Otro adolecente gay se quita la vida tras sufrir acoso homófobo - Cuba Eterna

Ha vuelto a suceder. Josh Pacheco, un adolescente gay de 17 años, se ha quitado la vida en Fenton (Michigan, Estados Unidos). Tenía una sonrisa contagiosa, unos hermanos que lo adoraban, una familia que lo apoyó después de su salida del armario, interés por la política, pasión por el teatro. No bastó. “Lo siento, no he podido ser lo suficientemente fuerte”, dejó escrito. Su madre no tiene dudas de que el acoso homófobo pudo con él.

Su madre, Lynette Capehart, y su padrastro supieron “oficialmente” de la homosexualidad de Josh solo dos meses antes de su muerte, cuando el chico decidió comunicarles que era gay. Para su madre no fue, de todas formas, una sorpresa. La familia le dio su apoyo en todo momento. Su madre solo tiene elogios para él. “Era divertido, y extremadamente sensible hacia los sentimientos de los demás”, cuenta. “Era un chico joven con un alma de mayor”, añade, explicando que ya desde niño se encontraba cómodo hablando con los adultos sobre historia o política. Pero Capehart se lamenta de no haber sido suficientemente consciente del acoso que su hijo parece haber sufrido, pese a que algo intuía. Una de las pistas que le hizo pensar en ello fue que en octubre, después de un baile de bienvenida en el instituto, llegó a casa llorando. Pese a sus esfuerzos, el chico se negó a contar qué había pasado. Tras su muerte otros estudiantes le han contado que Josh fue acosado en las taquillas del instituto. “No quería contarnos mucho. Era descorazonador”, explica su madre. Después de que el fin de semana de Acción de Gracias Josh les asustara con algunos comentarios sobre su futuro, sus padres concertaron una cita con un consejero, pese a que poco después parecía volver a su estado de ánimo habitual.

Fue su padrastro el que la semana pasada vio en el perfil de Facebook de Josh la siguiente cita de El Señor de Los Anillos: “Lamento anunciar que ha llegado el final. Ahora me iré. Os dedico mi más sentida despedida. Adiós”. Asustado, y sabiendo que ese día el chico se había quedado en casa por sentirse enfermo, llamó inmediatamente a su vecino para que comprobara como estaba su hijastro. Fue demasiado tarde. El chico ya se había quitado la vida en el garaje de su casa. Junto a él la nota antes citada.

Poco a poco comienzan a surgir más evidencias de que el chico estaría siendo víctima de acoso homófobo por parte de algunos compañeros. Al parecer alguno de los profesores afirma haberlo sospechado, aunque nunca fue comunicado de forma oficial. Algunos estudiantes también lo han asegurado. El distrito escolar ha iniciado una investigación, reconociendo que el hecho de que no les llegara ninguna queja no supone que el acoso no existiera. También ha prometido tomar medidas para evitar casos similares en el futuro.

Alrededor de 30 personas intervinieron en el funeral de Josh contando como conocerlo había cambiado sus vidas. Muchas más quisieron hacerlo, pero no pudieron por falta de tiempo. Era sin duda un chico muy querido. Ojalá su historia sirva realmente para que se tomen medidas que eviten futuras tragedias.