El cumpleaños de la desfachatez
POR ALINA FERNÁNDEZ REVUELTA, LA HIJA REBELDE DEL ANCIANO DICTADOR FIDEL CASTRO
La Revolución más larga de la historia está de cumpleaños.
A la Revolución francesa, que duró aproximadamente 10 años, se le reconocen méritos históricos que llegan a nuestros días. Aunque fue un proceso que tuvo varias “réplicas” graves, como todos los grandes sismos, al día de hoy se le aplaude la Declaración de los Derechos del Hombre, Libertad, Igualdad, Fraternidad, y la creación de un régimen de gobierno representativo, con asamblea legislativa. También se le adjudica el auge de la buena clase burguesa.
La Revolución cubana, en cambio, no parece tener fin, aunque ya se le atribuyen efectos de largo alcance. De eso pueden hablar con más visión los venezolanos, por ejemplo, que están pasando en esta época por una de la “réplicas”. O puede ilustrarnos mejor un angolano cualquiera.
De los efectos extramuros de la Revolución cubana se puede escribir interminablemente. Lo difícil es echar una mirada interna y descubrir que podrá permanecer en Cuba de este experimento social, que se adapta al paso de los tiempos como quien se agarra a la capa de Superman para no quedarse varado en tierra… No hablemos de los años 60. Estamos en el siglo XXI.
Hoy, en términos de avances sociales, ¿de qué puede felicitarse el Gobierno cubano? Puede vanagloriarse, digamos, de haber permitido más de un centenar de oficios desde 2008, que cubren un espectro amplísimo: zapateros remendones, desmochadores de palmas, detectives privados, cuidadores de perros (y de personas)… Un gran paso si se recuerda que antes de 2008 había que esconderse para arreglar uñas a domicilio y uno entraba a casa del peluquero por la puerta y salía por una ventana.
De manera que la permisividad para que te arreglen unas suelas de zapato o te destupan un inodoro sin estar cometiendo un delito se agradece mucho. Por algún motivo, la ropa y los perfumes no le parecen al Gobierno cubano una actividad lícita: por una razón verdaderamente misteriosa, vender perfume y ropa está prohibido.
No se quién tendrá la lista de prioridades humanas en esa isla. Todo esto es surrealista y anecdótico, pero lo cierto es que, a pesar de las “reformas”, nadie puede ser dueño de los medios de producción y el Estado sigue manteniendo el control del comercio, que eso fue lo que dijo Marx que había que hacer para ser comunista.
En contradicción con todo lo anterior, resulta que ahora se “amplían” los prestamos bancarios para incentivar la “pequeña empresa”: desde 2011, según la BBC, solo unas 550 personas han pedido prestado pesos cubanos para abrir un negocio. La política crediticia parece una burla más, porque todos sabemos que los productos de reventa en la isla viajan desde el exilio, o la diáspora…
Algo que el Gobierno admite y prohíbe alternativamente, es la venta de automóviles. Desde ayer puso en vigor un decreto para permitirla nuevamente después de 51 años.
Para marcar la fecha del cumpleaños, Raúl Castro viajó a Santiago de Cuba y alertó, para variar, de "graves peligros". Pero esta vez no habló de invasiones inminentes de los americanos ni de guerra bacteriológica contra la flora y la fauna.
Ahora advirtió sobre los efectos de la información sin censura que se cuela en la isla por el éter, y que afecta, cual virus selectivo, principalmente a los jóvenes, ya que solo favorece “el individualismo, el egoísmo y el mercantilismo”. Una afirmación extraña en boca de quien ha implementado el trabajo por cuenta propia. De quien afirmó que en Cuba seguirá habiendo “igualdad de oportunidades, pero no de ingreso”.
¿Qué quedará en el futuro de esta sociedad sometida a un paternalismo desamorado y ultrasevero? ¿Qué estructura puede permanecer en un país habituado al subsidio externo desde hace más de 50 años?
Primero, dependientes del hermano soviético, y ahora dependientes del enemigo imperialista, ¿cómo se hace la transición moral? ¿Cómo se justifica que 50 años después de hacer tabla rasa y “decapitar” a la clase media cubana, sea más próspero un cuidador de perros -porque recibe un champú antipulgas de Miami- que un ingeniero especializado?
Tal vez los procesos históricos sean amorales. Tal vez Monsieur Joseph Ignace Guillotin, no se esté revolviendo en la tumba. Todo eso son especulaciones. La clase dirigente cubana se comporta como si no hubiera un mañana.
Lo cierto es que los Castro han demostrado que piensan como Luis XV: “¡Apres moi, le deluge”! (¡Después de mi, el diluvio!) Y ahí, por desgracia, se acaban las comparaciones entre París y la Habana…