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General: DESDE CUBA CRÓNICAS NAVIDEÑAS
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 23/12/2013 22:41
 
 Cuando no teníamos Navidades
La sustancial diferencia entre la celebración de un alto oficial de la Contrainteligencia
 y los hombres y mujeres que en Cuba enfermaban por falta de vitaminas

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Antes de la autocracia de Fidel Castro, los ricos y pobres
que había en la sociedad celebraban las navidades según su bolsillo.  
*POR IVÁN GARCÍA - DESDE  LA HABANA -   Diario las Americas
La primera vez que Juan Carlos, 43 años, vio un árbol de Navidad fue en casa de un alto oficial de la Contrainteligencia, donde
laboraba como albañil. “Eso fue hace 19 años. Se vivían los años duros del Período Especial. La gente no tenía que comer. El aguacate era un lujo y una libra de arroz costaba 60 pesos. Hombres y mujeres se enfermaban por falta de vitaminas y perdían hasta los dientes.
  
Entonces yo era trabajador civil del Ministerio del Interior y nos mandaron a pintar y remodelar la residencia de un gerifalte de la Seguridad. El tipo vivía a todo trapo. Su cocina era más grande que el cuarto del solar donde vivo. Allí fue donde por primera vez vi un árbol de Navidad”, cuenta Juan Carlos.
  
Y no es que los cubanos fuésemos ateos o musulmanes. No. Antes de la autocracia de Fidel Castro, los ricos y pobres que había en la sociedad celebraban las navidades según su bolsillo. También el Día de Reyes y la Semana Santa. Pero el comandante radical inició una cruzada contra todo aquello que consideraba 'rezagos de la burguesía'. Abrió fuego a la iglesia, el libre pensamiento y la pintura abstracta.

Abajo los tres Reyes Magos. Ahora el rey mago iba vestido de verde olivo. En 1959, Fidel Castro se subió a bordo de una avioneta y tiró juguetes a niños pobres de la Sierra Maestra que jamás habían tenido uno. De un plumazo, a finales de los 60, eliminó los pequeños negocios y las Navidades. Gustavo, 72 años, jubilado, recuerda: "Solo quedaron en pie las fiestas de fin año, que en lo adelante serían dedicadas a celebrar un nuevo aniversario de la revolución.



El pretexto para eliminar las Navidades y los carnavales en el mes de febrero, fue que esas celebraciones paralizaban la zafra azucarera. En su delirio, Castro desvió todos los recursos de la nación para intentar producir 10 millones toneladas de azúcar. No fue posible. Y la economía del país pagó tamaña locura".
  
Al igual que el Estado condenaba abiertamente la religión afrocubana o católica -la única religión autorizada era el castrismo- hasta nuevo aviso se suspendieron las festividades navideñas. Por supuesto, la fe no se puede voltear con decretos. “Había vecinos que discretamente colocaban arbolitos de Navidad en la sala de sus casas.

Cerraban las ventanas, para que las lucecitas no las vieran los chivatos de los CDR. Cuando asaban una pierna de cerdo, cuidaban de que el olor no los delatara y con el audio muy bajo, en un tocadiscos escuchaban villancicos", rememora Aida, 69 años, ama de casa. Fue una larga marcha por el desierto.

Hasta las fiestas debían ser autorizadas por el Estado. El Gobierno intentaba administrar cada detalle de tu vida. Para no señalarte de 'contrarrevolucionario', tenías que participar en mítines y marchas gubernamentales. Si deseabas aspirar a una vivienda, un televisor ruso o un reloj despertador, debías enumerar tus méritos laborales y hazañas revolucionarias.
  
Puntos a favor lograbas si habías tomado parte en las guerras civiles de Angola o Etiopía. Eras miliciano o acumulabas una buena cantidad de horas extras en trabajo voluntario. Y de carretilla te sabías trechos de los discursos del máximo líder.
 

Si tenías una Biblia, asistías a la iglesia, recibías cartas de tu familia en Miami, escuchabas a los Beatles o Led Zeppelin y te gustaban los vaqueros Levi's, no clasificabas para comprarte un refrigerador Inpud o una moto Karpaty de dos velocidades.
 
Si un vecino envidioso o extremista informaba a los servicios especiales que celebrabas las Navidades y el Día de Reyes dabas juguetes a tus hijos, te tachaban de 'persona no confiable'. Pero para mantenerse en el poder, Fidel Castro tuvo que hacer unas cuantas piruetas ideológicas. Dejó atrás el quinquenio gris en la cultura nacional.
 
En Europa, el muro de Berlín se vino abajo y desapareció la URSS, la meca del manicomio comunista. Entonces había que asirse a cualquier rama. El régimen pactó con una mansa iglesia católica y la gente pudo poner detrás de la puerta sus resguardos de la santería.

En diciembre de 1997, por la visita del Papa Juan Pablo II, volvieron las Navidades. Aunque la nomenclatura oficial nunca dejó de celebrarlas. Ellos siempre se han considerado diferentes. Especiales.

 


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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: cubanet20 Enviado: 24/12/2013 06:49
DESDE CUBA
Más  crónicas navideñas: Navidad sin rebajas
Nadie protesta ante las autoridades.
 
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*De manera unánime en las aburridas reuniones
 del Poder Popular en sus barrios, piden que rebajen los precios
img117/6761/quelapazdejesusestehk7.gif POR IVÁN GARCÍA / DESDE CUBA
Ahí están. En sus estantes, inamovibles, los antiguos televisores. A precios escandalosos. Un Panda chino, ensamblado en Cuba, cuesta 250 pesos convertibles, el salario de 14 meses de un profesional.

Nadie protesta ante las autoridades. O de manera unánime en las aburridas reuniones del Poder Popular en sus barrios, piden que rebajen los precios.

Es de tontos tener mercancías por tanto tiempo estancadas en almacenes, sin vender. “Ya esos modelos de televisores están pasados de moda en el mundo. Una tele de pantalla plana vale más barato en Miami que un obsoleto Panda chino en Cuba. Pero los jerarcas ni se dan por enterado”, comenta René, 48 años, cuentapropista.

Es que ellos son los dueños del bate y la pelota. Y les da lo mismo. Los almacenes no sufrirán pérdidas por tener congelados artículos de lento movimientos. Tampoco las tiendas. Todo es propiedad del Estado. O mejor dicho de GAESA, una empresa militar que dice recaudar divisas para mejorar la calidad de vida de los cubanos que no reciben dólares.

Al tener los empresarios de verde olivo el monopolio del comercio nacional, al consumidor apenas le quedan opciones.

 Las reformas 
Nadie se puede explicar, ni siquiera los atildados economistas que consideran que las tímidas reformas de Raúl Castro nos traerán progreso y abundancia.

Una muestra brutal que el salario de los cubanos es un chiste de mal gusto es el caso de Juanito, chofer de una línea de ómnibus que circula por La Habana. No tiene familia afuera y es un tipo honrado, que vive de su salario y no roba dinero de la alcancía. Al mes devenga 1,000 pesos, equivalentes a 40 pesos convertibles o cuc. Contagiado por el espíritu navideño, Juanito fue a una Cadeca (casa de cambio) y compró 25 cuc, por cada cuc pagó 25 pesos. Con sus 25 cuc se fue a una tienda, a comprarle un electrodoméstico para regalárselo a su mujer.

Recorrió Ultra, Trasval, La Época y otras tiendas. Las batidoras más baratas costaban 35 cuc. Una olla arrocera, alrededor de 40. Una cafetera eléctrica, 50 cuc. Un microwave, más de 100 pesos convertibles. Al final, se decidió por un artefacto de hacer merengue que valía 19 cuc. Al llegar a su casa, la mujer le cantó las cuarenta. “Pero cómo gastaste dinero en eso, si  nosotros nunca hacemos dulces. Lo que necesitamos es una cocina de gas nueva”, le dijo iracunda la esposa. “Sí, también necesitamos una casa y muebles nuevos y un montón de cosas más, pero el Estado no me paga para eso”, ripostó el marido. Y se fue al bar más cercano y los 6 cuc que le sobraron se los bebió en ron barato.

Comprar artículos domésticos que te hagan la vida más llevadera es una misión imposible en Cuba. Solo puedes hacerlo si tienes familias en el exterior que te lo pueden costear o te envíen los equipos.

Tome nota. Un televisor de pantalla plana de 32 pulgadas cuesta de 600 a 800 cuc en las tiendas por divisas del Estado. Una nevera normal de doble temperatura no baja de 760. Las más modernas, donde puedes tomar agua sin tener que abrir la puerta, supera los 2.000 cuc.

 En otros países  
Por estos días de Navidad, en Estados Unidos la gente hace colas para comprar en rebajas. En Venezuela, el impresentable Nicolás Maburo, por ley decretó rebajar los artículos en las tiendas particulares, como método populista para ganar votos en las elecciones de alcaldes y concejales.

Los autócratas cubanos -políticos, militares y comerciantes-, saben de la existencias de esas rebajas, pero se hacen los suecos. El colmo es que lanzaron un ultimátum para que antes del 31 de diciembre los particulares que venden pacotillas textiles e industriales liquiden toda su mercancía.

No quieren competencia de precios. Han llevado a Cuba a otra galaxia.

En la isla no existen rebajas navideñas. Los mandarines de verde olivo son los dueños de todo.  De tiendas, almacenes, industrias, bancos y hasta del cielo y el mar. Su lema: o lo compras o lo dejas.
 
 

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: cubanet20 Enviado: 24/12/2013 15:50
Santa Claus en La Habana Vieja
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 Por CubaNet
Luego que por decreto se abolieran todas las festividades en torno a la Navidad, que incluía la Noche Buena, la despedida de año y el Día de los Reyes magos, más que rídícula, resulta cínica esa  imagen de trabajadores del turismo enfundados en trajes de Papá Noel, con gorros, barbas y botas sudando la gota gorda (sin aire acondicionado) para ahorrar electricidad en su centro laboral.

Como burdos extras de una comedia doméstica se pavonean en sus exóticos gorritos comprados con su propio dinero, queriendo dar la imagen de una atmósfera de bienestar que desmienten los anaqueles mal surtidos, y sobre todo, de un ambiente familiar fragmentado por los tramoyas de una horda revolucionaria que jamás creyó en Dios

La vieja Otilia, quien según sus palabras siendo más pobre que una rata antes del año 1959 vivió con decoro y pudo disfrutar de auténtico festejos navideños en Cuba, se mofa a cajas destempladas del insólito escenario donde arbolitos, papás Noel tocando un saxofón, o guirnaldas que guiñan sus bombillos a la desesperanza, quieren aparentar felicidad.

“Eso se acabó, señor, o mejor dicho, lo exterminaron los comunistas que se adueñaron del país. No se puede resucitar un muerto, y ellos enterraron la navidad en los campos de caña, la recogida de café, las movilizaciones agrícolas y políticas, y una fanfarria de consignas, tareas, enfrentamientos y victorias que la exterminó de raíz.

Además, señaló, sustituyeron los tradicionales villancicos navideños por las congas de Pello el Afrocán; la misa del gallo por un aquelarre en el comité; el pavo y el puerco asado por una tortilla, frijoles y arroz; el vino por ron Bocoy, y el nacimiento del niño Jesús por las imágenes de una tropa desaliñada de barbudos que pasaban ese día por la televisión”.

¿De qué navidad pueden hablar cuando la gente no tiene apenas para comer, sueña con abandonar el país, viven de los que ya no viven en él, y no creen in en su propia estampa por tal de aparentar lo que no son? ¿De qué festejos con tan bajos salarios, desunión y violencia, sino por el aniversario de la comparsa revolucionaria que provocó todo este mal?

Según una trabajadora de la tienda por departamentos Carlos III, ella lo único que recuerda de las fiestas de navidad, es que en sus casa estaba prohibido encender el arbolito, y en lugar de la celebración por el nuevo año había que brindar por otro aniversario del triunfo de la revolución. Is violaban esos preceptos, podían expulsar del trabajo a su papá.

Jóvenes trabajadoras de Harris Brother, La Dominica, El Rápido de 15 y L, la Fuente y otros establecimientos donde los trabajadores no caminan sobre la nieve o se deslizan en trineos porque el presupuesto no da, aseguran que no saben nada de nada y lo hacen por imitación, o porque el sindicato les exige aparentar. Vaya manera de celebrar navidad.

Fiesta y pachanga, exige la revolución, y mientras más se parezcan a las tradiciones que se cultivan en el capitalismo, mejor. Allá iremos a parar por muchos lineamientos y supuestas reformas para perfeccionar el socialismo en el país. La cuestión es mantenerse en el poder.

Nadie se asombre, si para bien, durante los días de noche buena y Navidad los militares sustituyen las armas de fuego por crucifijos, y los que aún fingen ser comunistas cambian la boina del Ché por un gorro de Papá Noel. Como diría el poeta: ¡Que siga el rumbón!..

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Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: administrador2 Enviado: 26/12/2013 14:46
La Navidad de los cubanos, la más cara del mundo
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Por Augusto Cesar San Martin  / La Habana, Centro Habana
Crecí mirando un arbolito de Navidad  con adornos de vidrio, escondido por mi abuelo en espera de la redención navideña. Eso y una foto de familia en blanco y negro de 1966 durante la comida de Nochebuena, fueron las señales que me dejo la Natividad cristiana.
 
La visita de Juan Pablo II a la isla reivindicó la festividad del 25 de diciembre pero el espíritu navideño quedo atascado en la prohibición y las limitaciones.
 
Desde finales de noviembre los centros comerciales brindan la imagen de celebración con una especie de descorche que exigió a los dependientes usar vestuarios de Navidad.
 
Detrás de las vidrieras se vende lo que antes estaba prohibido y ahora es imposible comprar. Arbolitos de Navidad cuyos precios en dólares oscilan desde 3.50 (30 centímetros), 80, hasta 122, 60 (1.70 metros)
 
Led de luces desde 5 dólares, hasta 31 o más. Toda clase de adornos a precios inalcanzables para los cubanos de a pie.
 
Un dependiente de la cadena de tiendas Panamericana, que solicitó omitir su nombre, declaro a Cubanet:
 
¨Se venden porque los cubanos están deseosos de tener un arbolito¨.
 
El mismo dependiente señaló que los adornos de menos precio se agotaron con rapidez.
 
¨Yo vendí un árbol de Navidad de 122 dólares¨, agrega.
 
Según su experiencia como vendedor considera que las compras de los adornos navideños están concentrada en los ¨nuevos ricos¨.
Otro empelado de la misma cadena de tiendas de las FAR que trabaja en los almacenes considera que los productos se encarecen en los almacenes centrales de distribución.
 
¨El costo es muy inferior a los precios de venta que terminan triplicados en las tiendas¨, dice.
 
En menos de un mes estos artículos tuvieron que admitir varias rebajas pero todavía distan del poder adquisitivo de la población.
 
Arbolito, regalo o cena
 
Para Indira de 26 años residente en el municipio Cerro, los adornos de Navidad dejaron de ser problema. Ella desistió de comprarlos.
 
¨ Es una fecha de regalos, tengo dos hijos a quienes les ilusionan los juguetes¨, dice.
 
Cuenta la joven que entró a la juguetería del centro comercial de Carlos III con 15 dólares. Tenía la intención de comprarle un regalo a cada uno de sus hijos pero también encontró precios inalcanzables.
 
¨Vender un juguete en este país, en más de 300 dolores es un descaro¨, comentó la joven.
 
Los precios de los juguetes de calidad oscilan entre 10  y más 300 dólares (7500 pesos).
 
Víctor, informático de 30 años, residente en Centro Habana narra el momento más amargo del 2013.
 
¨Fue cuando tuve que quitarle de las manos a mi hijo un juguete de 44 dólares (1100 pesos)… Aquí (en Cuba) la Navidad es triste para nosotros¨, dice.
 
El informático, no compro adornos para el arbolito heredado de unos primos que emigraron a los EUA. Tampoco regalos. Él decidió invertir los ahorros en una cena para reunir a la familia.
 
¨En carne de cerdo se me fueron 25 dólares (625 pesos). Lo demás, para que te cuento. Los turrones están a más de 3 dólares. Con eso te lo digo todo¨, expresó.
 
La Navidad es algo más que un día feriado. Consentimiento con el que gobierno restauro la celebración deshecha cuyo verdadero espíritu nos tomara años recuperar.
 
Muchos cubanos no tendrán arbolitos cenas o regalos, no por prohibición como la vivió mi abuelo, si no por las limitaciones que imponen las carencias.
 
Seguimos esperando tiempos mejores, para tener un arbolito de Navidad y depositar regalos a su alrededor antes de sentarnos con la familia para disfrutar de la comida de Nochebuena. Tres esperanzas que una población, en su mayoría católica, percibe lejos en cada Navidad.


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