Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: Los homosexuales en la Alemania nazi
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 18/11/2013 17:57
 Los  gays en Alemania Nazi
Mundo Gay 11: historia: gays en Alemania Nazi
  
 
Los homosexuales en la Alemania nazi
  
Decenas de millares de homosexuales fueron deportados por los nazis. La organización de esta deportación no fue sistemática y, al contrario que los judíos y los gitanos, la mayoría de los homosexuales no eran exterminados a su llegada al campo. En Francia decenas de homosexuales fueron arrestados, sobre todo en el este del país, en Alsacia y Moselle que eran entonces provincias alemanas.
  
Los arrestos pudieron ser efectuados gracias a los ficheros que había realizado la policía francesa antes del inicio de la guerra. El origen de esta deportación está en relación con el racismo: la homosexualidad era un delito porque impedía la reproducción de la pretendida “raza germánica”. Y desde luego miles de gays fueron masacrados en los campos de concentración.
  
No está demás recordar que aun en la actualidad son muchos los colectivos y aun los ciudadanos que se autoconsideran "civilizados" en sus fuero mas interno suscribirían la esencia de lamentables párrafos extraídos de discursos de Hitler. En muchos países siguen existiendo émulos de la camarilla nazi disfrazados de muy diferentes pieles.
Discursos sobre la homosexualidad:
 
Del discurso pronunciado el 18 de febrero de 1937.
 
"Si admito que hay de uno a dos millones de homosexuales eso significa que un 7 u 8% de los hombres son homosexuales. Y si la situación no cambia, significa que nuestro pueblo será infectado por esta enfermedad contagiosa.
 
A largo plazo, ningún pueblo podría resistir a tal perturbación de su vida y su equilibrio sexual... Un pueblo de raza noble que tiene muy pocos niños posee un billete para el más allá: no tendrá ninguna importancia dentro de cincuenta o cien años, y dentro de doscientos o quinientos años estará muerto.
 
La homosexualidad hace encallar todo rendimiento, destruye todo sistema basado en el rendimiento. Y a esto se añade el hecho de que un homosexual es un hombre radicalmente enfermo en el plano psíquico. Es débil y se muestra flojo en todos los casos decisivos...
 
Nosotros debemos comprender que si este vicio continua expandiéndose en Alemania sin que lo combatamos, será el final de Alemania, el fin del mundo germánico."
 
"Hay que abatir esta peste mediante la muerte"
 
2. Testimonio de Pierre Seel acerca del campo de concentración de Schirmeck.
 
Pierre Seel era apenas un muchacho cuando los nazis ocuparon Francia y le ordenaron reportarse inmediatamente en la comisaría de su pueblito, Mulhouse. Tristemente para él, la policía lo había consignado en su lista de ciudadanos homosexuales. Camino a su ignoto destino, Seel oró por la vida de su «amado Jo» y la de su familia. Él aún no lo sabía, pero en la comisaría lo esperaban inenarrables torturas y, después de ello, cuatro años de infierno y una camisa de presidio cosida con un triángulo de color rosa.
 
«En los campos, los homosexuales eran sometidos a las mismas privaciones, brutalidades, trabajos forzados, experimentos médicos... pero además llevaban un triángulo rosa por lo que eran sometidos a vejaciones aun más graves. Algunos fueron dejados a los perros de las S.S. para que los devorasen antes que a los otros deportados.
 
En cuanto a mí, después de décadas de silencio, me he preparado mentalmente para hablar, para acusar, antes que para mantenerme indiferente»
 
Los colores de la muerte
 
Amarillo para los judíos, verde para los malhechores comunes, negro para los católicos y antisociales, rosa para los homosexuales. Los nazis clasificaban a sus víctimas de exterminio con coloridos distintivos triangulares que reflejaban los «delitos cometidos». En el caso de los homosexuales, estos delitos se llevaban cosidos de manera ostensible en el lado izquierdo de la camisa y en la pierna derecha del pantalón. Ello significaba -relata un sobreviviente- que los gays eran sometidos a una disciplina destinada sólo a los condenados más bajos de la sociedad.
 
«Los homosexuales eran agrupados en comandos de liquidación y colocados bajo un triple campo de disciplina. Esto significaba menos comida, más trabajo y supervisión estricta. Si un prisionero con un triángulo rosado se ponía enfermo, esto acrecentaba su perdición. La admisión a la clínica estaba prohibida».
 
Como en cualquier prisión contemporánea, la presencia de los triángulos rosados en la población cautiva provocaba la misma reacción: los gays eran brutalmente asaltados y abusados sexualmente. Un escalofriante atisbo de todo ello fue lo que sufrió Pierre Seel cuando fue encarado con los temibles SS (las fuerzas de choque del partido nazi) en la comisaría de Mulhouse. 
 
¿Holocausto gay?
 
La suerte de los homosexuales en los campos de concentración nazis constituye un polémico capítulo de la historia, reivindicado recientemente por unos, pero minimizado por otros. El mismo Pierre Seel sólo se animó a salir a la palestra cuando en 1982 el obispo de Estrasburgo profirió un alevoso sermón en contra de «los enfermos gays». Aguijoneado por esta clamorosa injusticia, Seel se armó de valor y decidió contar su historia. Su esposa y sus hijos lo apoyaron.
 
Han sido muy pocos los homosexuales que, como él, han tenido el ánimo de relatar sus desgracias. Como arguye James Steakley (“El Cuerpo Político”): «los pocos homosexuales que se las ingeniaron para sobrevivir, tendieron a esconder el hecho, mayormente porque la homosexualidad continuaba siendo un crimen en la Alemania Occidental de la post-guerra».
 
En su relación escrita, Seel llega a preguntarse: «¿Por qué ellos aún están callados? Es verdad que estábamos entre los más jóvenes del campo, y que bastante tiempo ha pasado, pero sospecho que mucha gente prefiere mantener silencio para siempre, por miedo a despertar terribles recuerdos». 
 
La muerte del amante
Si bien el número exacto de homosexuales que sufrieron en los campos de concentración nazis «es desconocido y probablemente nunca se sepa» (James Steakley), sí es posible calcular el grado de sufrimiento que los encarcelados debieron de soportar. El caso particular de Pierre Seel y de su amado Jo sirve de angustiante recordatorio de lo que la intolerancia puede llegar a engendrar.
 
El escalofriante relato pertenece, nuevamente, al mismo Seel:
 
«Un día, los megáfonos nos ordenaron reportarnos inmediatamente al recuento matutino. Entonces, el comandante apareció con su staff en pleno. Yo asumí que iba a intimidarnos nuevamente con su ciega fe en el Reich, junto con una lista de órdenes, insultos y amenazas, emulando las tristemente célebres efusiones de su amo, Adolf Hitler. Pero la prueba verdadera era peor: una ejecución.
 
Dos SS trajeron a un joven al centro de la plaza. Horrorizado, reconocí a Jo, mi amado, quien tenía sólo 18 años de edad. Yo no lo había localizado antes en el campo. ¿Había arribado antes o después de mí? No nos habíamos visto el uno al otro durante los días previos a mi captura por la Gestapo. Ahora me helaba de terror. Yo había orado para que pudiera escapar de sus listas, sus redadas, sus humillaciones. Y allí estaba, ante mis indefensos ojos, los cuales se llenaban de lágrimas.
 
Inmediatamente, los megáfonos empezaron a emitir melodías clásicas mientras las SS lo desnudaban y embutían en su cabeza un balde de estaño 
 
La sobrevivencia del nazismo
 
¿Existe alguna explicación para tamaña crueldad?
 
Difícil de decir, ya que esta misma crueldad era una patología nazi aplicada indiscriminadamente en contra de judíos, gitanos, minusválidos, comunistas y gays (es decir, contra todos los «seres inferiores» y los enemigos de la raza aria). Pero si la crueldad no tenía explicación, sí había una para la decisión política de condenar a la homosexualidad. 
El sinuoso Himmler, mandamás de las aterradoras SS, resume el discurso nazi de una manera simple y sagaz.
 
«Una nación con muchos niños puede ganar supremacía y control sobre el mundo. Una raza pura con pocos niños, ya tiene un pie en la tumba; en cincuenta o cien años no será de ninguna significancia; en doscientos años estará extinta. Es esencial entender que si permitimos que esta infección (la homosexualidad) continúe en Alemania sin ser hábiles para combatirla, será el fin de Alemania y del mundo alemán».
 
En palabras de Hitler, el resultado inmediato de este "vicio" era "que la pasión innatural podía convertirse raudamente en la dominadora de las relaciones públicas si se permitía que se expandiera libremente".
 
Tremenda e irónica afirmación, desde el mismo momento en que el propio Hitler era consciente de que había sido llevado al poder por un conspicuo y poderoso gay: Ernst Rohm, fundador de las tristemente célebres "camisas pardas", las fuerzas de choque del nazismo.
 
Precisamente, para develar este triste capítulo de la historia y demostrar al mundo que sí había sucedido, Seel dejó de lado sus inhibiciones y la vergüenza inicial que lo había obligado a esconderse, casarse y tener hijos. "En febrero 9 de 1989 - relata - fui entrevistado por la televisión. El telecast fue precedido por varios artículos en la prensa francesa. Ver reproducida mi imagen pública en una escala masiva era algo aterrador, pero me sometí a la prueba". Después de todo, ¿qué podía ser peor que volver a ser un triángulo rosado?
 
Seel nos confía: "Cuando me vence la rabia tomo mi sombrero y abrigo, y camino desafiante por las calles. Me figuro a mí mismo errando a través de cementerios que no existen, los silentes lugares de aquellos muertos que agitan la conciencia de la vida. Entonces siento que grito: ¿¡Cuándo tendré éxito en hacer comprender la existencia de la deportación masiva de homosexuales operada por los nazis!?".
 
¿Homosexualismo militante nazi?
 
Los que minimizan el holocausto gay suelen argüir que la hecatombe homosexual es un invento de algunos grupos gays. Por un lado afirman muchos de los acusados de homosexualismo eran sólo enemigos políticos acusados falsamente; por otro lado, agregan, es contradictorio mostrar a los nazis como asesinos de gays cuando ellos mismos eran homosexuales en potencia. Como muestra de ello citan las infinitas violaciones cometidas por las SS en contra de los presos masculinos que portaban el triángulo rosado (y aún de los que no lo portaban).
nazismoEn realidad, muchos jerarcas nazis eran homosexuales o bisexuales muy conocidos, como Rudolph Hess (hombre de confianza de Hitler), Hans Frank (ministro de Justicia) o el ya citado Ernst Rohm (vistoso por reclutar homosexuales para su staff de camisas pardas); más aún, Hitler tuvo muchos problemas para desarraigar de las Juventudes Hitlerianas el mote de Juventud Homo que le había otorgado la opinión pública. Sin embargo, todo ello no deslegitima la actitud política y dogmática adoptada por el nazismo en contra de la población homosexual... aunque ésta se cebara únicamente sobre los gays políticamente incorrectos o los indefensos individuos particulares, carentes de cualquier apoyo del partido.
 
El Parágrafo 175, aplicado con rigor luego de la Noche de los Cuchillos Largos, no dejaba lugar a dudas: no sólo las relaciones sexuales, incluso un beso, un abrazo ¡y aun fantasías homosexuales! eran castigadas drásticamente.


 
 



Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados