El arzobispo emérito de Filipinas opina sobre las declaraciones del Papa
En medio del fuego cruzado de declaraciones alrededor de la cuestión LGBT en el seno de la Iglesia Católica, el arzobispo emérito Oscar Cruz se alineo con las tesis del Papa y declaró estar de acuerdo con el mismo en que las personas homosexuales no deben ser juzgadas, aunque matizó que en cualquier caso los homosexuales deben comportarse y no convertirse a sí mismos en “objetos de broma”.
Recordemos que el Papa ha realizado varias declaraciones inusuales para la milenaria institución desde su ascenso al pontificado, primero denunciando la “mafia gay” vaticana y recientemente evitando condenar a las personas LGBT por el simple hecho de serlo.
Cruz se atrevió incluso el pasado martes a adentrarse en el sorprendente campo de la “teología del travestismo”:
'Al igual que las mujeres y los hombres, el tercer sexo tampoco debería rebajar dignidad. Cuando los homosexuales se visten como mujeres, llevan tacones altos y otros actos similares, rebajan su dignidad, ya que se convierten en objetos de risa. Creo que no es justo para ellos, ya que se ríen de ellos”
Cruz dijo que está de acuerdo con el Papa en que las personas LGBT se merecen el respeto de los demás al igual que cualquier ser humano y aclaró que el ser gay no significa que estén pecando más de cualquier otro individuo.
'En lo que se refiere a la Iglesia, todo el mundo merece respeto. Si un hombre tiene una inclinación con otro hombre, sigue siendo un hombre. Si una mujer tiene una inclinación con otra mujer, sigue siendo una mujer. Y tenemos que respetarlos porque también son hijos de Dios y seres humanos. No me cuente que los homosexuales cometen pecados más graves que el resto de hombres y mujeres. No, Eso no es cierto'.
Sin embargo mostró también su oposición a legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo:
'El matrimonio es sólo para hombres y mujeres. El matrimonio del mismo sexo es otra cosa. Puedes llamarlo matrimonio un centenar de veces, pero nunca será un matrimonio”.
Filipinas es un país de casi 100 millones de habitantes mayoritariamente católicos con una gran minoría musulmana, siendo uno de los países más liberales de Asia con respecto a los actos sexuales, con una visible y activa vida gay sobre todo en la capital, Manila, donde proliferan las saunas, bares y clubes de ambiente. Existe una ley que persigue explícitamente los actos de homofobia en las filas del ejército.
Se da la circunstancia de que en 1991 una iglesia metropolitana del país dio permiso para que se realizara una boda gay, que el gobierno no llego a reconocer, lo que suscitó una fuerte polémica.