Seis meses del matrimonio entre igualdad y homosexualidad Dos parejas de gays, que compartieron con DLA su historia en marzo, cuentan
cómo ha cambiado su vida después de que DOMA fuera declarada inconstitucional en junio
Eric y Juan, que llevan 15 años juntos (cinco casados legalmente), han iniciado el proceso
para legalizar la situación migratoria del segundo, tras ver legalizada su unión.
J. GONZALO "Tengo mucha esperanza. Yo estoy en la lucha porque sé que vamos a conseguir algo bueno". Corría el mes de marzo y miles de homosexuales de Estados Unidos dirigían su mirada a la Corte Suprema que iniciaba por aquel entonces las deliberaciones sobre la constitucionalidad de DOMA, la ley aprobada en 1996 por Bill Clinton y que restringía la unión matrimonial a dos personas de distinto sexo.
El 26 de junio, finalmente, dicha ley fue tumbada y abrió la puerta a la legalización del matrimonio igualitario poco a poco en todo el país.
Juan, un mexicano ilegal que durante 15 años había compartido su vida con Eric (cinco de ellos casado legalmente en California) declaraba a DIARIO LAS AMÉRICAS su confianza en que pronto su vida cambiaría. No se equivocó.
Seis meses después su vida ha dado un vuelco que ni él mismo se hubiera imaginado: "Me siento con mayor seguridad. Y estoy más estable y lleno de proyectos. Queremos empezar un negocio nuevo. La vida es más fácil" -confiesa vía telefónica-"Ha sido poco a poco un regalo. Para alguien como yo, es algo muy grande".
Tan grande que se traba al enumerar los cambios que ha supuesto para él y su esposo la eliminación de DOMA: ya puede manejar con licencia, ha obtenido un número del seguro social, tienen planeado iniciar el año con un negocio y, is el proceso no atrasa, viajarán en mayo a ver a su familia en México, de la que ha estado separada por cerca de 20 años.
Como ellos, miles de estadounidenses han comenzado a disfrutar de los derechos políticos que les ofrecen ahora las leyes. Aunque con algunas limitaciones, pues no todos los estados del país permiten la celebración de bodas gays. De hecho, tan sólo 18 estados y el distrito de Columbia aceptan este tipo de uniones. De todas maneras, la administración de Barack Obama ha facilitado que los denominados beneficios federales (como inmigración) puedan disfrutarse en todo el territorio nacional.
Fin de la espera
Frankie Miranda, cuyo testimonio también apareció en las páginas de DLA en marzo, compartía la desazón de Juan en aquel entonces. Su lucha por poder reunirse con su pareja brasileña, del que ha estado 10 años separado, está a punto de acabarse.
Su caso es algo más complicado, pues fue deportado y por una década no ha podido entrar en territorio estadounidense, aunque dicha penalidad acabó en julio. Ahora, y cuando se resuelva completamente este embrollo migratorio, podrán unirse en matrimonio para que él pueda establecerse legalmente en EEUU.
"Así que estamos muy esperanzados", admite este joven puertorriqueño. Al igual que a Juan y Eric, los planes se le amontonan: "Ya está pensando en todas las cosas que vamos a hacer juntos cuando nos reunamos en Nueva York. Yo paso noches en vela pensando en el proceso". Comienza para ellos una vida normal, como la de cualquier pareja.
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