entre los dos países.
 
Pese a estos pequeños pasos, no hay señales de que acabe la larga enemistad, pues a las disputas de los días de la Guerra Fría se siguen sumando nuevas tensiones, como la que genera el caso de los cinco agentes cubanos detenidos en 1998 en Estados Unidos y condenados a largas penas por espionaje.
 
Cuba los considera “héroes en la lucha antiterrorista” y a su vez detuvo en 1999 a un contratista estadounidense, Alan Gross, acusado de suministrar medios de comunicación a disidentes y condenado a 15 años por atentar contra la seguridad del Estado.
 
“Las relaciones normales llegarán cuando los hermanos Castro abandonen sus políticas de la Guerra Fría”, dijo a la AFP Frank Calzon, director del estadounidense Center for a Free Cuba.
 
Entonces, “entre muchas otras cosas, Estados Unidos renegociará el tratado de (la base naval norteamericana en) Guantánamo tal como lo hizo con el Canal de Panamá”, que pasó a manos panameñas en 1999, agregó.
CONTINUARA



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Respuesta  Mensaje 2 de 7 en el tema 
De: cubanet20 Enviado: 13/10/2012 05:09
 
 
La mayor confrontación entre los Estados Unidos y la Unión Soviética no se dio en Europa, sino en el Caribe. Tuvo lugar durante la llamada "crisis de los misiles" en Cuba, en octubre de 1962
 
 
Cuba había sido un país estrechamente ligado a los intereses norteamericanos desde su independencia de España en 1898. La revolución de Fidel Castro en 1959, que derribó al régimen dictatorial de Fulgencio Batista, en un principio no se definía como comunista, pero tenía una clara orientación nacionalista que perjudicaban los intereses norteamericanos en la isla, con unas pérdidas de más de 1000 millones de dólares.

El presidente Eisenhower bloquea económicamente a Cuba, apoya a los contrarrevolucionarios, filtra espías, quema de cañaverales y hasta se planea invadir el país, proyecto que se llevará a la próxima administración.

El régimen de Fidel Castro ya era una realidad cuando asumió Kennedy la presidencia en 1961 y la cuestión en Cuba era considerada vital para la seguridad nacional, porque además amenazaba con exportar la revolución a América Latina y a otros países del tercer mundo.
Al bloqueo económico acompañado de ruptura de relaciones con Estados Unidos, Cuba responde con un acercamiento de relaciones con la URSS.

INVASIÓN A LA BAHÍA DE COCHINOS
Los planes de invasión a Cuba no permanecieron en secreto y contaba con tropas de cubanos autoexiliados, entrenados, financiados y dirigidos por la CIA de los Estados
La idea era tomar la playa, formar un gobierno provisional y buscar el apoyo de la OEA para ser reconocidos por la comunidad internacional.

Algunos integrantes del gobierno de Kennedy no estaban totalmente de acuerdo en seguir un plan de invasión que venía del gobierno anterior, pero la CIA le prometía al flamante presidente que la victoria era segura. Kennedy, si bien era firme en detener el avance del comunismo en Europa y América, había expresado tan sólo tres días antes de que las fuerzas armadas de los EE.UU. no intervendrían en Cuba.
 
A último momento se dispuso un cambio del lugar de desembarco, para alejarlo de zonas pobladas, y se eligió la llamada “Bahía de los Cochinos”, en las cercanías de las Sierras de Escambray. Al parecer, es posible que la fuerza expedicionaria anticastrista estuviera infiltrada por agentes del gobierno de Castro y que éste conociera el lugar y el momento del ataque. Aunque algunos viejos bombarderos B-36 de la segunda guerra mundial atacaron dos días antes algunas bases de la fuerza aérea cubana no lograron afectarla, por cuanto al parecer el gobierno castrista ya había dispersado sus aviones.
 
El desembarco de los cubanos anticastristas en Bahía de Cochinos, se realizó entre el 15 y 17 abril de 1961, con más de 1500 hombres,con ocho bombarderos y un carguero; pero resultó ser un sangriento fracaso. Dos buques con importantes pertrechos, fueron hundidos por los aviones castristas, antes de llegar. El lugar escogido para el desembarco resultó ser un terreno sumamente pantanoso, y era prácticamente imposible desplazarse hacia el interior. La decisión del Presidente Kennedy de no enviar una segunda misión de apoyo aéreo, los dejó a merced de los aviones castristas. Pero la invasión fracasó en menos de 72 horas, fue completamente aplastada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba. La desventaja en armas y hombres de los invasores era evidente, agravado por la no ayuda de Estados Unidos.
Más de un centenar de invasores murieron, y los cubanos capturaron a otros 1.200, junto con importante material bélico
 
Políticamente, el ataque de Bahía de Cochinos resultó para Fidel Castro mucho más exitoso que su triunfo militar. El Gobierno de Kennedy se encontró en una posición diplomática muy difícil ya que él apareció como el responsable de la derrota por la negativa de prestar apoyo aéreo a los invasores.
Fidel Castro, aprovechó esta victoria para reconocer abiertamente que era marxista-leninista y de que siempre lo había sido; e inició un abierto acercamiento hacia la U.R.S.S. en busca de apoyo militar, y financiero, a través de subsidios de unos 400 mil millones de dólares al año, además de la compra soviética de azúcar cubana y la venta de petróleo barato.

El proyecto de invasión heredado de la administración Eisenhower fue un trago amargo que debió beber Kennedy quien se vio obligado a respetar la independencia cubana resguardada por la URSS. No obstante, Kennedy hizo claras advertencias sobre cualquier intervención militar extranjera en la isla. Estas advertencias y los sucesos posteriores desencadenarían la crisis de los misiles de octubre en 1962.
 
CRISIS DE LOS MISILES
Desde hacía varios meses del año de 1962 algunos congresistas norteamericanos, varios exiliados cubanos y diversos medios de comunicación están informando de que la URSS ha enviado numerosos consejeros militares a Cuba y de que se están instalando en la isla proyectiles balísticos de alcance medio, preparados para un ataque superficie-superficie. Kennedy deja muy clara su posición tanto en las charlas privadas como en sus manifestaciones públicas: "Si los preparativos comunistas en Cuba, en cualquier instante y de cualquier manera, fueran a poner en peligro nuestra seguridad, o si Cuba llegara a convertirse algún día en una base militar ofensiva de posibilidades importantes para la URSS, entonces nuestro país haría cuanto fuera preciso para proteger su propia seguridad y la de sus aliados".
 
Las posibles razones que llevaron a la URSS a construir las rampas para misiles de alcance medio en Cuba era para defender a la isla, en un momento en que parecía que EEUU estaba planeando una segunda invasión ya que se había detectado la movilización de los reservistas y la marina acababa de terminar maniobras en el Caribe.
Para restablecer el equilibrio estratégico entre ambas superpotencias, aumentando la capacidad defensiva de todo el bloque socialista, sobre todo en un contexto en que la URSS estaba escasamente provisto de misiles intercontinentales (de largo alcance); y para responder a la instalación de los misiles de alcance medio en las bases de la OTAN en Turquía, instalando misiles en Cuba

Kennedy tiene el máximo interés en mantenerse informado sobre la evolución de los acontecimientos en Cuba y autoriza los vuelos de los aviones-espía U-2 sobre la isla. El mal tiempo demora el despegue del aparato hasta el 14 de octubre. Esa misma noche se revelan los rollos de película fotográfica, que son analizados milimétricamente por los expertos durante todo el lunes día 15. Entre las 8 y las 10 de la noche, los altos cargos de la CIA son informados de que hay indicios suficientes para creer que en el área de San Cristóbal se ha instalado una base de proyectiles de medio alcance.
 
Un Comité Ejecutivo Nacional (EXCOM) formado dentro del Consejo Nacional de Seguridad, integrado por hombres de distintas posiciones (representando al Departamento de Estado, al Departamento de Defensa, al Pentágono, al Departamento de Justicia) se reúnen por primera vez ese martes 16 de octubre a las 11:45 de la mañana. En la sala se muestran las fotos de los misiles soviéticos de medio alcance. Unos misiles con un radio de acción de más de 2.000 kilómetros, que amenazan una buena parte de la superficie de Estados Unidos. Se estima que entre 16 y 24 proyectiles-cohete estarán en situación operacional en pocas semanas.

Los servicios de inteligencia norteamericanos calculaban que en Cuba había unos 43.000 soldados soviéticos con equipamiento sofisticado. La división de cohetes se dividía en 5 regimientos acompañados por otros cuatro de infantería motorizada. La Fuerza Aérea contaba con un regimiento de caza, uno de 6 bombarderos ligeros -con una bomba atómica por avión de 6 kilotones-, dos regimientos de cohetes tierra-tierra con ojivas nucleares. Una carga total de 67,5 megatones, equivalentes a 5.198 bombas de Hiroshima. La defensa antiaérea tenía dos divisiones con cohetes tierra-aire. La fuerza naval tenía una brigada de lanchas con cohetes, un regimiento de cohetes tierra-mar, un regimiento de bombarderos tácticos IL-28 y siete submarinos diesel con tres cohetes y cuatro torpedos nucleares, con ojivas de entre 8 y 10 kilotones.
 
El presidente Kennedy y sus consejeros discutieron sobre cómo responder. Las sugerencias iban desde la pasividad, hasta la invasión inmediata. El presidente optó por un bloqueo, al que se sumó la Organización de Estados Americanos (OEA). El 22 de octubre, el presidente explicó la situación por televisión:"He ordenado a las fuerzas armadas que se preparen para cualquier eventualidad". El mensaje estaba claro y el mundo se preparaba para la guerra.

Kruschev no desafió el bloqueo, pero al principio se negó a desmantelar el armamento que ya estaba en la isla. La confrontación se intensificó: 200.000 soldados norteamericanos se concentraron en Florida y un piloto que realizaba un vuelo de reconocimiento sobre Cuba fue derribado y muerto. Fue la única víctima.
La crisis se resolvería de una forma “poco tradicional”, a través de un acuerdo secreto. En la solución jugaron un papel fundamental el intercambio epistolar entre Kennedy y Kruschev (las dos cartas de Kruschev y la respuesta de Kennedy), en ellas se resuelve:
EE.UU se compromete a no invadir a Cuba, a levantar el bloqueo naval a la isla; y secretamente a retirar los misiles en Turquía.
La URSS, a su vez se compromete a desmantelar las rampas con misiles ya instaladas en Cuba.
 
En occidente se considera triunfador a Kennedy en contrapartida a la humillación sufrida en Bahía de Cochinos. Su desarrollo y desenlace habrían de proporcionar al presidente de Estados Unidos una victoria histórica y un inusitado prestigio internacional.

Para los comunistas chinos que aspiraban al liderazgo del comunismo mundial el desenlace de la crisis de los misiles fue vista por Pekín como una renuncia a la doctrina tradicional y una claudicación ante el imperialismo que dejaba por su cuenta a Cuba.
Para Cuba fue el reconocimiento de su estatus y la proyección internacional de la figura de Fidel Castro.
Para Norteamérica por primera vez se toma conciencia de la posibilidad de un conflicto en suelo norteamericano.
A partir de esta crisis hay una toma de conciencia mundial sobre una catástrofe nuclear, se movilizan los pacifistas se forman grupos civiles antinucleares especialmente en Europa occidental.
 
En 1963 EE.UU, la U.R.S.S y Gran Bretaña firman el Tratado para la Proscripción Limitada de Ensayos Nucleares en el que se prohiben ensayos nucleares en la atmósfera.
 
LA REACCIÓN DE CUBA
Para el gobierno de Cuba, la actitud soviética resulto un hecho frustrante, pues no tuvo en cuenta sus condiciones para la retirada de los cohetes ni se incluyó a Fidel Castro como firmante del pacto. Esto provocó que por un tiempo las relaciones de la Habana y Moscú se enfriaron a causa de esta exclusión. Fidel Castro no sólo le dio un frío recibimiento a Anastas Mikoyan, encargado de relaciones exteriores de la URSS, cuando este visitó Cuba poco después de la crisis, sino que respondió a la política soviética de distensión con la incentivación de grupos armados en toda América Latina, y en diversos países de Africa. La Habana condenó la política reformista de los Partidos Comunistas mucho de los cuales se fragmentaron en grupos de "prosoviéticos" y "procastristas". Estas divergencias se extendieron hasta principios de los de los setenta.

Cuba inició realmente la mejoría sus relaciones con la URSS a partir de dos hechos, la muerte de Guevara en Bolivia (1967) y la defensa pública hecha por Castro de la entrada de los tanques soviéticos en Praga (1968).
Para los exiliados cubanos en Estados Unidos, el pacto entre Kennedy y Kruschev, tampoco resultó muy bien recibido, ya que se interpretó como la entrega oficial de Cuba al imperialismo soviético
 
EL TELÉFONO ROJO
La expresión teléfono rojo designa una línea de comunicación directa establecida entre los Estados Unidos y la Unión Soviética después de la crisis de los misiles.
Esta denominación es un recurso léxico inventado y popularizado por los medios de comunicación, ya que la línea, en realidad, era una línea de teletipo, por ser una conversación por escrito menos ambigua que por teléfono; de todas formas, posteriormente se complementaría con una línea telefónica.
Se la suponía de color rojo porque este color simbolizaba que se trataba de una línea de urgencia. Al enlazar a la Casa Blanca y al Kremlin directamente, el teléfono rojo permitió solucionar situaciones conflictivas en las que los bloques antagónicos Oriental y Occidental estuvieron comprometidos durante la guerra fría.
Por supuesto, esta línea estaba encriptada y en realidad no fue un teléfono hasta mediados de los años 70 y lo curioso es que ese teléfono no era rojo.
 
CONSECUENCIAS DE LA CRISIS
Se inicia el desarme, para así impedir que nuevas naciones obtengan armas nucleares
En lo militar se toma en cuenta la importancia de las armas convencionales y de medios tecnológicos como las fotografías aéreas.
Se comprueba que el respeto al espacio rival es inexcusable en las relaciones entre las superpotencias.
Se reafirma las condiciones de Estados Unidos y de la Unión Soviética como líderes de sus respectivos bloques.

Respuesta  Mensaje 3 de 7 en el tema 
De: cubanet20 Enviado: 13/10/2012 16:55
 
U-2 n°56-6676, el avión militar que casi lleva al apocalipsis nuclear 

Un avión U-2 de reconocimiento vuela en la base aérea de EEUU en Osan, al sur de Seúl el 12 de octubre de 2008. En octubre de 1962, el presidente de EEUU, John F. Kennedy fue informado de que las fotos tomadas por un avión espía U-2 mostraron misiles nucleares soviéticos en Cuba.
Por Mathieu Rabechault
- El sábado 27 de octubre de 1962 a las 09H09, el mayor Rudolph Anderson se instaló en la estrecha cabina de su avión espía U-2 para una nueva misión sobre Cuba que precipitaría horas más tarde a Estados Unidos y Rusia al borde de un apocalipsis nuclear.
Desde hacía cinco días, cuando el presidente estadounidense John Kennedy había revelado las pruebas del despliegue de misiles atómicos soviéticos sobre la isla de Cuba, la tensión no había dejado de aumentar.
 
Sin embargo, en aquella mañana de sábado, renació la esperanza de un salida a la crisis tras la proposición secreta del número uno soviético, Nikita Kruschov, de retirar sus misiles a cambio de la promesa estadounidense de no invadir Cuba.
 
Con 35 años, el mayor Anderson se encontraba en su quinta misión, la vigésimo cuarta de un U-2 desde que otro avión espía de la CIA descubriera por primera vez los misiles balísticos trece días antes.
 
Despegó de la base de Orlando (Florida) y alcanzó una altitud de 22,000 metros con la misión de fotografiar el despliegue cubano y soviético en el este de la isla, en las cercanías de la base estadounidense de Guantánamo.
 
También debía “sondear” las defensas aéreas soviéticas, que comprendían principalmente 24 lugares de lanzamiento de misiles tierra-aire V-75, que ya habían abatido el U-2 de Francis Gary Powers en la URSS en 1960.
 
A diferencia de lo que ocurrió en los días previos, los soviéticos encendieron sus radares de defensa aérea a instancias de Fidel Castro.
 
El líder cubano estaba convencido de la inminencia de una invasión y no quería que los aviones de reconocimiento estadounidenses siguieran violando el espacio aéreo cubano, explicó el historiador Michael Dobbs en su obra “One minute to midnight”.
 
Al general soviético Stepan Grechko, responsable de la defensa aérea en Cuba, le preocupaba la posibilidad que el U-2 tomara fotografías de las locaciones secretas de los misiles nucleares tácticos cercanos a la base de Guantánamo.
 
“Nuestro invitado está sobre nosotros desde hace más de una hora (…) está descubriendo nuestras posiciones en profundidad”, dijo Grechko a su superior, según la narración de Dobbs. A las 11H16, el general dió la orden: “Destruyan el objetivo 33”.
 
Tres minutos más tarde, dos misiles V-75 impactaron en el avión espía cerca de Banes, en el norte de la isla. Una parte del fuselaje, en la que se encontraba el cuerpo de Rudolph Anderson, fue hallada en un campo de caña de azúcar.
 
En Washington, el pesimismo y la tensión iban en aumento cuando Jruchov realizó una nueva propuesta, esta vez de forma pública: el retiro de los misiles de Cuba a cambio del retiro de los cohetes estadounidenses instalados en Turquía.
 
El presidente Kennedy se encontraba en plena reunión con el comité EXCOMM y sus principales consejeros analizando la respuesta, cuando a las 14H03 fue informado de que el U-2 n°56-6676 no había regresado.
 
La situación se tornó entonces más alarmante, ya que 20 minutos antes había recibido el anuncio de que otro U-2 en misión en el Polo Norte se había extraviado sobre territorios siberianos y que, por poco, no había sido abatido por los MiG-21 soviéticos lanzados para perseguirle.
 
“Es una importante escalada” por parte de Moscú, dijo Kennedy según las grabaciones desclasificadas de la reunión. Sus generales, listos para ordenar la invasión de la isla, propusieron replicar con la destrucción de todas las defensas aéreas de Cuba.
 
En Moscú ya era de noche cuando Jruchov fue informado de que el U-2 había sido derribado en Cuba. Especuló sobre si su homólogo estadounidense sería capaz de “tragar la humillación” de la pérdida del avión. Pese a que había autorizado la legítima defensa, el líder soviético jamás había ordenado disparar contra los aviones desarmados de reconocimiento.
 
En ese punto, ambas partes empezaron a comprender que se aproximaban peligrosamente a un punto de no retorno.
 
A las 20H00, Robert Kennedy, el hermano del presidente de Estados Unidos, se reunió con el embajador soviético Anatoli Dobrynine en el Departamento de Justicia, donde lograron sellar un compromiso que puso fin a la crisis.
 
Tras 13 días de tensa confrontación, el mayor Rudoph Anderson acabaró siendo la única víctima mortal de la crisis de los misiles.
 
 

Respuesta  Mensaje 4 de 7 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 14/10/2012 06:06
EEUU desvela nuevos secretos de su negociación
 con Cuba en la crisis de los misiles
 
Barcos soviéticos retiran los misiles de la base naval de Mariel, en Cuba. | Archivo
 
Efe | Washingtondías
Las autoridades estadounidenses han divulgado unas 2.700 páginas de documentos relacionados con la crisis de los misiles en Cuba de 1962, de la que se cumple en estos días el 50 aniversario, en los que se desvelan detalles de un esfuerzo diplomático secreto con el régimen castrista para retirar los misiles soviéticos de la isla.

El centro de investigación independiente 'National Security Archive' (NSA, en inglés) ha difundido en su web los documentos desclasificados el día anterior, incluyendo apuntes hechos por Robert F. Kennedy, entonces fiscal general y hermano del presidente John F. Kennedy, durante reuniones sobre seguridad nacional.

El fiscal general jugó un papel clave en las negociaciones para una resolución pacífica a la crisis de 13 días, que fue una de las más graves de la Guerra Fría entre EEUU y la Unión Soviética y estuvo a punto de provocar una guerra nuclear. La crisis se desató después de que, el 14 de octubre de 1962, un avión espía estadounidense U-2 revelara la presencia de misiles balísticos soviéticos en la isla.

Entre los documentos, facilitados por la Biblioteca Kennedy, figura el borrador de una carta dirigida a Fidel Castro, identificado como el "señor F.C.", y evaluada el 17 de octubre de ese año, un día después de que el presidente Kennedy se enterase de la existencia de los misiles.

Esa carta, a disposición de los historiadores por primera vez, "desató una cadena de eventos que condujo a una compleja diplomacia entre bambalinas entre Washington y La Habana" en lo que se llegó a considerar "el momento más peligroso en la historia de la Humanidad", señaló NSA en un comunicado.

La misiva incluía una advertencia a Castro de que al desplegar los misiles balísticos en la isla, los soviéticos "habían generado asuntos graves para Cuba" y que la permanencia de esos misiles provocaría que EEUU tomara "medidas de vital importancia para el futuro de Cuba".

Presiones a Kennedy

De forma indirecta, el mensaje ofrecía a Cuba una "zanahoria" de negociaciones para mejorar las relaciones "una vez que salieran los soviéticos y sus armas de destrucción masiva", dijo NSA.

En las etapas iniciales de las negociaciones, sin embargo, los principales asesores del presidente Kennedy lo presionaban para que rechazase ese mensaje a Cuba, porque debilitaría la opción de un ataque aéreo por sorpresa contra la isla.

Kennedy al final optó por una "cuarentena naval de Cuba" para dar tiempo a los esfuerzos por convencer a los soviéticos de que retirasen sus misiles, y ordenó que el Departamento de Estado presentase alternativas diplomáticas para evitar un ataque contra Cuba.

El 25 de octubre de 1962, el Departamento de Estado recomendó un "acercamiento con Castro", mediante la intercesión de Brasil, con un mensaje que delineaba sus únicas opciones: "el derrocamiento de su régimen, si no su destrucción física", o "garantías, sin importar si teníamos intención de cumplirlas, de que no llevaríamos a cabo personalmente el derrocamiento del régimen", si Castro sacaba a los soviéticos y sus misiles de la isla.

La intervención brasileña

El presidente Kennedy aprobó el envío de ese mensaje a Castro al día siguiente, aunque "disfrazado como una iniciativa de paz brasileña enviada por el Gobierno del presidente populista Joao Goulart", dijo la NSA.

Un emisario brasileño llegó a La Habana el 29 de octubre, ya tarde, pues el día anterior el líder soviético Nikita Jruschov "acordó retirar los misiles, a cambio de una promesa pública del presidente Kennedy de no invadir Cuba, y otra promesa secreta de retirar misiles estadounidenses de Turquía en algún momento en el futuro", agregó.

Entre los documentos también están apuntes del fiscal general sobre el llamado "Sábado negro", el 27 de octubre, cuando se temía una guerra nuclear entre las dos superpotencias.

Los detalles del "acercamiento" de la Administración Kennedy con Castro fueron secreto de Estado durante más de 40 años, hasta 2004 cuando se divulgó por primera vez parte del esfuerzo diplomático.
 
 

Respuesta  Mensaje 5 de 7 en el tema 
De: cubanet20 Enviado: 14/10/2012 06:18
Fidel Castro contrató a exnazis
para entrenar a sus militares en la Crisis delos Misiles
El dictador cubano pudo recurrir a traficantes de extrema derecha para comprar armas en Europa, según un informe de la inteligencia alemana
 
 
Fidel Castro contrató a exnazis para entrenar a sus militares en la Crisis de los Misiles
El mercante ruso «Divinogerek» abandona Cuba a fines de 1962
cargado de misiles soviéticos envueltos en lonas  
 
Los servicios de inteligencia alemanes detectaron la presencia en Cuba de al menos dos exnazis contratados por Fidel Castro para entrenar a sus militares durante la Crisis de los Misiles, de la que este mes se cumplen cincuenta años, según informa este sábado el diario alemán «Die Welt» en su edición digital.

El 26 de octubre de 1962, el Servicio Federal de Inteligencia (BND) aseguró que Castro había contratado a exmiembros de las SS (organización paramilitar nazi) como «entrenadores de los militares cubanos». En el momento de escribir el informe, los servicios secretos alemanes ya habían confirmado la presencia en la isla de al menos dos exnazis, de los cuatro que al parecer respondieron a la invitación del líder de la revolución castrista, indica la agencia de noticias ANSA.
«El ejército revolucionario cubano no temía el contacto con personal vinculado al nazismo cuando servía a sus propios objetivos», señaló el director del departamento de investigaciones históricas del BND, Bodo Hechelhammer.

El Servicio Federal de Inteligencia también informó de que Castro supuestamente recurrió a la mediación de los traficantes de la extrema derecha alemana Otto Ernst Remer y Ernst-Wilhelm Springer para tratar de comprar cuatro mil armas de fabricación belga, según el artículo de «Die Welt», del que se hace eco el portal digital «Diario de Cuba»

La Crisis de los Misiles entre Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba estalló en octubre de 1962 cuando Washington descubrió una instalación de misiles soviéticos en territorio cubano.
 

Respuesta  Mensaje 6 de 7 en el tema 
De: cubanet20 Enviado: 14/10/2012 13:41
 
Agosto de 1962:
'desembarcamos en Cuba para instalar los misiles'
Un barco de guerra soviético, cargado de misiles
Por Marina Lapenkova
- “Julio de 1962: salimos del Báltico, con la bodega llena de explosivos destinados a volar el carguero en caso de ataque norteamericano. Principios de agosto: desembarcamos en Cuba para instalar los misiles nucleares”. Cincuenta años después de la crisis de los misiles, un ex oficial soviético relata su experiencia.
En mayo de 1962, estando de vacaciones, el oficial del Ejército Rojo Vadut Jakimov es convocado de emergencia por su unidad de aviación, cerca de Briansk (suroeste de Moscú).
 
Su unidad es de las más discretas: está encargada de verificar las ojivas o cargas nucleares que se instalan en la cabeza de los misiles. La orden es prepararse para “maniobras en el norte del país”.
 
A mediados de julio, cerca de 50,000 militares de civil y sin identificación se embarcan en cargueros, equipados con esquíes y botas de invierno. Así comienza la operación “Anadyr”, cuyo nombre, escogido para despistar, corresponde al de una ciudad del norte de Rusia.
 
“En Baltiisk (en el mar Báltico), esperamos 11 horas a nuestro carguero, el ”Ijevsk“. Sólo 30 años después supimos que nuestros servicios secretos los habían llenado de explosivos que uno de sus agentes estaba encargado de detonar en caso de ataque norteamericano”, cuenta a la AFP Jakimov, de 79 años.
 
El material sofisticado destinado a verificar las ojivas está oculto en la cubierta, bajo un revestimiento metálico que simula contener material agrícola para evitar ser detectado por los aviones espías de Estados Unidos.
 
“Ni siquiera el capitán de nuestro carguero estaba al tanto de nuestro verdadero destino: debía abrir sucesivamente tres sobres” a lo largo del derrotero. Sólo al abrir el tercer sobre, cuando entrábamos en el Océano Atlántico, se enteró de que tenía que dirigirse a Cuba“, relata el oficial.
 
Entre julio y octubre de 1962, el líder soviético Nikita Kruschov envió a Cuba ”80 cargueros, dos de ellos con 158 ojivas nucleares, otros con misiles, cañones, aviones, cohetes y tres hospitales militares“, relata Jakimov.
 
El objetivo de la operación era impedir que Estados Unidos invadiera la isla que acababa de declararse comunista, aliada de la Unión Soviética, situada a 200 km de Florida y a 11.000 kilómetros de Rusia.
 
”Jamás olvidaré aquel viaje de 17 días y medio“, suspira el anciano.
 
”Había aviones norteamericanos que nos vigilaban y sólo podíamos subir brevemente a la cubierta durante la noche“, recuerda.
 
Los 300 militares embarcados a su lado hicieron el viaje en condiciones muy difíciles, instalados en la bodega, donde la temperatura alcanzaba 50º centígrados. Muchos se mareaban. La comida comenzaba a pudrirse.”
 
“En otros cargueros hubo muertos y los arrojaron al mar”, dijo Jakimov.
 
El 3 de agosto, día del 29º aniversario de Vadut, el “Ijevsk” llegó a Cuba, al puerto de Mariel. Las operaciones de descarga se hacían de noche. “Sólo los oficiales participaron en la tarea de desembarcar nuestro preciado material”, señala.
 
Los militares reciben camisas a cuadros para intentar parecerse a obreros agrícolas cubanos y atraviesan la isla de norte a sur, antes de instalarse entre las palmeras de Santiago de Cuba.
 
Las primeras ojivas nucleares llegan a bordo de otro carguero, a fines de septiembre. “Instalamos 40 en total, en misiles FKR-1”, cuenta Jakimov.
 
Los aviones norteamericanos siguen con su misión de reconocimiento, pero resultan poco eficaces a causa del mal tiempo. El 27 de octubre, “nos enteramos de que un U2 norteamericano había sido derribado por los cubanos”.
 
“Pensamos que la guerra era inminente y que todos íbamos a morir”, cuenta. “Debíamos ayudar a los cubanos, creíamos profundamente en esa causa”.
 
Sin embargo, “un buen día, a fines de octubre, el comandante nos anuncia: ”misión cumplida, los norteamericanos ya no tocarán a Cuba“.
 
El grupo nuclear de Vadut abandona Cuba a fines de diciembre, esta vez sin ocultarse y a bordo de un crucero.
 
Cincuenta años después, al frente de una asociación de veteranos de guerra, Jakimov reclama al Kremlin el estatuto de ”veterano del frente“ para los 2,500 participantes de la operación Anadyr aún vivos. El gesto significaría un aumento de 1,000 rublos (25 euros) en su jubilación.
 
”Aunque no haya habido combates, contribuimos a evitar la 3ª Guerra Mundial“, afirma el ex oficial del ejército soviético.

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De: cubanet20 Enviado: 15/10/2012 14:25
Las armas nucleares que los soviéticos dejaron en Cuba
Castro presionó a Moscú para que en la isla permanecieran casi 100 cabezas nucleares tácticas sobre las que EEUU no tenía conocimiento
Cuba Missile Crisis Conventional Wisdom vs Reality
El gobernante cubano Fidel Castro conversa con el premier soviético Nikita Kruschov en Nueva York el 20 de septiembre de 1960. Prensa Latina / 
ImprimirJuan O. Tamayo
 
La Crisis de los Misiles finalizó el 28 de octubre de 1962, con la promesa del líder soviético Nikita Kruschov de retirar sus armas nucleares estratégicas de la isla. Pero, sin que Washington lo supiera, casi 100 cabezas nucleares soviéticas más pequeñas estaban también en Cuba. Y Fidel Castro luchó desesperadamente por mantenerlas en su poder.
En caso de que Castro hubiera logrado su cometido, Cuba se hubiera convertido en una potencia nuclear. Y si el presidente John F. Kennedy hubiera sabido que Kruschov le mintió el 28 de octubre, posiblemente hubiera ordenado una invasión estadounidense a la isla.
 
Pero el viceprimer ministro soviético Anastas Mikoyan, al sentir que al “impulsivo” Castro no podía confiársele arma nuclear alguna, las sacó de Cuba después de decirle que la ley soviética no permitía la transferencia de armas nucleares a otros países.
 
“Es una pena. ¿Y cuándo van a revocar esa ley?” le preguntó Castro a Mikoyan durante una tensa reunión celebrada el 22 de noviembre de 1962, de acuerdo con un nuevo libro por Sergo Mikoyan, hijo del diplomático soviético, y la investigadora Svetlana Savranskaya.
 
En total en Cuba había 80 cabezas nucleares para misiles cruceros FKR-1 y 12 más para misiles Luna, ambos de corto alcance, más seis bombas nucleares para los bombarderos de alcance intermedio IL-28.
 
Han pasado 50 años desde la crisis de los misiles, del 16 al 28 de octubre de 1962, cuando el mundo estuvo más cerca que nunca de una guerra nuclear y casi se volvieron realidad términos escalofriantes como “Armagedón nuclear” y “destrucción mutua asegurada”.
 
Las investigaciones en años recientes han mostrado que la crisis tuvo un mayor impacto alrededor del mundo de lo que se sabía anteriormente, afirmó James Hershberg, editor de la serie de libros publicados por el Proyecto de Historia Internacional de la Guerra Fría del Centro Woodrow Wilson, en Washington D.C.
 
Por ejemplo, las concesiones de Moscú a Kennedy empujaron a Corea del Norte a buscar sus propias armas nucleares, según mostró un estudio. Otro alegó que hizo que Vietnam del Norte acelerara su campaña armada contra el Sur.
 
Pero el libro de Sergo Mikoyan, La crisis soviético cubana de los misiles se enfoca en la crisis en La Habana en noviembre de 1962, cuando su padre se las veía con Castro para terminar de limpiar los cabos sueltos de la llamada Crisis de los Misiles, también conocida como Crisis de Octubre.
 
“El titular aquí es lo cerca que estuvo Cuba de convertirse en una potencia nuclear”, declaró Hershberg, cuya serie de libros incluye la obra de Mikoyan.
 
El libro contiene 50 documentos de los archivos del gobierno soviético y la familia Mikoyan, incluyendo transcripciones de las conversaciones entre Mikoyan y Castro. Sergo Mikoyan murió en el 2010 y Savranskaya, una investigadora del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, completó la publicación.
 
La historia esencialmente comienza después de que Kruschov le dijo a Kennedy el 28 de octubre que retiraría de Cuba las “armas que usted llama ofensivas”, refiriéndose a los misiles soviéticos R-14 y R-12 con cabezas nucleares y rangos de hasta 1,550 millas, y los aviones IL-28.
 
Lo que Kruschov no reveló fue que 98 cabezas nucleares tácticas también habían sido desplegadas en Cuba para los misiles FKR-1 y Luna, ambos destinados a la defensa costera y desplegados esencialmente para defender a la isla de una posible invasión armada estadounidense.
 
Más aún, el acuerdo oral soviético-cubano del verano de 1962 para el despliegue de las armas nucleares en la isla caribeña incluyó una promesa de que las tropas cubanas tomarían el control de las armas nucleares tácticas después de recibir entrenamiento.
 
Así que en los primeros días de noviembre, Kruschov envió a Mikoyan —el número dos en la jerarquía soviética, su principal mediador en el extranjero y un amigo de Castro desde 1960— a La Habana para una misión de varias facetas que duraría tres semanas:
 
Por un lado, Mikoyan debía asegurarle a Castro que Kennedy había prometido que no invadiría Cuba y calmar su enojo debido a que Moscú no lo consultó en sus negociaciones con Washington. Pero, además, el diplomático debía presionarlo para que aceptara inspecciones para confirmar la retirada de las armas estratégicas; urgirlo a no disparar a los aviones espías de Estados Unidos que sobrevolaban la isla y arreglar el tema de las cabezas tácticas.
 
Castro realmente echaba chispas. La retirada de los misiles lo iba a dejar sin ninguna verdadera arma de disuasión contra un ataque estadounidense, justo 18 meses después de la fracasada invasión de Bahía de Cochinos y en medio de al menos un complot confirmado de la CIA para asesinarlo.
 
El embajador soviético en La Habana informó que nunca había visto al líder cubano “tan consternado y furioso”. Y cuando Mikoyan presionó demasiado en un punto, Castro replicó: “¿Qué creen que somos? ¿Un cero a la izquierda? ¿Un trapo sucio?”
 
Inicialmente, Mikoyan y las fuerzas armadas soviéticas estaban a favor de permitir que Castro quedase en control de las armas nucleares tácticas para defenderse en caso de ataque, según su hijo.
 
Pero el 27 de octubre, Castro le envió un telegrama a Kruschov prácticamente urgiéndolo a un ataque nuclear preventivo sobre objetivos estadounidenses. El 19 de noviembre, le ordenó a su embajador en la ONU, Carlos Lechuga, que anunciara que las cabezas nucleares tácticas estaban en Cuba. A esa orden se le dio pronto marcha atrás.
 
“Mikoyan comprendió entonces que la cola cubana era totalmente capaz de menear al perro soviético”, escribió Savranskaya en un epílogo al libro. “Lo que le quedó claro a Mikoyan … es que los soviéticos no podían realmente controlar a su aliado cubano”.
 
El tema de las cabezas nucleares tácticas fue tratado en la noche del 22 de noviembre, cuando Mikoyan se reunió por más de tres horas con Castro, Ernesto “Che” Guevara y otros tres altos funcionarios del gobierno cubano en La Habana.
 
“¿Es verdad que todas las armas nucleares tácticas ya se sacaron?”, le preguntó Castro a Mikoyan según las notas de la reunión tomadas por la delegación soviética. Mikoyan respondió que Moscú “no ha hecho ninguna promesa con respecto a sacar” las armas tácticas. “Los estadounidenses no tienen información alguna de que están en Cuba”.
 
Castro presionó. “¿Entonces las armas están aquí? ¿Y no se dieron seguridades con respecto a su retirada?”. Mikoyan replicó: “No sobre las armas”. Castro agregó: “Por lo tanto, entonces las armas están aquí”.
 
Posteriormente, de acuerdo con las notas, Castro volvió al tema de las armas tácticas al preguntar “¿Transfiere la Unión Soviética armas nucleares a otros países?”
 
Mikoyan replicó que hay “una ley que prohíbe la transferencia de cualquier arma nuclear, incluyendo las tácticas, a cualquiera. Nunca las hemos transferido a nadie, y no pretendemos transferirlas”.
 
Castro insistió: “¿Sería posible dejar las armas nucleares tácticas en Cuba en manos soviéticas, sin transferirlas a los cubanos? Mikoyan respondió que no, porque las 42,000 tropas soviéticas en Cuba son técnicamente sólo “asesores”.
 
Minutos después Castro regresó otra vez a las armas nucleares tácticas: “¿Así que ustedes tienen una ley que prohíbe la transferencia de armas nucleares tácticas a otros países? Es una pena. ¿Y cuándo van a revocar la ley”, preguntó Castro de acuerdo con las notas.
 
Mikoyan esquivó la pregunta. “Veremos”, afirmó.
 
Sergo Mikoyan, quien acompañó a su padre durante los primeros días de la misión a Cuba, escribió en el libro que no está claro si tal ley en realidad existía. Quizás era una política secreta del liderazgo soviético, quizás una mentira conveniente.
 
El libro también alega que Kruschov y los otros “viejos” que gobernaban en el Kremlin a comienzos de la década de 1960 vieron en Cuba esencialmente a una revolución socialista joven y viril que necesitaba el apoyo de Moscú.
 
El también “romántico” Kruschov envió armas nucleares para defender a La Habana de los ataques de Washington y no se dio cuenta por completo de los riesgos, según el libro. Las fuerzas armadas de Moscú fueron más pragmáticas, y el despliegue en Cuba duplicó el número de misiles soviéticos que podían llegar a territorio de Estados Unidos.
 
Pero en el momento en que Mikoyan terminó su misión en La Habana, destaca el libro, Moscú veía a los dirigentes cubanos como “personas impetuosas que preparaban a su país a morir en el fuego de un enfrentamiento nuclear con Estados Unidos en nombre del socialismo mundial”.
 
Publicado conjuntamente por Woodrow Wilson Press y Stanford University Press, el libro se basa parcialmente en la obra en ruso de Sergo Mikoyan, Anatomía de la Crisis Cubana de los Misiles, publicada en el 2006.
 
Ashkhen Lazaranova, la esposa de Mikoyan durante 43 años, murió durante los primeros días de su misión de tres semanas a La Habana, pero el diplomático se quedó en la isla caribeña hasta que completó su tarea y partió el 26 de noviembre. Mikoyan murió en 1978 a la edad de 82 años de causas naturales.
 
Sergo Mikoyan, quien sirvió como secretario personal de su padre, fue uno de los principales especialistas de Moscú en América Latina y sirvió como editor de la revista América Latina, publicada por la Academia Soviética de Ciencias.
 
El gobierno estadounidense sabía de la presencia de los misiles Luna en Cuba y sospechaba de la presencia de cabezas nucleares, pero no sabía de las muchas otras armas nucleares tácticas hasta una conferencia realizada en La Habana en 1992, en el 30 aniversario de la Crisis de los Misiles, a la que asistieron delegaciones de Estados Unidos, Cuba y la ex Unión Soviética.
 
Sergo Mikoyan afirmó en el libro que todas las cabezas nucleares tácticas salieron de Cuba el 1ro. de diciembre de 1962 en el barco de carga Arkhangelsk y llegaron el 20 de diciembre al puerto soviético de Severomorsk.
 


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