Fernando es productor casero,
facturaba su cosecha en la vía pública, hasta que la policía lo pescó.
Monte y Águila
Ahora, con cuarenta gallinas, vende a escondidas
Gladys Linares LA HABANA, Cuba
Algunos “luchadores” han hecho como Fernando, que cuando decidió jubilarse, comenzó a pensar cómo incrementar su pensión sin buscarse problemas, porque estaba cansado de “resolver” para darle de comer a su familia. Un día, al pasar por la tienda agropecuaria de Diez de Octubre y General Lee, vio que estaban vendiendo pollitos recién nacidos, y compró veinte para comenzar su cría. Había encontrado su negocito. Él sabía que el gobierno vende el pienso por la libre a 3 pesos la libra. Además, para él la cría de aves no era nada nuevo, porque de niño, allá en Palmira, Cienfuegos, sus padres tenían un patio de gallinas y con sus hermanos vendían los huevos en la ciudad.
Fernando pensó que así tendría garantizados los huevos para su autoconsumo e incluso podría vender algunos por la calle. Estaba seguro de que no tendría problemas con la Policía, pues tanto los animales como la comida los había comprado al Estado.
Pero, el pobre, olvidó que estaba en Cuba: Hace pocos días andaba por la calle vendiendo huevos cuando un policía lo interceptó. Por mucho que el pobre señor trató de explicar que él no era un revendedor, el oficial se lo llevó para la estación, donde le confiscaron la mercancía y le pusieron una multa. Le dijeron que vender huevos está prohibido para los particulares, que solamente el Estado puede hacerlo.
Fernando ya tiene cuarenta gallinas y una producción de 30 huevos diarios. Y a partir de aquel día, solo vende a escondidas en su casa.
Ocho huevos al mes por persona en 1965. Ahora la cuota bajó a cinco
El 2 de enero de 1965, en uno de sus largos discursos, Fidel Castro dijo: “La gran batalla de los huevos ha sido ganada. De ahora en adelante el pueblo podrá contar con 60 millones de huevos cada mes”. Con esta afirmación demostraba su menosprecio por los cubanos, pues dada la población de entonces esa cantidad en realidad representaba alrededor de 8 huevos al mes por persona.
Ese mismo año, crearía el Instituto de Ciencia Animal (ICA), cuyo objetivo fundamental debía ser la búsqueda de mejores alternativas para la alimentación del ganado vacuno y las aves, objetivo que aún no se ha logrado a los 49 años de creado el Instituto.
El Carrusel, Virgen del Camino, cola para huevos-Foto Gladys Linares
En realidad, en Cuba antes de 1959, más del 85 % de las fincas se dedicaban a la cría de aves y a la venta de huevos. También era rara la familia campesina que no tuviera una pequeña cría, cuyos huevos constituían un producto de venta rápida. Además, en La Habana, Las Villas y Oriente había grandes centros productores de aves, por lo que la compra de huevos y animales vivos no era un problema para la población. Es a partir de la llegada del gobierno revolucionario, con la intervención de las fincas dedicadas a la cría, cuando comienza la escasez de este alimento.
También, con el objetivo de incrementar la producción avícola, fue creado en 1976 el Instituto de Investigaciones Avícolas. Por cierto, que según informes publicados por éste, en Cuba hay 10 millones de ponedoras, aunque todos nos preguntamos dónde están los huevos. El gobierno vende por la libreta de racionamiento 5 huevos al mes por persona, pues los 5 adicionales que costaban 90 centavos fueron excluidos de la venta regulada. A partir de entonces, los huevos prácticamente han desaparecido, y cuando se venden por la libre su precio es de 1,10 pesos moneda nacional.
Hoy provoca grandes colas la escasez de esta proteína, de gran demanda en la población no solo por su valor nutritivo, sino por ser la más barata que se vende en el país. Y son los ancianos los más afectados. En opinión de muchos, era preferible que les aumentaran 20 centavos en lugar de eliminarlos de la libreta de racionamiento.
El Carrusel, Virgen del Camino, cola para huevos-