Cubanos de Miami
cuestionan flexibilización de ley migratoria
BUENO,bueno BUENO, cuando la noticia salió al mundo yo se la traje y puse mi opinión que ahora veo es la misma de miles de cubanos que no solo viven en Miami sino tambien por todo el mundo...la finalidad del regimen es buscar una varvula de escape a el acontecer diario de la dictadura de Castro en su ultimo intento por mantenerce en el poder como los dueños absolutos de Cuba y de los cubanos ya hace 52 años...
Por Melissa Sanchez y Juan Carlos Chavez
El anuncio del gobierno de Raúl Castro de flexibilizar en parte su política migratoria, incluyendo la eliminación del permiso de salida que estaba en vigor desde la década de 1960, generó un ambiente de euforia dentro de Cuba pero fue recibido con una fuerte dosis de escepticismo por los exiliados de Miami.
Para Pedro Remírez, de 54 años, las medidas que entrarán en vigor a partir de enero próximo representan un esfuerzo de las autoridades por encontrar “una válvula de escape”.
“El impacto va ser que muchos cubanos en la isla van a tener la esperanza para salir pero ¿qué país les va dar la visa para salir? y ¿para dónde van a ir?”, se preguntó Remírez, quien tomaba un cafecito y platicaba con sus amigos afuera del Roma Bakery en la Calle Ocho.
Mientras tanto, otros como Elena Freyre consideraron la reforma migratoria como un cambio positivo que ayudará a los cubanos que desean salir de la isla.
Freyre, presidenta de la Fundación por la Normalización de las Relaciones Cuba-Estados Unidos, indicó que el permiso de salida —conocido como la “tarjeta blanca”— ha estado obsoleto desde hace años.
“El proceso era un proceso muy engorroso, que me imagino que allá en Inmigración lo consideraban necesario por un tiempo”, aseguró. “El cambio va facilitar muchísimos viajes de muchas personas”.
Jorge Fonticoba, de 58 años, recordó su propia experiencia en conseguir un permiso para salir de Cuba de visita hace 20 años.
“Me ponían muchas trabas para que no viniera, necesitaba conseguir cartas de permiso desde el policlínico hasta el Ministerio de Agricultura”, dijo. “Ahora, si quitan esa autorización, la famosa tarjeta blanca, me imagino que beneficiara a algunos cubanos”.
Sin embargo, al igual que sus amigos, Fonticoba expresó sus sospechas sobre los verdaderos motivos detrás de la medida. Opinó que el gobierno cubano busca un alivio a los severos problemas económicos en la isla.
“La situación está tan extremadamente mala, que simplemente han buscado una válvula de escape para aquellos que quieren irse, como el Mariel”, declaró.
Su opinión tenía eco en Hialeah, donde José Luis González consideró que la medida le dará al gobierno cubano un respiro económico, a través de nuevas remesas y menos ciudadanos qué mantener.
“Cuanto más se queda vacío, mejor para ellos”, afirmó. “Menos gente a quien tienen que dar comida”.
En La Pequeña Habana, Max Lesnik, aplaudió al gobierno cubano por aprobar una reforma que había sido planteada décadas atrás. Lesnik, director de Radio Miami y la Alianza Martiana y conocido por sus posiciones que promueven un acercamiento con las autoridades de la isla, declaró que ahora les incumbe a aquellos países que han criticado a Cuba por restringir la salida de sus ciudadanos la responsabilidad de otorgarles visas.
“Lo importante es cómo conseguir la visa de los países que de alguna forma criticaban a Cuba por no dar el permiso de salida”, expresó. “Ahora serán ellos los que tendrán que ofrecer la visa correspondiente, y esos cubanos que antes decían que no podían viajar ahora se darán cuenta de que las restricciones no son de Cuba; son de los países que critican a Cuba”.
En un taller de reparación de aires acondicionados en Hialeah, Gerardo de la Paz criticó la reforma migratoria mientras jugaba “cubilete” sobre el mostrador.
Si fuera una reforma real, comentó, no habría limitaciones para los profesionales. Por ejemplo, los altos funcionarios del gobierno, profesionales universitarios, médicos y personal médico, figuras deportivas y otras personas que desarrollan funciones “vitales”, deben conseguir la autorización de sus supervisores para salir.
“Es reírse de la población cubana”, comentó. “Si dicen que los cerebros que estudiaron no pueden salir, entonces sólo van a dejar salir a los obreros, los que no tienen educación y los delincuentes”.
Vicente Rodríguez, un empresario de Hialeah, comentó que el anuncio podría tener el efecto de tranquilizar a algunos cubanos que tienen la esperanza de algún día salir del país.
“Crea la expectativa en la gente”, precisó Rodríguez, presidente de la Cámara de Comercio Hispana de Hialeah. “Cuando tú tienes esa esperanza, te portas bien. No causas problemas”.
Respecto a la medida que elimina el permiso de entrada para los cubanos emigrados que deseen visitar la isla y la ampliación de su estancia de uno a tres meses, Remírez consideró que ésa era una disposición absolutamente anacrónica.
“¿En qué país del mundo necesitas una visa para entrar a tu propio país? Y además tienes que pagar por ella”, dijo.
En Washington D.C. legisladores cubanoamericanos criticaron abiertamente el nuevo marco regulatorio anunciado por las autoridades cubanas. Los legisladores explicaron que Cuba no sólo continúa imponiendo restricciones sino que también quiere dar la impresión de un proceso de cambios que no existe.
“Lo que el pueblo cubano realmente desea es tener libertad de reunión y expresión sin temor a largas penas de prisión y acoso sin sentido, y la libertad de elegir a sus líderes en elecciones justas y transparentes”, indicó la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen. “Estas llamadas reformas no son más que intentos desesperados de Raúl Castro para engañar al mundo haciéndole creer que Cuba está cambiando”.
Mientras tanto, el senador republicano Marco Rubio declaró que el anuncio de La Habana es un intento para distraer a la opinión pública y evadir responsabilidades sobre sus actos represivos.
“La nueva política de viajes de Cuba está muy por debajo de lo que el pueblo cubano desea realmente, que es vivir en libertad”, indicó Rubio en un comunicado enviado a El Nuevo Herald. “Estas restricciones son contrarias al derecho internacional, según lo especificado en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Esto es simplemente gato por liebre”.
La polémica sobre la flexibilización de la política migratoria también surgió a nivel de grupos de exiliados cubanos. En ese contexto, el Cuba Study Group (CSG), radicado en Washington, calificó de paso “positivo” el anuncio debido a que soluciona “parcialmente” el tema de las libertades.
“Tales cambios podrían ayudar a reducir el aislamiento del pueblo de Cuba y aumentar los contactos entre los Estados Unidos y la sociedad civil cubana”, puntualizó el CSG.
En Miami, el Directorio Democrático Cubano (DDC) fustigó el anuncio de las medidas, al tiempo que las calificó de maniobras cosméticas.
“No cambia en nada el fundamental secuestro de los derechos cívicos del pueblo cubano por parte de la dictadura que padece”, señaló el DDC.
Fuentes de la disidencia interna consultadas por el Nuevo Herald insistieron en la necesidad de que el gobierno cubano abra las puertas a un marco libre y sin condicionamientos.
“Es una ley oportunista para tratar de sacar un poco de presión de este caldero social en que ellos mismos han convertido a la sociedad cubana”, declaró el opositor Guillermo Fariñas, Premio Sajarov del Parlamento Europeo 2010.
Martha Beatriz Roque, economista disidente y directora de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, sostuvo que en la práctica las autoridades seguirán imponiendo sus reglas, especialmente contra la oposición. Dijo que podría alentarse una oleada migratoria a mediano plazo.
“El gobierno cubano posiblemente tendrá que afrontar otras demandas”, declaró Roque. “El pueblo va a continuar presionando para que se hagan más concesiones”.