Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: John F. Kennedy y Castro medio siglo más tarde
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 17/11/2013 17:27
    La conexión cubana en el asesinato de JFK   
John_F._Kennedy,_White_House_photo_portrait,_looking_up.jpg (760×970)
 
Por ALFONSO CHARDY
Es sabido que Lee Harvey Oswald estuvo en contacto con diplomáticos cubanos en la embajada de La Habana en la Ciudad de México unas semanas antes del asesinato del presidente en Dallas en 1963.
 
Menos conocido es el informe de que Oswald se reunió con diplomáticos cubanos en Los Angeles cuatro años antes, en 1959, el año en que Fidel Castro llegó al poder en la isla.
 
Si estos contactos jugaron algún papel en el asesinato no se sabe. Pero un ex alto funcionario de la CIA que se especializaba en asuntos cubanos, dice que los contactos sugieren que Oswald bien pudo haber estado en contacto con la inteligencia cubana antes de los acontecimientos del 22 de noviembre de 1963.
 
Las conclusiones de Brian Latell, contenidas en una nueva edición de bolsillo de su libro del 2012, Castro’s Secrets, sugieren que si Oswald tuvo contacto con la inteligencia cubana, plantea la posibilidad de que Castro actuó primero, asesinando a Kennedy antes de que el gobierno estadounidense pudiera llevar a cabo su propio plan para eliminar al líder cubano.
 
“La posibilidad de que el gobierno cubano tenga la responsabilidad por la muerte de Kennedy nunca ha sido investigada adecuadamente”, dijo Latell en una entrevista con El Nuevo Herald. “Fidel Castro, ahora se sabe, mintió cuando un día después del asesinato, dijo sobre Oswald que ‘nunca en nuestra vida hemos oído hablar de él’. De hecho, la inteligencia cubana, para entonces, había acumulado un expediente detallado sobre el asesino”.
 
Medio siglo después del asesinato, las teorías se multiplican sobre quién fue el responsible: Castro, el exilio, la mafia o enemigos dentro del propio gobierno estadounidense.
 
Antonio Veciana , un militante anticastrista que dijo haber visto a Oswald junto a su contacto de la CIA en Dallas semanas antes del asesinato, aseguró en una entrevista que Kennedy fue víctima de una conspiración de alto nivel por militares y funcionarios de inteligencia. Veciana dijo que estos funcionarios estaban molestos por el fracaso de Bahía de Cochinos, las negociaciones con la Unión Soviética que pusieron fin a la crisis de los cohetes y la percepción de que Kennedy buscaba mejorar las relaciones con Cuba.
 
“El asesinato de Kennedy”, dijo Veciana a El Nuevo Herald, “fue un golpe de Estado”.
 
Dos teorías diametralmente opuestas han surgido sobre quién fue el responsible del asesinato: Castro o los exiliados cubanos. Si Castro fue el responsible, fue para adelantarse a los planes de la CIA para asesinarlo. Si los exiliados lo hicieron, entonces fue en venganza por el fracaso de Bahía de Cochinos.
 
LOS EXILIADOS
 
La nueva edición del libro de 1998 Not in Your Lifetime, del autor Anthony Summers, afirma haber logrado la primera identificación “verosímil” de un pistolero, previamente no conocido, que pudiera haber disparado contra Kennedy en Dallas: el militante anticastrista Herminio Díaz.
 
Summers señaló que Díaz había trabajado para el capo de la mafia Santo Trafficante, que tenía casinos en la Cuba precastrista, y que guardaba resentimiento por las acciones de la administración Kennedy contra el crimen organizado.
 
Díaz murió durante un ataque en Cuba en 1966, pero antes de morir reveló su papel en el asesinato a su compañero militante, Tony Cuesta , según Summers.
 
Capturado y gravemente herido durante el ataque, Cuesta pasó tiempo en cárceles cubanas, donde a su vez reveló el relato de Díaz a un compañero de prisión, Reinaldo Martínez, quien había sido amigo de Díaz cuando ambos eran estudiantes en Cuba
 
Cuesta murió de un ataque al corazón en Miami en 1992. Martínez reveló lo que sabía en el 2007, luego de ponerse contacto con el ex investigador del comité de la Cámara, Robert Blakey. Summers dijo que él y Blakey entrevistaron a Martínez durante dos días en el sur de Florida.
 
En su libro, Summers dice que Martínez describió así el papel de Díaz en el asesinato: “Que Herminio le había confesado a él, a Tony Cuesta, que Herminio había tenido participación en la muerte del presidente de los Estados Unidos”.
 
Summers dijo que Martínez falleció unos años después de la entrevista, pero que ésta quedó plasmada en un video que estará disponible en breve.
 
‘CASTRO LO SABÍA’
 
En cuanto a la teoría de que Castro podría tener responsabilidad, hay varios indicios circunstanciales.
 
Estos incluyen: los presuntos contactos de Oswald con diplomáticos cubanos en 1959, su visita a la embajada de Cuba en la Ciudad de México en septiembre de 1963 y la declaración sorprendente de un desertor de la inteligencia cubana de que cuando trabajaba para el régimen de Castro se le ordenó monitorear las emisiones radiales provenientes de Texas horas antes del asesinato.
 
Florentino Aspillaga, el desertor, reveló que en la mañana del día del asesinato sus jefes le ordenaron abandonar su trabajo regular de monitoreo de comunicaciones de la CIA de la Florida y Virginia y monitorear todas las comunicaciones que vinieran de Texas. Fue instruido apenas unas horas antes del asesinato a llamar “al liderazgo” si llegara a escuchar algo importante.
 
Para la 1:30 p.m. de ese día, el joven Aspillaga había interceptado a radioaficionados que hablaban del asesinato .
 
“Castro lo sabía”, dijo Aspillaga a Latell. “Ellos sabían que Kennedy sería asesinado”.
 
Gran parte de lo que se conoce acerca de los contactos de Oswald con funcionarios cubanos proviene de documentos y testimonios disponibles desde have décadas, incluyendo el informe de la Comisión Warren de 1964, la primera en investigar el asesinato de Kennedy, y el informe de 1976 del Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos .
 
EL CASO MORGAN
 
Latell, ex funcionario de la CIA que se especializó en Cuba primero como responsible de la oficina de asuntos cubanos y luego como Funcionario Nacional de Inteligencia para América Latina, ha elaborado una teoría de que Oswald se mantuvo en contacto con la inteligencia cubana.
 
No está claro cómo comenzó el interés de Oswald sobre Cuba.
 
Pero podría haber estado consciente de artículos periodísticos contemporáneos sobre un aventurero estadounidense, William Morgan, que combatió junto a las fuerzas de Castro después de haber sido expulsado del Ejército de Estados Unidos mientras estaba en bases en Japón. En 1959, Oswald pertenecía a la Infantería de Marina y estaba ubicado en California después de haber servido en una base estadounidense en Atsugi, Japón.
 
Nelson Delgado, puertorriqueño que se hizo amigo de Oswald en la base de El Toro en California cuando ambos era marines, dijo a investigadores de la Comisión Warren que Oswald y él solían hablar largo y tendido sobre Morgan, Castro y la revolución cubana.
 
Después de ser expulsado del ejército, Morgan se reubicó en Cuba, se incorporó a la lucha contra el dictador Fulgencio Batista y se convirtió eventualmente en comandante de la revolución bajo Castro.
 
No hay evidencia de que Morgan y Oswald se hubieran conocido o tenido contacto alguno.
 
Morgan fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento en 1961 tras ser acusado de actividades contrarrevolucionarias contra Castro.
 
CONTACTOS EN LA
 
Delgado también testificó que Oswald le había dicho que tenía contactos con diplomáticos cubanos en Los Angeles en 1959.
 
Inicialmente, Delgado declaró que no le había creído a Oswald, pero que cambió de opinión cuando descubrió una carta que parecía ser de un cónsul cubano en Los Angeles en la habitación de Oswald en la base.
 
Delgado también testificó que un diplomático cubano podría haber visitado a Oswald en la base un día en 1959.
 
Oswald y su visitante pasaron cerca de dos horas hablando, una noche en 1959, declaró Delgado. Aunque nunca le preguntó a Oswald quién era el visitante, contó la historia en respuesta a una pregunta de un investigador de la Comisión Warren sobre los contactos de Oswald con el consulado cubano.
 
Oswald también tuvo encuentros con exiliados anticastristas.
 
EN NUEVA ORLEANS
 
Un día de agosto de 1963, el exiliado cubano Carlos Bringuier increpó a Oswald en una calle de Nueva Orleans, después de que un amigo suyo lo viera repartiendo volantes a favor del grupo procastrista Fair Play for Cuba.
 
Bringuier y los otros exiliados estaban enfurecidos porque días antes Oswald se había presentado ante ellos como alguien interesado en ayudar a entrenar a los exiliados para luchar contra Castro.
 
Horas después de que Kennedy fuese asesinado, Bringuier le dijo a un reportero de televisión que sospechaba que Castro estaba detrás del asesinato.
 
“Aún no sabemos si Lee Harvey Oswald es el asesino del presidente Kennedy”, dijo entonces. “Pero si lo es, entonces la mano de Fidel Castro está implicada en este asesinato”.
 
Irónicamente, dos acontecimientos indirectamente relacionados con los destinos de Kennedy y Castro tuvieron lugar en otras dos ciudades del mundo, el mismo día en que Kennedy fue asesinado en Dallas.
 
En París, un agente de la CIA se reunió con Rolando Cubela, un oficial del ejército cubano descontento con Castro, para entregarle un bolígrafo equipado con una jeringa que más tarde iba a ser llenada de veneno, aparentemente para matar al líder cubano.
 
En La Habana, Castro se encontraba almorzando con el periodista francés Jean Daniel, supuestamente un enviado secreto de la Casa Blanca para buscar una distensión con Cuba, cuando un ayudante informó al líder cubano sobre el asesinato en Dallas.
 
Castro ha negado cualquier participación en el asesinato de Kennedy.
 
LA CONSPIRACIÓN
 
Si bien la Comisión Warren en 1964 determinó que Oswald actuó solo, el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos llegó a la conclusión en 1979 de que Kennedy “fue probablemente asesinado como resultado de una conspiración”.
 
Los investigadores del Comité no pudieron determinar quiénes eran los conspiradores, aunque descartaron a los gobiernos soviético y cubano.
 
Sin embargo, el informe de la Cámara incluye una referencia a un supuesto plan para que un diplomático cubano ayudara a Oswald a escapar a Cuba después del asesinato.
 
El citado informe de la Cámara ala de “rumores” entre exiliados cubanos de Miami de que el diplomático cubano Quintín Pino Machado tenía órdenes de ayudar a Oswald a huir de Dallas a La Habana después del asesinato.
 
El informe del comité cita el testimonio de Veciana, el veterano militante anticastrista.
 
Veciana afirmó que durante una reunión en Dallas, en agosto o septiembre de 1963, con un agente de la CIA que conocía como Maurice Bishop, otro hombre estaba presente, alguien quien más tarde reconoció como Oswald.
 
La investigación de la Cámara nunca pudo corroborar la declaración de Veciana.
 
Pero Veciana dijo en la entrevista con El Nuevo Herald que está convencido de que Kennedy fue víctima de una conspiración de alto nivel para tomar represalias por sus políticas que no eran del agrado de elementos conservadores dentro del gobierno estadounidense.
 
“Vino la Crisis de Octubre, donde los militares [estadounidenses] querían invadir a Cuba y él [​​Kennedy ] se opuso”, agregó Veciana. “El era el presidente de los Estados Unidos y él, en aquel momento, dijo ‘bueno si nosotros atacamos donde hay miles de soldados rusos y generales, y los matamos, va a haber una guerra atómica’ ”.
 
Otro supuesto encuentro entre Oswald y una exiliada al parecer tuvo lugar en la puerta de un apartamento en Dallas unos dos meses antes del asesinato.
 
Silvia Odio, hermana del ex administrador de Miami, César Odio, asegura que uno de los tres hombres que tocaron a su puerta ese día era Oswald. Los otros dos eran cubanos, declaró Odio ante la Comisión Warren. A Oswald se lo presentaron como León Oswald.
 
Al día siguiente, agregó Odio, uno de los cubanos que se había identificado como Leopoldo, la llamó por teléfono y le dijo que el hombre que luego reconoció como Oswald estaba “un poco loco”.
 
Entonces Leopoldo dijo que León le había dicho que al “presidente Kennedy los cubanos lo deberían haber asesinado después de Bahía de Cochinos”, según el testimonio de Odio. Leopoldo luego añadió que León afirmaba que sería “fácil” matar a Kennedy.
 

 


Primer  Anterior  2 a 4 de 4  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 17/11/2013 17:42
JFK y Castro medio siglo más tarde
http://www.zonagratuita.com/imagenes/barras_animadas/barra-015.gif
Fidel-Castro.jpg (900×676)
 
  
Por Carlos Alberto Montaner
Se alborotó el avispero a los 50 años del asesinato de John F. Kennedy. El Secretario de Estado John Kerry no descarta que Fidel Castro o los soviéticos estuvieran detrás de esa muerte. Lo acaba de afirmar a media lengua. No cree, como medio país, la tesis oficial de que Lee Harvey Oswald era un loco suelto que actuó por su cuenta y riesgo.
Kerry no es el primer funcionario norteamericano de alto rango que tiene esa sospecha. El presidente Lyndon Johnson, sucesor de Kennedy, pensaba lo mismo. Joseph Califano, Secretario del Ejército en esa época, coincidía con su presidente. Winston Scott, el jefe de la CIA en México, país al que Oswald acudió poco antes del crimen y se entrevistó con diplomáticos cubanos y soviéticos, sostenía algo similar.
  
No disputaban que Oswald hubiera disparado. Era su rifle, eran sus huellas digitales y lo prueban los exámenes balísticos. Incluso, casi todos, aunque con dudas, aceptaban que fue el único tirador, pero algunos suponían que el asesino había sido dirigido hacia su objetivo por la mano cubana. (O como barrunta Brian Latell, alto oficial de la CIA en su libro Castro’s Secrets: Cuban Intelligence, the CIA, and the Assassination of John F. Kennedy, La Habana conocía lo que iba a suceder.)
 
Castro tenía razones para alentar la muerte de Kennedy. Sabía que el presidente norteamericano estaba tratando de asesinarlo. Y lo sabía –según Latell– porque uno de los presuntos magnicidas, el Comandante Rolando Cubela, era un doble agente. Lo sabía, también, porque alguno de los gángsters detenidos en Cuba le había contado a sus captores que la Mafia había sido cooptada, nada menos que por Bobby Kennedy, para liquidar a Fidel.
 
El gobierno cubano niega su vinculación al crimen y ha puesto en circulación otras hipótesis improbables a manera de cortina de humo. Fidel Castro insinúa que fue Lyndon Johnson. Pero su aparato de desinformación afirma que fueron los exiliados cubanos. Concretamente, Herminio Díaz, un antiguo compañero de Fidel Castro en una violenta organización gangsteril llamada Unión Insurreccional Revolucionaria (UIR) de los años cuarenta, y Eladio del Valle, un excongresista cubano.
 
Ninguno de los dos podía defenderse de la acusación porque habían sido asesinados. Herminio, cuando desembarcaba clandestinamente en Cuba. Del Valle apareció muerto de un tiro en el pecho y un machetazo en la cabeza. Su muerte ocurrió en Miami. Nunca se supo quiénes lo ejecutaron, pero las investigaciones apuntaban a un trabajo de la inteligencia cubana.
 
Hay cuatro fuentes que no cuentan todo lo que saben. La primera es Estados Unidos. Washington mantiene censuradas cientos de páginas relacionadas con el viaje de Oswald a México y sus relaciones con los servicios cubanos. ¿Por qué? Una hipótesis es que el crimen se hubiera podido evitar si se hubiera transmitido correctamente todo lo que sabía la estación de la CIA sobre las relaciones de Oswald con al aparato castrista. Ocultan un caso terrible de negligencia.
 
La segunda es La Habana y, especialmente, el oficial de inteligencia Fabián Escalante –hoy general–, quien, aparentemente, estaba en Dallas el día del asesinato. Escalante, además, pudiera aclarar las relaciones (¿íntimas?) entre Silvia Tirado de Durán, empleada del consulado cubano en México, y Oswald. También, la participación del asesino en una fiesta “cubana” en DF, como relatara la escritora mexicana Elena Garro, presente en el baile.
 
La tercera es Moscú. La inteligencia soviética sabe mucho sobre Oswald. No es lógico que la URSS hubiera utilizado a una persona con la biografía de este personaje para matar al presidente norteamericano, dado que inmediatamente hubiera despertado sospechas, pero es muy significativo que Oswald se hubiera reunido en México con Oleg Nechiporenko, un agente de inteligencia de quien se afirma que no era extraño a estas siniestras tareas.
 
Pero acaso el testimonio más importante es el de la Mafia. ¿Por qué Jack Ruby, un hampón de poca monta, decide ejecutar a Oswald “para ahorrarle a Jacqueline Kennedy la pena de participar en un juicio doloroso”? Conmovedor, pero impropio de un endurecido gangstercillo. Oswald había negado ser el autor del asesinato y en ese momento todo era muy confuso. ¿Trataba Ruby de borrar otras huellas?
 
Cuando se cumplan 100 años de la muerte de JFK tal vez sepamos un poco más. O nunca.
 
Periodista y escritor. Su último libro es la novela Otra vez adiós.
 
 

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: cubanet20 Enviado: 20/11/2013 17:10
2 años, 10 meses, 2 días
 

Felipe Sahagún
Ningún análisis, por riguroso que sea, resume mejor que estos versos el significado, la magia, la leyenda y el mito arraigados en la cultura estadounidense del último medio siglo al recordar al 35º presidente: el primero nacido en el siglo XX, el primer católico que llegó a la Casa Blanca y el primero que nombró a un hermano, Robert, secretario de su Gabinete. Bajando de las musas al teatro, podemos resumir en los 10 puntos siguientes lo mejor y lo peor, las luces y sombras de su Presidencia:
Cuerpo de Paz
Aunque el primer proyecto legislativo de un Cuerpo de Paz lo presentó el senador Hubert Humphrey en 1957, Kennedy lo hizo suyo, lo defendió en la campaña y, el 1 de marzo de 1961, en una de las primeras órdenes ejecutivas que firmó, cumplió su promesa. Preocupado por la oleada revolucionaria en el Tercer Mundo a comienzos de los 60, vio en esta fuerza de voluntarios un medio eficaz para contrarrestar el estereotipo del 'imperialismo yankee'. Cuando fue asesinado, la organización contaba con unos 7.500 voluntarios en 44 países.
 
Bahía de Cochinos
«¡Cómo pude ser tan estúpido!», dijo de sí mismo JFK tras el fiasco. «Fue un error garrafal». El 17 de abril de 1961 una fuerza de unos 1.500 exiliados cubanos entrenada por la CIA, la Brigada 2506, desembarcó en el sur de Cuba con el propósito de provocar una rebelión popular contra el nuevo régimen revolucionario y restablecer la influencia estadounidense en la isla caribeña. Kennedy se fió de la CIA y aprobó el plan, heredado de la Administración Eisenhower, pero negó apoyo directo del Pentágono y cobertura aérea. Las fuerzas de Fidel Castro les estaban esperando, mataron a más de 100 e hicieron prisioneros a los demás. El desastre condicionó el resto de su Presidencia, la percepción estadounidense de la URSS y la soviética de JFK, quien, en represalia, dio luz verde a una campaña de acciones encubiertas para acabar con Castro y frenar su influencia en el resto de América Latina.
 
Alianza para el Progreso
Plan de ayuda a las repúblicas del continente americano anunciado el 20 de enero de 1961 en su toma de posesión «contra la agresión y la subversión en cualquier parte de las Américas». Se materializó en un pacto en la conferencia interamericana de Punta del Este, Uruguay, en agosto de 1961 a favor de la democracia, una distribución más justa de la riqueza y reformas agrarias y sociales mediante la inversión de 80.000 millones de dólares durante los 10 años siguientes y el compromiso estadounidense de aportar la cuarta parte de esos fondos por medio de la OEA.
 
Muro de Berlín
Tras el fracaso de tres años de propuestas de la URSS y de los aliados occidentales sobre el futuro de Alemania, el 13 de agosto de 1961 tropas y obreros estealemanes empezaron a levantar una barrera –primero de alambrada y luego de hormigón- para poner fin a la fuga desde la RDA a la RFA: unos 2,5 millones en los 10 años anteriores. Confiando todavía en lograr un pacto estratégico con el Kremlin que pusiera fin a la Guerra Fría por medios pacíficos, Kennedy anunció el aumento del presupuesto de defensa en 3.250 millones de dólares, el reclutamiento de otros 200.000 soldados por el Pentágono y el compromiso de defender Berlín Occidental como is se tratara de territorio estadounidense.
 
Superada la crisis de los misiles y preocupado por el creciente malestar de los berlineses occidentales por la pasividad de Washington, Kennedy viajó a Berlín el 26 de junio de 1963 y, en la Rudolph Wilde Platz, declaró: «Ich bin ein Berliner…». Condenó el Muro y el Comunismo, se solidarizó con los 120.000 berlineses que le escuchaban y se comprometió de nuevo a defender su libertad por todos los medios.
 
Vietnam
En los Papeles del Pentágono se explica cómo cambió «la apuesta de riesgo limitado» de Eisenhower por «un compromiso amplio» con el régimen de Saigón para evitar que cayera, como Corea del Norte, bajo control del régimen comunista de Hanoi. Kennedy autorizó el golpe contra Diem, multiplicó por 8 –de 2000 a 16.000- el número de efectivos estadounidenses sobre el terreno y aprobó una guerra de atrición ineficaz para doblegar al Vietcong, la guerrilla organizada por Vietnam del Norte. ¿Se habría detenido ahí y habría evitado la desastrosa escalada en la guerra presidida por Johnson y Nixon hasta febrero del 73?
 
Crisis de Misiles
Fue, sin duda, el momento definitivo de su presidencia. Tras descubrir, el 15 de octubre de 1962, que la URSS había instalado misiles en territorio cubano, Kennedy impuso un bloqueo naval o cuarentena, exigió su retirada y abrió canales oficiosos de comunicación con el Kremlin para buscar una solución, mientras sus generales presionaban a favor de una respuesta militar contundente. El mundo no había estado nunca tan cerca de una guerra nuclear. La crisis concluyó el 28 de octubre con la decisión soviética de retirar los misiles. Públicamente, una gran victoria de los EEUU y una humillación de Nikita Krushchev, que le costaría el cargo como secretario general del PCUS. No se supo hasta mucho después que Kennedy se había comprometido a retirar los misiles estadounidenses instalados en Turquía y a no volver a intentar derrocar a Castro in a invadir Cuba.
 
Carrera espacial
Heridos en su orgullo de primera superpotencia, los EEUU que recibe Kennedy en 1961 están convencidos de que en la carrera espacial, tras los éxitos de Yuri Gagarin y el Sputnik, la URSS va por delante. El 25 de mayo de 1961 el nuevo presidente pide un crédito extraordinario en el Congreso para recuperar el tiempo perdido y «alcanzar la meta, antes de que termine la década, de poner un hombre en la Luna y devolverlo a la Tierra sano y salvo». Triplicó en un año el presupuesto de la NASA, de 5.400 millones de dólares en 1962, y, el 12 de septiembre de 1962, en la Universidad Rice de Texas, concretó su sueño estratégico de naves espaciales tripuladas para alcanzar la Luna antes que los soviéticos.
 
Derechos Humanos
Ya fuera por miedo a perder el apoyo de los demócratas del sur en las primarias del 60, a los desafíos externos que heredó desde el primer día en la Casa Blanca o al escaso interés que despertaba el desafío de los derechos civiles en las encuestas, el hecho es que Kennedy, a pesar de dejar claro en sus discursos que era un defensor firme de esos derechos, mantuvo siempre una relación ambigua sobre tan grave desafío. Sus principales críticos citan, como principal prueba, su voto contra la ley de derechos civiles de Eisenhower de 1957 en el Senado y atribuyen su aparente conversión a la causa en la campaña a la necesidad que tenía, por lo ajustado que se presentaba la votación, del voto negro.
 
A pesar del terrible panorama de discriminación e injusticia con la población de color que mostró el informe de 1960 de la Comisión de Derechos Civiles, no empezó a actuar hasta 1962 y siempre con mucha prudencia. Presionó a los departamentos federales para que contratasen afroamericanos (en el 61 el FBI, con una plantilla de 13.649, por ejemplo, sólo contaba con 48 y casi todos ellos chóferes) y, a propuesta de su hermano Robert al frente de Justicia, nombró a 40 altos cargos de la Administración, entre ellos cinco jueces federales.
 
Los momentos más importantes en su conversión a la causa fueron el desafío de James Meredith, el estudiante afroamericano que el 30 de septiembre de 1962, escoltado por federales, acudió a una clase de la Universidad de Mississippi sólo para blancos, el Asunto Birmingham de 1963 y la Marcha sobre Washington el 28 de agosto del mismo año, dirigida por Martin Luther King. Con esas y otras medidas, los Kennedy impulsaron el fin de la segregación pero el gran avance legal, la gran reforma de los derechos civiles, no llegó hasta 1964, con Lyndon Johnson ya de presidente.
 
La Economía
Tras dos años de continuidad y de equilibrio presupuestario, en 1963 Kennedy da un golpe de timón y apuesta por un keynesianismo mal enfocado que dispara la deuda, la inflación y el déficit. Desde entonces, de sus 50 presupuestos, los EEUU han tenido 45 deficitarios y sólo cinco con superávit (los de 1969, 1998, 1999, 2000 y 2001), cuatro de ellos bajo mandato de Bill Clinton.
 
Nueva Frontera
Siguiendo los pasos de Franklin D. Roosevelt con el New Deal y de Harry Truman con el Fair Deal, en su discurso de aceptación como candidato demócrata a la presidencia, el 15 de julio de 1960, Kennedy bautiza su programa político como «una Nueva Frontera llena de peligros» y «un conjunto de desafíos» educativos, científicos, espaciales, tecnológicos, militares y civiles para acabar con las guerras, la pobreza, la ignorancia, los prejuicios y la desigualdad dentro y fuera de los EEUU. En sus tres años de presidencia se aprobaron más leyes (108 de las 166 presentadas en el Congreso) que bajo cualquier otro presidente desde los años 30. A favor del desarme hay que destacar el tratado con la URSS y el Reino Unido de octubre del 63 que prohíbe las pruebas nucleares en la atmósfera y el establecimiento de la Agencia de Desarme y Control de Armas en septiembre de 1961.

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: cubanet20 Enviado: 24/11/2013 15:46
Fidel Castro, el sospechoso habitual
El líder cubano fue señalado por muchos como la mano detrás de la muerte de JFK.
photo.jpg (640×480)
 
MAYE PRIMERA / Miami / http://elpais.com/
Fidel Castro da un discurso en Cuba en plena crisis de los misiles.
Lo primero que dice haber hecho Fidel Castro cuando se enteró del asesinato de Jonh F. Kennedy - ocurrido el 22 de noviembre de 1963 en Dallas - fue contactar a las autoridades Estados Unidos para explicarles que él no tenía ninguna responsabilidad en el asunto. El atentado se producía tras dos años de conflicto sostenido entre Washington y La Habana: en abril de 1961 había tenido lugar la invasión de Bahía de Cochinos y en octubre de 1962 se desató la Crisis de los Misiles. Lee Harvey Oswald, el hombre detrás del gatillo, había hecho público su apoyo a la revolución que en 1959 se puso en marcha en Cuba. Castro, preocupado por una invasión de tropas estadounidenses a la isla, se apresuró a despejar las dudas que lo incriminaban y, en los años siguientes, comenzó a elaborar sus propias teorías conspirativas, hasta concluir que Oswald no actuó solo.
 
“Fue un día muy triste cuando todo esto ocurrió”, dijo hace tres años el expresidente al periodista estadounidense Jeffrey Goldberg durante un almuerzo en La Habana. “Nunca lo olvidaré. Tan pronto como escuchamos la noticia, todos corrimos al radio a escuchar”. No fijaron aquella cita para hablar del asesinato de Kennedy, explica Goldberg en un artículo publicado este 20 de noviembre en The Atlantic, pero fue la oportunidad elegida por Castro para compartir su tesis: “He llegado a la conclusión de que Oswald no pudo haber sido el que mató a Kennedy”.
 
Para Castro, el resultado de las investigaciones que lideró el jefe de justicia Earl Warren y que indica que Oswald no recibió ningún tipo de asistencia en la planificación o en la ejecución del asesinato, fue “una historia elaborada para gente tonta”. Esta sospecha es tal vez lo único que comparte Castro con un amplio sector de la opinión pública de Estados Unidos, pero con inmensas diferencias: mientras que Castro cree que el crimen fue responsabilidad del propio Gobierno de Washington, muchos estadounidenses creen aún que el asesinato fue planeado por Castro.
 
“Había gente en el Gobierno de EE UU que pensaba que Kennedy era un traidor porque no invadió Cuba. Él nunca fue perdonado por eso”
Fidel Castro era, en aquella época, el enemigo más enconado de Jonh F. Kennedy en el mapa regional de la Guerra Fría. Su revolución, enclavada en pleno mar Caribe, servía de plataforma física e ideológica a los intereses de la Unión Soviética. Esta rivalidad tuvo dos momentos cumbre en los años inmediatamente anteriores al asesinato del presidente. Pocos días después de su toma de posesión, en febrero de 1961, Kennedy autorizó la invasión de Bahía de Cochinos. Comenzó a planearse en marzo 1960, se ejecutó en abril 1961 y acabó en un rotundo fracaso. Luego, en octubre de 1962, estalló la Crisis de los Misiles: 13 días de amenaza de guerra nuclear que concluyeron con la firma de un pacto entre Kennedy y el líder soviético Nikita Jruschov para retirar de Cuba los proyectiles instalados allí por Moscú.
 
Lee Harvery Oswald, el autor material del magnicidio de Kennedy, no ocultó nunca sus simpatías por Castro. Solía repartir panfletos a favor de la revolución cubana en las calles de su natal Nueva Orleans. Y pocas semanas antes del asesinato del presidente, visitó la embajada de Cuba en Ciudad de México para pedir una visa de entrada a la isla que le fue negada. Quienes sostienen que la mano de Castro estuvo siempre detrás del plan, creen que fue entonces cuando Oswald pudo haber entrado en contacto con la inteligencia cubana.
 
Fidel Castro, sin embargo, ha negado siempre su supuesta participación en el complot y ha dicho que, por el contrario, la trama provino de Washington. “Había gente en el Gobierno de Estados Unidos que pensaba que Kennedy era un traidor porque no invadió Cuba cuando tuvo la oportunidad, cuando se lo estaban pidiendo. Él nunca fue perdonado por eso”, afirmó Castro en la misma entrevista con Goldberg, donde dijo incluso haber intentado recrear las circunstancias en las que fueron disparados los proyectiles que mataron al presidente de Estados Unidos y que a partir de entonces concluyó que “fue imposible para un solo hombre hacer esto”.
 
El periodista estadounidense Philip Shenon, autor del libro “A Cruel And Shocking Act: The Secret History of The Kennedy Assassination” (Un acto cruel e impactante: la historia secreta del asesinato de Kennedy) que salió a la venta el pasado octubre, descarta que el líder cubano haya tenido responsabilidad alguna en el crimen. “No hay ninguna evidencia creíble de que Castro estuviese involucrado personalmente en la orden de asesinato”, sostiene Shenon. De acuerdo a sus investigaciones, Fidel Castro arregló un encuentro con la Comisión Warren, a bordo de un yate estacionado en aguas cubanas, para contar su versión. Porque había elementos para sospechar que era culpable, y él bien lo sabía.


Primer  Anterior  2 a 4 de 4  Siguiente   Último  
Tema anterior  Tema siguiente
 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados