Crónica de un Primero de Mayo anunciado
Concentración de Primero de Mayo, Plaza de la Revolución foto de archivo.
Orlando Delgado | La Habana |
Los trabajadores no alcanzan a vivir de su trabajo y las autoridades no adoptan las medidas necesarias para conseguirlo. Mientras tanto, el desfile oficial se convoca con este lema: 'Unidos por un socialismo próspero y sustentable'.
Una pesadilla orwelliana impregna el ambiente de los centros laborales cubanos. El lema que presidirá el desfile del Primero de Mayo mueve a risa: "Unidos por un socialismo próspero y sustentable". Pero es solo eso, una consigna vacía que nos hace recordar aquel Ministerio de la Verdad de la novela 1984. Donde la mentira se convierte en verdad y la verdad está a la vista de todos, pero para el poder no existe.
El ambiente en la capital cubana transcurre sin grandes sobresaltos. En años anteriores, días antes de esa señalada fecha se llenaban las calles con carteles alegóricos al desfile, se anunciaba que Fidel Castro pronunciaría uno de sus largos discursos y se preparaban grandes pancartas. Sin embargo, el ambiente que respira La Habana no se asemeja al de años atrás: en la Plaza de la Revolución solo se ven las señalizaciones que guiarán por donde entrar y salir para el desfile, y en los edificios aledaños no se han desplegado grandes pancartas. Solamente la televisión oficial pone un spot entre programa y programa convocando a todos a asistir.
Será un acto muy gris, empezará muy temprano para que el sol no castigue demasiado, y las palabras centrales estarán a cargo del secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Salvador Valdés Mesa. El discurso de este señor, muy predecible, reafirmará el compromiso de los trabajadores con la "actualización del modelo económico, con el socialismo, con Fidel…" Bla, bla, bla.
Son tantos los compromisos a los cuales está obligado el obrero cubano que los burócratas "olvidan" que el principal compromiso de cualquier trabajador es con la manutención de su casa y su familia. Y que el salario devengado es incapaz de garantizarles a los trabajadores cubanos un sustento digno.
Muchos de los allí presentes harán como que le escuchan, pero "Salvador" no le hablará a los trabajadores, sino que recitará el mismo gastado parlamento que la tribuna desea escuchar. Si el inclemente sol comienza a picar, muchos aprovecharán el menor descuido de sus jefes para escabullirse, ansiosos porque termine la pantomima.
Lo más probable es que el acto no dure más de dos horas y que la asistencia carezca de la masividad de décadas atrás. Para la inasistencia cualquier justificación será válida en función de librarse de tan pesado trámite.
Los más comprometidos con el régimen serán los que rompan el desfile y les seguirán muchos que no desean perder alguna de las prebendas que el sistema les da. Se combinarán carteles de apoyo a los Castro con la petición de la liberación de los cinco espías, convertidos en campos de batalla del régimen para mantener entretenidos a los incautos. Y habrá muchas consignas y llamados rimbombantes a lo que el sistema es incapaz de generar: eficiencia, productividad y disciplina.
Tal vez Castro II se aventure a hablar, pero si no lo hace es porque nada nuevo tiene que anunciar.
La prensa oficial dedicará grandes espacios a las protestas laborales y huelgas en el mundo entero, para reafirmar el supuesto paraíso insular frente a la difícil situación de muchos trabajadores en distintos puntos del planeta. De igual manera, recogerá declaraciones de participantes del acto habanero donde declararán su satisfacción por estar allí "ratificando su adhesión a la Revolución" y un sinfín de lugares comunes.
Este Primero de Mayo es tan dibujable de antemano como el resultado de las "elecciones" castristas. Un día donde no habrá sorpresas de ningún tipo y los cubanos de a pie aprovecharemos para degustar un buen filme, compartir con la familia y descansar. El gran anhelo de la clase trabajadora cubana seguirá pendiente: poder vivir de su trabajo. Y el poder sigue mostrándose incapaz de adoptar las reformas necesarias para poder cumplir ese deseo en la Cuba actual.
Por eso el castrismo pierde tantos adeptos y el paso inexorable del tiempo es su mayor conspirador. Este Primero de Mayo no habrá en Cuba celebración ni fiesta —como acostumbra a decir el oficialismo—, solo será un día más en el largo ocaso del totalitarismo caribeño.