encarcelado en Camerún por ser homosexual *Sus abogados denuncian que su familia le sacó del hospital donde
le estaban tratando una hernia desarrollada en la cárcel, para dejarle morir.
El joven camerunés Jean-Claude Roger Mbede junto a su abogada, Alice Nkom.
*Roger Mbede se convirtió en símbolo de la lucha por el derecho de los homosexuales
en Camerún después de ser condenado por declarar su amor a otro hombre en un sms
Entró en prisión por enviar un mensaje declarando su amor a otra persona. Ha muerto con 31 años a causa de una hernia no tratada, según denuncian sus abogados. Roger Mbede, símbolo de la lucha por el derecho de los homosexuales en Camerún después de ser condenado por reconocer estar enamorado de otro hombre, murió el pasado viernes por la noche. Según denuncia su abogada en declaraciones publicadas por diferentes medios internacionales, sus familiares le privaron de tratamiento hospitalario, por el que le habían concedido la libertad provisional, argumentando que deberían dejarle morir.
“Su familia dijo que era una maldición para ellos, y que deberían dejarle morir”, denuncia su abogada Alice Nkom en declaraciones recogidas por la agencia AP. Según detalla, murió el viernes, aproximadamente un mes después de que su familia le apartase del hospital donde le estaban tratando una hernia.
Mbede desarrolló la hernia en la cárcel. En julio de 2012, se le concedió la libertad provisional por razones médicas, según Human Rights Watch. “Is no hubira habido criminalización de la homosexualidad, no habría ido a la cárcel y no habría muerto. Su vida finalizó tan pronto como entró a prisión”, denuncia su abogada, con la que mantenía una estrecha relación.
Lambert Lamba, un activista camerunés que trabaja en favor de las minorías sexuales, ha declarado que Mbede había estado fuera del hospital durante un mes antes de su muerte. “Su familia dijo que iban a quitarle la homosexualidad”, ha denunciado Lamba. “Fui a verlo a su pueblo. No podía levantarse, no podía hablar”, explica en declaraciones publicadas en The Guardian.
Neela Ghoshal, investigador senior de derechos LGBT de Human Rights Watch, ha instado a la policía camerunesa a investigar la muerte de Mbedes tras tener constancia de todos estos testimonios que indican la negación de tratamiento médico al fallecido. “Roger era un hombre valiente. Se convirtió en una activista accidental después de que fuese detenido simplemente por expresar su amor por otro hombre”, ha defendido Ghoshal.
Tal y como publicó Desalambre, Jean-Claude Roger Mbede fue condenado a tres años de prisión el 2 marzo 2011 después de que las autoridades del país descubriesen un mensaje de texto donde el joven camerunés afirmaba. “Estoy enamorado de it”. Su destinatario era otro hombre. Bajo el amparo de una ley camerunesa que impone hasta cinco años de prisión por “actos gay” fue acusado de “homosexualidad” y “tentativa de homosexualidad”.
Camerún acumula más casos contra los homosexuales que cualquier otro país africano, según Human Rights Watch. La ONG señaló en un informe de marzo de 2013 que al menos 28 personas habían sido acusados bajo la ley en los últimos tres años.
Entrevista a Roger Mbédé Sirva como modesto homenaje a Jean-Claude Roger Mbédé el reportaje que en su momento realizó sobre él la española Quijada Producciones como parte del proyecto PAEMH (Projet d’Assistance et d’Encadrement des Minorités Homosexuelles, una iniciativa de apoyo a las organizaciones LGTB que trabajan en Camerún financiado por la Unión Europea). El vídeo forma parte de la serie “Homosexuales en Camerún: gentes como tú y yo”, pequeños reportajes que recogen testimonios personales de personas LGTB de ese país.
Duele pensar cómo debieron ser los últimos días de Roger, sufriendo físicamente y rodeado de personas que lo despreciaban. Nosotros lo recordaremos como se muestra en este vídeo, valiente y orgulloso de los cientos de cartas de solidaridad que recibió de personas de todo el mundo. Casos como el suyo son los que nos motivan para seguir colaborando, muy modestamente y en la medida de nuestras posibilidades, a la lucha contra el odio homófobo y a favor de los derechos de las personas LGTB en todos los lugares del mundo.
El delito de ser homosexual en África Un total de 38 países condenan las relaciones entre personas
del mismo sexo con castigos que van desde la cárcel hasta la pena de muerte.
Además de la creciente homofobia, la comunidad LGBTI debe hacer frente a otros abusos
como la violencia física, sobornos, detenciones arbitrarias o "violaciones correctivas".
Por Maribel Hernández
El 2 de marzo de 2011, Jean-Claude Roger Mbede, un estudiante camerunés de 31 años, fue detenido y posteriormente condenado a tres años de prisión. Su delito: enviar un mensaje de texto a un amigo diciéndole que estaba enamorado de él. Jean-Claude fue acusado de “homosexualidad” y “tentativa de homosexualidad” por quienes administran la justicia en Camerún, uno de los 38 países de África en los que es ilegal amar y mantener relaciones sexuales con alguien del mismo sexo.
La creciente homofobia y criminalización de la homosexualidad en el continente africano, castigada incluso con pena de muerte en Mauritania, Sudán, el norte de Nigeria y el sur de Somalia, expone a la comunidad LGBTI a multitud de situaciones en el día a día que vulneran sus derechos más básicos.
“Extorsión, suicidio, expulsión de las escuelas, chantaje, dificultades en el acceso a la salud, especialmente tratamiento y prevención del VIH/SIDA, violación, asaltos, repudio por parte de sus familias... y todo eso unido a los problemas generales a los que se enfrentan diariamente el resto de comunidades en África”, cuenta por correo electrónico una mujer que ha sufrido en su propia piel buena parte de ellos. La ugandesa Kasha Jacqueline Nabagasera, fundadora de la organización Freedom and Roam Uganda ( FARUG) y premio Martin Ennals 2011 por su trabajo en defensa de los derechos humanos, tiene claro que el camino por recorrer es largo todavía. “Necesitamos que la gente quiera aprender, desaprender y reaprender sobre toda una serie de mitos, hechos, mentiras y verdades en torno a la homosexualidad, hay mucha ignorancia”, afirma. “Pero también es una cuestión de poder combinada con ideas patriarcales. Muchos creen que los gays se han convertido en mujeres y son menos hombres, o que las lesbianas son mujeres que quieren ser hombres”, cuenta Kasha, que tuvo que abandonar la casa en la que vivía de alquiler porque su casero no quería “a alguien así”.
Desde Nairobi, Denis Nzioka, fundador de la agencia de noticias LGBTI “ Identity Kenya”, culpa a los líderes religiosos, políticos y medios de comunicación de promover la homofobia. “Su influencia sobre las masas es poderosa y la están utilizando para incitar al odio contra las personas LGBTI. Muchos líderes religiosos dicen que la homosexualidad va en contra de sus enseñanzas y algunos incluso han llegado a pedir el asesinato de personas LGBTI. Hay políticos, incluido nuestro vicepresidente, William Ruto, que han comparado los homosexuales a los perros y los medios de comunicación también informan negativamente y de manera sensacionalista sobre temas LGBTI”, denuncia este periodista.
Uganda, en la encrucijada
Fue precisamente el brutal asesinato del activista ugandés David Kato en enero de 2011, unos meses después de que su nombre y su fotografía aparecieran en la portada del semanario Rolling Stone bajo el titular “Los 100 homosexuales más importantes del país” y el destacado “Que los cuelguen”, lo que llamó la atención mediática internacional. La muerte de Kato colocó sobre la mesa el tema de la homofobia y los derechos LGBTI en gran parte de los países africanos, particularmente en Uganda, donde, recalca Kasha Nabagasera, “nunca se ha discutido en público el tema de la sexualidad y, por eso, al hablar de identidad de género y orientación sexual muchos piensan que son ideologías importadas desde Occidente”.
Desde entonces, las cosas no han cambiado demasiado, más bien al contrario. Según el informe de Amnistía Internacional presentado el pasado martes “ Making love a crime”, en el África Subsahariana cada vez son más visibles el hostigamiento y los ataques a miembros de la comunidad LGBTI. Lejos de disminuir, la homofobia “está alcanzando niveles peligrosos”.
Países como Sudán del Sur, Burundi, Liberia, Nigeria o Uganda han promovido cambios legislativos en los últimos cinco años con el fin de endurecer las penas por homosexualidad, entendida como “actos carnales contra natura” o “actos contrarios al orden natural”. Precisamente en Uganda, desde octubre de 2009 se debate en el parlamento el proyecto de Ley Anti-Homosexual que pretende establecer la pena de muerte para delitos de “homosexualidad agravada”, cadena perpetua por “ofensa de homosexualidad” o “intentos de homosexualidad agravada” (ser sorprendido manteniendo relaciones con alguien del mismo sexo en más de tres ocasiones o mantener relaciones con alguien del mismo sexo siendo portador del VIH). De aprobarse finalmente, esta ley introduciría también penas de cárcel a quienes no denuncien actos que incumplan la norma y la nulidad de los acuerdos y tratados internacionales adoptados por e país en los aspectos que contravengan lo dispuesto en la ley, excluyendo así a la comunidad LGBTI de la protección de sus derechos humanos.
Las mujeres, víctimas por partida doble Además de la situación de desprotección legal en que se encuentran por su orientación sexual, las lesbianas africanas son doblemente discriminadas. “Las mujeres debemos afrontar el doble estigma de ser mujeres y, además, ser lesbianas, en unas sociedades en las que las mujeres son consideradas ciudadanas de segunda clase”, explica Kasha Nabagasera.
Una constante son las llamadas “violaciones correctivas”, comunes por ejemplo en Camerún, donde Amnistía Internacional ha documentado el caso de una mujer lesbiana que había sido violada y a cuyo agresor, tras ser detenido, la policía le dijo que tenía el derecho de “curarla” volviéndola a violar.
En Kenia, además de las violaciones correctivas, mujeres lesbianas han sido obligadas a casarse con hombres por sus familias. “Hemos tenido varios casos de violaciones correctivas sobre lesbianas y sabemos de cuatro mujeres que se suicidaron el año pasado porque sus familias las forzaron a casarse con hombres cuando les dijeron que eran homosexuales”, lamenta Nzioka, que acusa a la policía de estar implicada en muchos casos de extorsión, sobornos y chantaje contra la comunidad LGBTI.
Pese al hostigamiento y las numerosas dificultades, los activistas defensores de los derechos LGBTI en África son firmes en su compromiso. “ Lo que me mantiene en la lucha es mi convicción de que todo el mundo tiene el derecho de ser quien realmente es. Quiero que cada persona LGBTI pueda vivir abiertamente y sin miedo a nada”, asegura Denis Nzioka que, como su colega ugandesa Kasha, sueña con un país y un continente en el “todos puedan vivir libres e iguales en dignidad”.