Todos en algun momento de nuestras vidas hemos sentido en carne propia la soledad, aveces nos acostumbramos a ella y nos resulta nuestra amiga y compañera, pero cuando se tiene a Dios en el corazón no se esta solo pues el es nuestro padre, amigo, protector y mejor consejero.
El refran de mejor solo que mal acompañado es muy verdadero y hay que recordarlo siempre.
Jorge
Por Carl Gustav Jung
“De niño me sentía aislado, y aún hoy lo soy, porque sé cosas y debo señalar que de ellas aparentemente nadie sabe nada ni quieren en su mayoría saberlas. La soledad no nace porque uno no tenga a nadie a su alrededor sino más bien porque las cosas que a uno le parecen importantes, no puede comunicarlas a los demás, o considera válidas ideas que los demás tienen por improbables. El aislamiento comenzó con la vivencia de mis primeros sueños y alcanzó su punto, su punto culminante, en la época en que me ocupé del Inconsciente. Cuando un hombre sabe sobre eso más que los otros, se vuelve solitario. Pero la soledad no es necesariamente contraria a la comunidad, porque nadie siente más profundamente la comunidad que el solitario; y la comunidad florece sólo allí dónde cada uno recuerda su naturaleza y no se identifica con los otros. “Es importante que tengamos un secreto y el presentimiento de algo incognoscible. Ello llena la vida de algo impersonal, de un “numinoso“. Quien no ha experimentado esto, se ha perdido algo importante. El hombre debe percibir que vive en un mundo que en cierto sentido es enigmático. Que en él suceden y pueden experimentarse cosas que permanecen inexplicables y no tan sólo las cosas que acontecen dentro de lo que se espera. Lo inesperado y lo inaudito forman parte de este mundo. Sólo entonces la vida es completa. Para mí el mundo fue desde el comienzo infinitamente grande e incomprensible”.