La internet más cara del mundo donde se gana 15 dólares al mes
| Por La Singularidad
Recientes noticias anuncian la puesta en funcionamiento de flamantes salas de Internet por toda la isla. Hasta el momento los reportes sobre páginas censuradas han sido escasos pues el régimen, más que censurar por acceso, pretende censurar por precios.
¿Qué significa esto de censurada por precios? El estado sabe muy bien que muy pocas personas en Cuba pueden darse el lujo de pagar 4.50 en moneda fuerte por una hora de Internet y por lo tanto no está censurando abiertamente los sitios que le son incomodos. En sus mentes maquiavélicas, es una jugada maestra pues a los ojos del mundo dan una impresión de apertura mientras dentro de la isla mantienen su férreo bloqueo a la información a la gente que a ellos les preocupan, las masas pobres que más temprano que tarde saldrán a las calles a disputarles el futuro.
El Flash USB salvador y la espina desconectada.
Con lo que no ha contado el régimen en sus cálculos maquiavélicos es con la inventiva de los cubanos y la disponibilidad de herramientas que permiten, de forma barata, acceder a los contenidos que ellos censuran. Sin tener que pagar este caro servicio, los cubanos que tienen acceso a computadoras en sus casas o trabajos o un teléfono inteligente pueden hoy acceder a contenidos offline mediante Paquetes Web todo el tiempo que deseen sin pagar un centavo. No es lo mismo esperar un ómnibus que nunca llega mirando al lejano horizonte que leyendo en la pantalla de tu celular websites con el dulce sabor de lo prohibido.
Además del acceso a los contenidos desconectados súper baratos y fáciles de copiar y distribuir los cubanos seguirán prefiriendo los métodos que han venido usando hasta ahora: las cuentas ilegales de Internet y el acceso desde centros de trabajo mediante herramientas anti-censura como TOR desde USB, proxies anónimos, VPNs y otros.
Otro efecto interesante es el efecto multiplicador de las memorias USB flash descrito por Yoani Sanchez en su visita a Nueva York. Como el acceso es tan caro y limitado las personas que acceden a Internet desde estos nuevos centros o mediante otros métodos no se detienen a leer contenidos en el momento de la navegación conectada. Por lo general descargan lo más rápido posible las páginas, fotos, videos, audios o programas de interés a sus memorias USB flash para después con calma leerlos de forma desconectada. Esta información descargada es después distribuida de mano en mano a amigos de confianza quienes a su vez los comparten con otros.
Tampoco el régimen calcula que sus nuevas 118 cabinas públicas de acceso a Internet necesitarán de 118 administradores del local y 236 cuidadores o más que trabajarán en los mismos y quienes también tienen que alimentar a sus familias. Como siempre pasa, la corrupción o en el caso de los cubanos, “la lucha” o supervivencia también hará estragos en estas nuevas cabinas. ¡Bienvenidas sean!