"Saldrán más futbolistas del armario y nos
llevaremos más de una sorpresa"
Marcus Urban futbolista gay
Un estudio realizado en la Universidad inglesa de Staffordshire por los sociólogos Ellis Cashmore y Jamie Clelland después de entrevistar a más de tres mil futbolistas, entrenadores, árbitros y aficionados respecto a su actitud frente a la diversidad sexual, arroja un resultado desalentador, si bien un 93% rechazaba la homofobia, la mayoría admitió que prefería no tener un gay en su equipo para evitar la burla de las hinchadas rivales.
John McClelland -ex portero profesional irlandés- añade que ”muchos callan por la presión de representantes, clubes y auspiciadores. Hay intereses comerciales detrás de ese silencio”, denuncia. Uno de cada cuatro futbolistas encuestados dijo conocer al menos a un colega homosexual en actividad. “Hoy existen alrededor de medio millón de jugadores asalariados en el mundo y ninguno se declara abiertamente gay. Los hinchas deben desafiar a las organizaciones que rigen el deporte para que se opongan a esta cultura del secretismo”, sugiere la socióloga Ellis Cashmore.
“En casi todas las actividades humanas la homosexualidad es tolerada. Los gays trabajan sin ser molestados en el espectáculo, en la política e incluso en deportes violentos como el rugby. El fútbol, sin embargo, es uno de los últimos reductos sociales donde este tema es tabú y la homofobia parece aceptable” , confirman.
El peso del machismo y la homofobia condena a muchos jugadores de fútbol gays al silencio. Y para cambiar esta situación se han realizado campañas lideradas por las federaciones de fútbol internacionales aunque, por el momento, la homofobia está patente en un deporte, al parecer, coto del los heteros. Los tímidos intentos que se han realizado para contrarrestar la homofobia viene también de los propios jugadores como el alemán Marcus Urban, que militó en la década de 1990 en el equipo de fútbol Rot-Weiß Erfurt en el medio campo y contra profesionales como Frank Rost o Thomas Linke y que se hizo famoso tras la publicación de su biografía titulada "Versteckspieler: Die Geschichte des Fußballers schwulen Marcus Urban" que vendría a traducirse como "Jugadores ocultos: La historia del futbolista gay Marcus Urban" donde ofrece testimonios de sus propias experiencias.
Marcus estudió Sociología y Arquitectura en Weimar, su ciudad natal. En noviembre de 2007 salió del armario en una entrevista y en 2008 se editó su biografía. Marcus quería convertirse en uno de los mejores futbolistas de la RDA. En la Alemania comunista de los 90 no había muchas opciones para un futbolista gay. El sentimiento de culpa y la depresión acompañaron prácticamente al jugador durante su etapa en el fútbol. En 1994, con tan sólo 23 años, abandonó su carrera deportiva. Era ambicioso y tenía talento, pero no podía vivir en la mentira. En un viaje de Erasmus que realizó a Nápoles se enamoró de un chico lo que le dio valor para confesarlo, primero a la familia y luego a sus compañeros. Su historia la cuenta en un libro que ha dado que hablar en Alemania: “Imagínese si muchos gays y lesbianas saliesen a la luz en el fútbol. Las cosas mejorarían para todos”. Urban trabaja en la actualidad como asistente de marketing y diseño en Hamburgo.
En opinión de Marcus, los clubes de fútbol deberían contratar a consultores sobre la diversidad “para que eviten una discriminación que no es exclusiva hacia los homosexuales, sino también hacia otros tabúes sociales y culturales fuera por el origen, el sexo, la ideología o la religión”. Pero también opina Marcus que “las nuevas generaciones son más pacífica y abiertas. En Alemania el silencio de los jugadores gays no duran mucho más, incluso habrá sorpresas”, advierte.