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General: TENEMOS PAPA Y ES ARGENTINO
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 13/03/2013 20:19
 
«Habemus Papam»:
Jorge Mario Bergoglio es el nuevo Papa Francisco
El arzobispo de Buenos Aires, de 77 años, es el primer latinoamericano que se convierte en Sumo Pontífice
 
Jorge María Bergoglio será el Papa Francisco
Bueno,bueno,bueno hay que ver como miles de millones de personas son fanaticas de Papados y de Politicos.. yo sigo y seguire siendo fanatico de Dios creador de lo visible e invisible y no venero ni imagen ,ni hombres que en la tierra se crean los reyes y dueños de los humano..Que viva Cristo en mi corazón y en el de todos los que lo quieran recibir.
 
La mayor multitud jamás reunida en la plaza de San Pedro para saludar a un nuevo Papa recibió con un aplauso atronador el anuncio de la elección del cardenal arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio como Francisco I.
 
La primera reacción de la plaza fue un «¡Noooo!”, pero poco después comenzaron los gritos de “¡Francesco! ¡Francesco!».
 
Como su estatura no es muy alta, le pusieron una peana cuando se asomó al balcón, con un aspecto serio que recordaba a Pio XII pero más sonriente. Su primer saludo fue: «Fratelli e sorelle, buona sera!». A continuación, también en italiano, comentó con sencillez que la ciudad tenía un nuevo obispo: «Mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo. Os agradezco la acogida».

A continuación vino la primera sorpresa: «Antes de nada querría hacer una oración por nuestro obispo emérito, Benedicto XVI, Recemos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo custodie. Padre Nuestro…». Era una continuidad visible.
 
El Papa Francisco I explicó que «comenzamos un camino de fraternidad, de amor, de confianza. Recemos para que haya una gran fraternidad en todo el mundo», y especialmente «en esta bella ciudad».

Enseguida llegó la segunda sorpresa: «Antes de dar la bendición os pido un favor, que pidáis al Señor la bendición para su obispo. Hagamos en silencio esta oración vuestra por mí». Inclinado humildemente, el Papa Francisco I espero un momento. Luego le colocaron la estola y comenzó su primera bendición «Urbi et Orbi».

Es el primer Papa americano al cabo de quinientos años desde la evangelización del Nuevo Mundo. No figuraba en las «quinielas» de «papables», pero sí estaba en el corazón de los electores.

Se despidió anunciando que al día siguiente iría a rezar a la Virgen y con un sencillo: «Buenas noches y buen descanso». Era ya una presencia familiar. Un Papa sencillo, un Papa «de casa».

El jesuita argentino de 76 años fue elegido al quinto escrutinio, y es el Papa número 266, incluyendo como primero a Pedro de Betsaida. Recibió una mayoría de dos tercios de votos de 115 cardenales electores, de 48 nacionalidades, reunidos durante dos días en la Capilla Sixtina. Había sido el más votado en el Cónclave de abril del 2005 después de Joseph Ratzinger.
 
La espera, desde la fumata blanca hasta el anuncio del nombre, fue un poco más larga que en ocasiones anteriores, pero por fin, a las 20.12, el cardenal protodiácono, Jean-Louis Tauran, enfermo de Parkinson, apareció en el balcón para anunciar: «Habemus Papam!». La fumata blanca se había asomado con fuerza a las 19.06 -acompañada enseguida del repique de todas las campanas-, al cabo de una jornada de lluvia que no fue capaz de frenar el entusiasmo de los fieles, que en ese momento llenaban ya la plaza de San Pedro. El entusiasmo y el tremolar de banderas fueron simultáneos y eléctricos.
 
«¡Viva el Papa!»

Fue una alegría incontenible, con gritos de «¡Viva el Papa!» en todos los idiomas, antes de conocer su nombre. En la plaza había una presencia masiva de jóvenes, y a medida que iban llegando los romanos descubrían que tenían que quedarse en Via della Conciliazione, pues la plaza estaba ya abarrotada.

Durante horas, el público había estado observando la gaviota de turno posada sobre la chimenea. Cada vez que el pájaro se iba era una falsa alarma de fumata. Uno o dos minutos después, otra gaviota tomaba esa posición, como si les gustase la luz de los reflectores y el momento de fama.

Veinticinco minutos después de la fumata blanca, la banda de la música de la Gendarmería vaticana irrumpía también en la plaza al son de una de sus marchas, seguida de la Guardia Suiza, que formaba un piquete de honor para recibir al nuevo Papa. Unos minutos después llegaba la banda de los Carabinieri con una tonadilla alegre y pegadiza. Detrás de ellos, la Marina Italiana, la Aviación, el alcalde de Roma, Gianni Alemanno. ¡Era la mayor fiesta del año para la ciudad de Roma y para el mundo!

El entusiasmo era indescriptible en la plaza y esta vez era mundial, pues la fumata había sido seguida por televisión en directo e Internet en todo el planeta. En cuanto se vio claro que era blanca, se desencadenó una oleada de tuits: del Pontificio Consejo de Comunicaciones Sociales y de diócesis de todo el planeta. La fiesta era, enseguida, mundial. Era la alegría de la «Ciudad y el mundo», que el Papa iba a bendecir «Urbi et Orbi» desde el balcón de la basílica de San Pedro.
 
Era otro día de gran fiesta para el Pescador de Galilea. Y, en Castel Gandolfo, de gran satisfacción para Benedicto XVI. Es la décima vez, en la historia de la Iglesia, que hay un relevo en vida del Papa anterior. La transición ha sido perfecta. Como quería Benedicto XVI, el timón de la nave ha pasado a manos más jóvenes y más fuertes.
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 13/03/2013 20:40
Bueno ,bueno, bueno, ACABO DE LEER EN el grupo amigo La Cuba de Papiyo que el Bergolio de origen argentino es un hombre gris y reaccionario y tambien sospechado de sus procederes durante la ultima y siniestra Dictadura Militar.. Bueno no me sorprenderia para nada que estas acusaciones fuerán verdad ya que la iglesia católica no sale de un escandalo para entrar en otro y atravez de su historia hemos visto y descubierto muchas injusticias,muertes y descriminación, todo en  nombre de Dios y de la sagrada Biblia.. Lo que si me sorprenderia que fuera comunista,gay o defensor de todos los derechos humanos a los que aveces se nos quieren quitar.. o nos han quitado..-

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: BuscandoLibertad Enviado: 13/03/2013 20:51
Un hombre modesto acostumbrado a ser el primero
Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano, es conocido por clamar
contra la desigualdad social en el país
 
 
 
Jorge Bergoglio, el nuevo papa Francisco I, era hasta hace horas el arzobispo de Buenos Aires, pero se lo podía ver andando en metro para llegar a la catedral argentina. En ese cargo ha protagonizado un largo enfrentamiento con los Kirchner que llegó a su punto de máxima tensión cuando la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, impulsó la ley del matrimonio gay. Conservador moderado, los sectores más ortodoxos de la Iglesia católica lo criticaron por su supuesta tibieza en el rechazo a aquel proyecto.

Bergoglio, hijo de italianos nacido en Buenos Aires hace 76 años, se ha convertido en el primer jesuita que llega a máximo pontífice. Fue provincial de los jesuitas argentinos entre 1973 y 1979, tiempo durante el cual fue acusado de haber entregado al régimen militar (1976-1983) a dos sacerdotes de su orden. En 1998 llegó a arzobispo de Buenos Aires y como tal protagonizó en la crisis argentina de 2001/2002 un papel importante como impulsor del diálogo político y social. En 2003 llegó a la presidencia del país sudamericano Néstor Kirchner, que desde un principio mantuvo una mala relación con Bergoglio. En 2004, el arzobispo criticó "el exhibicionismo y los anuncios estridentes", en un mensaje implícito contra Kirchner, que entre otras medidas había reabierto los juicios contra los criminales de la dictadura.

Bergoglio se ha distinguido por sus discursos denunciando la pobreza, la corrupción y lo que él llamaba “crispación” política. Siempre se ha mostrado austero y reservado. Los discursos que irritaban a Kichner y Fernández eran pronunciados en homilías. Ha hablado pocas veces con la prensa, como cuando en 2010 negó en una entrevista con el periódico Perfil cualquier colaboración con la dictadura y contó que había ayudado a los jesuitas perseguidos. Bergoglio llegó a ser citado para declarar como testigo en los juicios por los crímenes del régimen.

El primer papa latinoamericano siempre se ha mantenido fiel a la doctrina católica. No proviene de las corrientes progresistas ni de la Teología de la Liberación. Incluso, cuando se discutió el matrimonio gay en Argentina, llegó a escribir una carta a unas monjas carmelitas que la oposición a esa ley era una “guerra de Dios” ante una “movida del diablo”. Fernández comparó su campaña con la Inquisición.

Bergoglio, no obstante, lejos está de representar el ala más conservadora de la Iglesia católica. Él siempre representó la alternativa frente a los más ortodoxos del catolicismo argentino. Este sacerdote de la Compañía de Jesús, poderosa orden de intelectuales dentro de la Iglesia, muchas veces enfrentada con Roma y en los últimos tiempos con el Opus Dei, también se ha distinguido por permitir que los curas más progresistas de su diócesis se desempeñaran con bastante libertad. En 2005, cuando fue elegido papa Benedicto XVI, Bergoglio fue el candidato opositor, el que representaba a la moderación frente al más extremo conservadurismo. El papa argentino además no tiene nada que ver con la burocracia vaticana. Es más: poco le gustaba tener que viajar a Roma.

Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936. Hijo de inmigrantes italianos: él era empleado ferroviario y ella, ama de casa. Fue a la escuela pública. Estudió para ser técnico químico y como tal trabajo en laboratorios hasta que a los 21 años, en 1957, decidió entrar al seminario jesuita. Estudió humanidades en Chile y en 1960, de regreso a Buenos Aires, obtuvo la licenciatura en Filosofía en el Colegio Máximo San José, de los jesuitas. Entre 1964 y 1966 fue profesor de Literatura y Psicología primero en un colegio de la ciudad de Santa Fe y después en otro de Buenos Aires. De 1967 a 1970 cursó Teología en el Colegio Máximo y se graduó de licenciado. Solo en 1969 se ordenó sacerdote, a los 33 años. Pero después comenzó una rápida carrera en la Compañía de Jesús.

Con solo 37 años llegó a ser el jefe de los jesuitas de su país. En aquel tiempo, el régimen militar secuestró a dos sacerdotes de su congregación que actuaban en barrios de chabolas de Buenos Aires y que tenían posiciones progresistas, Orlando Yorio y Francisco Jalics. En organismos de defensa de los derechos humanos se lo acusa de que, como provincial de los jesuitas, denunció ante la dictadura que ambos eran guerrilleros. Bergoglio dijo, en cambio, que hizo gestiones ante el entonces dictador argentino, Jorge Videla, para que fueran liberados, lo que finalmente sucedió.

En 1992 fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires y se convirtió en el jefe de la Iglesia de su ciudad, una de las más pobladas del mundo, en 1998. En 2001 Juan Pablo II lo nombró cardenal. Después llegó a presidente de la Confederación Episcopal Argentina, y como tal atravesó una de las crisis políticas, sociales y económicas más graves de su país y el periodo de enfrentamiento con los Kirchner. En la crisis se distinguió por su llamado a la lucha contra la pobreza y la resurrección moral de su abatido país. Años más tarde, Bergoglio, sin nombrar a los Kirchner, decía que el “peor riesgo es homogeneizar el pensamiento” y también criticaba los “delirios de grandeza”. En el conflicto entre los Kirchner y los agricultores, el cardenal también dio algunas señales críticas hacia el Gobierno. Los Kirchner lo veían como un opositor político que no reconocía la reducción de la pobreza lograda durante sus años de gobierno, pero Fernández calmó el enfrentamiento cuando congeló los últimos proyectos de ley para la despenalización del aborto.

El nuevo papa, al que se lo podía ver celebrando misas con cartoneros (personas que buscan metales, botellas y cartones en la basura para revenderlos), dejó la presidencia de la Confederación Episcopal Argentina en 2011. En el kirchnerismo respiraron tranquilos. No se imaginaban que acabaría como sucesor de San Pedro.

Pero las batallas de Francisco I ahora ya no serán las de la política argentina. Sus desafíos serán globales. Ha tenido experiencia de rivalizar con los sectores más conservadores de su país, que le exigían más dureza contra el matrimonio gay o el aborto. Por ejemplo, Bergoglio nunca se puso al frente de marchas callejeras contra las bodas de personas del mismo sexo, como sucedió con la Iglesia española. Tampoco se lo ha escuchado nunca pronunciándose a favor del uso del latín o en contra manifestaciones populares o modernas de la liturgia. Los que esperan un papa revolucionario tal vez no lo encuentren en Francisco I, pero al menos podrán conformarse con que no se trata de otro Joseph Ratzinger.
 


 
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