El fastuoso castillo de Ciudadano Kane, al servicio de Lady Gaga Viaje al interior del Hearst Castle, construido por el magnate
de la prensa a principios del siglo XX y escenario del último vídeo de la cantante
Lady Gaga, en una imagen de su último vídeo
Cualquier sueño era posible para William Randolph Hearst (1863-1951), el todopoderoso magnate de la prensa en el que se inspiró Orson Welles para realizar Ciudadano Kane. Era excesivo, colérico, impulsivo, extravagante. Y adoraba el poder, claro. Además, desde el punto de vista de sus gustos arquitectónicos, admiraba Europa y su historia. Tanto es así que compró castillos e iglesias, y las trasladó piedra por piedra a Estados Unidos. Por ejemplo, el segoviano Monasterio Cisterciense de Santa María. El castillo en la película Ciudadano Kane se llamó Xanadú. Pero en la realidad, ese majestuoso «hogar» era el Castillo Hearst, situado en San Simeon, California.
La historia de este edificio comenzó en 1865. George Hearst compró entonces 40.000 hectáreas de terrenos, que luego crecieron hasta 250.000. En 1919, William Randolph Hearst heredó esa propiedad, a la que llamó La Cuesta Encantada (así, en español). En 1947, Hearst y la arquitecto Julia Morgan (1872-1957) crearon el fastuoso castillo con 165 habitaciones, jardines, terrazas, un zoo con más de trescientos animales procedentes de medio mundo (osos, tigres, camellos, cebras...), piscinas (entre ellas, una interior, de inspiración romana)......Y hasta un aeropuerto. En efecto, la puerta de entrada original para los invitados del señor Hearst (desde políticos a la espuma de los días de Hollywood) eran dos pistas de aterrizaje situadas donde hoy están las taquillas. Entre los pilotos que allí tomaron tierra se cita al cineasta Howard Hughes (su historia se cuenta en El Aviador), Amelia Earhart y Charles Lindbergh. En 1946, la pista se traslado casi dos kilómetros más allá, donde hoy la utiliza de forma privada la Hearst Corporation.
Todo el espacio está lleno de obras de arte, a las que tan aficionado era su propietario. En otras joyas podemos ver «Las tres gracias», del artista italiano Antonio Canova (1757-1822); «Neptuno», un óleo del siglo XVII pintado por el afrancés Simon Vouet; una lámpara creada en 1889 por Tiffany & Co.; un techo pintado a mano y decorado con pan de oro de 22 quilates... y así hasta completar una lista casi interminable.
Este es el entorno en el que Lady Gaga ha grabado su último vídeo, una superproducción de casi doce minutos presentada esta semana. El vídeo comienza con la canción Artpop. La artista es un ave herida rodeada de ejecutivos que se pelean por billetes de dinero en el aire. Se levanta hasta que cae de nuevo a las puertas del Hearts Castle. Y, por supuesto, se apresura a entrar en su interior, a descubrirlo para nuestros ojos. Este es el vídeo.
El castillo Hearst puede visitarse. La entrada para adultos cuesta 25 dólares. Para niños, 12. Una app (Apple, Android) permite recorrer las instalaciones virtualmente. Y este otro vídeo (un fragmento del que se muestra a los visitantes) nos permite hacernos una idea más real de la finca y el edificio hoy.
Tres apuntes más. Primero sobre Julia Morgan, autora del proyecto del castillo, considerada la primera mujer arquitecta del mundo. Su maestro, Bernard Maybeck, le consiguió una beca para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de París. Allí llegó en 1896, aprendió francés y aprobó los exámenes de entrada dos años después. Se diplomó en 1902.
En segundo lugar, sobre el zoo, que tanto asombro provocó en su época. El desmantelamiento del zoológico comenzó en 1937, después de que William Randolph Hearst experimentara grandes dificultades financieras. Muchos animales fueron donados a zoológicos públicos o vendidos.
En cuanto al citado Monasterio Cisterciense trasladado a EE.UU., hoy podemos encontrar una parte en el Monasterio español de Sacramenia, en Miami. Su origen se remonta al siglo XII, como parte de la abadía cisterciense de Santa María la Real, en Sacramenia (Segovia). En 1925 vendieron a William Randolph Hearst el claustro, la sala capitular y refectorio del conjunto. El magnate desmontó las estancias y las trasladó en 11.000 cajones, donde permanecieron sin ser montadas hasta 1952, debido a las dificultades económicas por las que atravesó Hearst.