La otra información en Cuba
El periodico Granma pierde terreno ante los nuevos medios clandestinos de la información
La información en Cuba entra hoy de muchas maneras.
Wendy Guerra /
Hace poco visitaba a un amigo y, antes de irme, ya tarde, tocaron a su puerta. Una vecina le traía la memoria que cada noche aparecía en su casa con los periódicos internacionales y las noticias más importantes. Un batido de titulares desarrollados, compactados en la preciada memoria que va de mano en mano. Así circula, en las madrugadas y en este barrio, la información.
He descubierto cines particulares, salas hechas dentro de las casas. Estos cines 3D ofrecen las películas de estreno, palomitas de maíz y una Tropicola, si pagas de 3 a 5.Cuc, te dispones a ver el mundo en tercera dimensión.
Los programas informativos y de entretenimiento llegan a ciertos hogares cubanos por medio de una persona que pasa a eso de las 5 PM con su mochila al hombro para alquilarte la programación del día anterior. Así vemos a presentadores tan familiares para nosotros como Camilo Egaña, Alexis Valdés y Omar Moynelo. Cantantes que creímos perdidos, meteorólogos, actores, productores, analistas de política o de cine cubano, narradores deportivos que se fueron hace años de nuestros medios, aparecen hoy en aquellos vídeos alquilados que contienen unas cuantas horas de programación editada al gusto de quien los captura desde su parabólica casera.
Casi todos los que hoy tienen su espacio en la televisión de Miami, en CNN o tal vez en cadenas latinoamericanas, tenían uno en el diario acontecer de nuestras vidas dos décadas atrás. Ellos regresan desde lejos, años más tarde, a informarnos paralelamente desde otra parte del mundo. Así regresa una nostalgia reciente, la de los que se fueron pero no desaparecieron del todo. Y así la gente se entera de noticias que la televisión cubana no trasmite o a las que le imprime otro ángulo, el suyo: juzgarlo queda ya en el discernimiento de cada persona, somos adultos y tenemos cabeza para pensar. Con una y otra parte podemos hacer ejercicios de justo equilibrio y llegar a formaros una opinión muy personal.
Al día siguiente en el trabajo o en la esquina se comenta y califica lo que está pasando y así, poco a poco, corre la voz de la otra información. Tras 50 años de recibir una noticia masticada y diseñada, un acontecimiento embalsamado y maquillado por nuestros órganos de información nacional, entramos en una fase de filtración imparable. Aquella donde la gente es dueña de saber deslindar qué le parece, ridículo, verosímil, inventado, creíble, justo edulcorado o coherente de cada lado. Esta rápida vía de la información marca en Cuba el fin del paternalismo informativo.