Soy un cubano como otro cualquiera de los muchos que están por todo el mundo, en mi caso, en España, más específicamente en la Isla de Tenerife, Canarias. Luego de vivir casi dos años en Madrid me decidí a venir a esta hermosa isla, y aunque tengo mucho que contar de mi historia personal como emigrante, me dedicaré solo a narrar lo que estoy pasando por estos días.
Resulta que estoy hace solo 3 meses en Tenerife. Al llegar, imagínense cómo me sentí, luego de vivir en Madrid, una ciudad sin agua por ningún lado, solo con piscinas, y yo una persona que se crió en el Malecón de La Habana, en la zona de La Punta, bañándome en sus aguas que, aunque contaminadas, me brindaban horas de entretenimiento, como a muchos cubanos. Fui bombero de rescate, con mucho orgullo, salvé a muchas personas en esas mismas aguas donde nadaba, ya como bombero profesional. Llegar a esta isla y ver el mar fue como revivir todos mis recuerdos. Estuve más de una semana explorando la isla; todo gracias a una cubana que lleva años aquí, casada con un señor canario. Todo estuvo muy bien: el paisaje, el contraste de sus elevadas lomas con ese mar y todos los deportes acuáticos que aquí se practican, y espero que algún día se puedan realizar igualmente en mi país, sin ningún impedimento y con total naturalidad, sobre todo pagando con una moneda única, la misma con que nos paguen, como aquí hace cualquiera, según el resultado de su trabajo.
Entrando entonces en la realidad, empecé a repartir currículos por todos los hoteles, pensando que tenía alguna posibilidad de conseguir trabajo, luego de haber pasado un curso de recepcionista de hotel en Madrid, con prácticas por cuatro meses. Además, hablo inglés e italiano. Después de una semana, me llaman para una entrevista, y todo muy bien, me dijeron que me llamaban si se decidían por mí, pero hasta el día de hoy nada. Yo ni soy camarero, ni dependiente, ni barman; trabajos aquí muy demandados. Pero los requerimientos no terminan ahí: hay que hablar alemán, ruso, sueco, francés, y mientras más idiomas mejor. Finalmente estoy de “relaciones públicas”: en la calle alquilando un tipo de barquito en un puerto muy frecuentado por turistas. Pero, como la crisis ha afectado a todos, llevo casi un mes sin lograr alquilar nada; y yo gano solo comisión, no tengo salario fijo, ni contrato. Pero es lo único que apareció, y yo, como cubano luchador , que trabaja en lo que aparezca, pues ahí estoy .
Ahora la Navidad se acerca, y yo sin un euro, comiendo pan con mortadella y una lata de Sprite como almuerzo. Exactamente 2 € que gastar, para seguir en la calle, detrás de los turistas, a ver si me alquilan algo; y con la desventaja de tener a mi lado tres señores ingleses de relaciones públicas , pero con más opciones que ofrecer a los turistas, en cuanto a deportes náuticos se refiere. Todo un reto para mí.
Bueno, para contar más, hoy mismo entré a un mercado y tenían las piernas de puerco a 2,50 € el kilo, empacadas al vacío; y me ha dado una nostalgia de la carne que compraba antes, con sus moscas acompañantes incluidas, y a temperatura ambiente, pero con un sabor que no se compara con esta de aquí, algo insípida. Pero al final no pude comprarla, porque costaba alrededor de 29 €, y, como no tengo un euro para mis Navidades, me comeré la nostalgia de mis fines de años en mi tierra.
También me compré una bicicleta, para no pagar el autobús que me cuesta 2.30 € diarios, que no puedo pagar. Lo malo es cuando regreso del trabajo, que es como subir el Pico Turquino, porque vivo en un pueblo, que está en una loma empinada. Y todo por ahorrar los dos euros, que no tengo.
El asunto es serio, la crisis aquí ha hecho que no haya empleo; y eso que, como decimos en Cuba, ¡yo hago lo que sea! Pero, aquí yo no he encontrado todavía “lo que sea”. Y es que la cosa está muy mala en toda Europa, en general, y en España, por supuesto, peor; por lo que les transmito a mi gente en Cuba, mis mayores deseos de que la pasen lo mejor que pueda cada familia, comiendo el puerco asado, el pavo o lo que puedan conseguir para poner en la mesa. Yo todavía, después de más de dos años en Europa, no puedo hacerlo como lo hacía en mi tierra.
La mía es una de esas historias que nadie cree, porque hay que vivirla en carne propia. No quiero quitarle los sueños a nadie, pero es mi realidad, como la de otros cubanos que conozco de España.
Cada persona lucha a su manera, y el cubano siempre se crece ante las dificultades, pero esto aquí afuera, es distinto a como se describe dentro. Muy diferente a como dicen que era años atrás, cuando había trabajo donde quiera. Siendo algo positivo, pienso que Europa ya no es para los cubanos, y, aunque todo es relativo en esta vida, espero nadie pase por mi experiencia.
Saludos a todos, y les pido disculpas por mi manera de escribir. No soy escritor, solo pretendo hacer saber mi realidad, con mis propias notas, si se me permite la libertad de expresión.
Felicidades a mi gente en Cuba, a este sitio Cubanet, el cual visito frecuentemente. Espero que mi Navidad del 2013, la pase mejor que esta de ahora.