El exilio de Miami
quiere que EE.UU. cambie su política hacia Cuba
Según una encuesta de un «think tank» de Washington, el 79%
de los exiliados es partidario de normalizar las relaciones con la isla
Tres mujeres conversan en una calle de La Habana
EMILI J. BLASCO | CORRESPONSAL EN WASHINGTON | ABC
El debate sobre la conveniencia o no de un cambio de actitud hacia Cuba se ha abierto en Estados Unidos, después de que una reciente encuesta señalara por primera vez que la mayoría de los estadounidenses están en contra de mantener la actual políticade embargo y de restricción de viajes a la isla (56% frente a 35%). Pero lo que unos consideran «histórico», otros denuncian como «manipulación con una agenda económica detrás». El Departamento de Estado aseguró que no se plantea ningún cambio.
La encuesta, encargada por el Atlantic Council, un «think tank» de Washington, asegura que la mayoría a favor de la normalización de las relaciones con Cuba es incluso mayor en Florida (63% frente a 30%) y aún más entre los ciudadanos de origen cubano en ese Estado (79% frente a 21%). Defender la interlocución con el régimen castrista ya no sería garantía de fracaso electoral para un candidato que se aventure a tomar esa bandera: incluso en la derecha republicana hay una ligera inclinación a explorar nuevas vías con Cuba (48% frente a 46%).
Todo esto contradice las opiniones mantenidas hasta ahora: el apoyo a la normalización aumenta conforme los encuestados viven más cerca de Miami, donde reside el mayor grupo de exiliados cubanos, y crece con los grupos de edad, de manera que quienes sufrieron más directamente la revolución castrista más inclinados están por un cambio.
De todos modos, como apuntó «The Miami Herald», el principal diario de esa ciudad, en la encuesta nunca se pregunta directamente si se desea levantar el embargo; de hecho esta palabra tan definitoria del debate no llega a aparecer en el cuestionario. Las preguntas inquieren sobre una «normalización» de relaciones o si Estados Unidos debería «comprometerse más» con Cuba.
Esto lleva al Consejo para la Libertad de Cuba, una de las entidades anticastristas de Miami, a denunciar una «manipulación». Así, en el decisivo punto de si Washington debiera retirar a Cuba de su lista de países que promueven el terrorismo, curiosamente el cuestionario pregunta si Cuba representa la misma amenaza que un Irán nuclear o que otras naciones que acogen a Al Qaida, cuando en realidad la mayoría de los países que están en esa lista suponen una amenaza muy reducida para EE.UU. La formulación de la pregunta sugiere un deseo de inducir una determinada respuesta.
«Tome nota y actúe»
La encuesta ha servido, en cualquier caso, para que algunos miembros del Congreso redoblen sus gestiones para crear una opinión contraria entre los legisladores sobre la revocación del embargo contra Cuba. El demócrata Patrick Leahy, senador de Vermont, declaró en el coloquio organizado en el Atlantic Council que «es tiempo de modernizar» la política de EE.UU. hacia la isla. «Presidente, tome nota y actúe. No es lógico continuar con una política que en lugar de aislar a Cuba nos aísla a nosotros mismos», dijo. Por su parte, el republicano Jeff Flake, senador de Arizona, recordó que hace ya veinte años EE.UU. abrió sus relaciones comerciales con Vietnam, país con el que hubo un enfrentamiento mucho más encarnizado que el mantenido con los Castro.
La posición contraria fue defendida por Alex Castellanos, consultor político republicano nacido en La Habana y habitual colaborador de la CNN. Castellanos destacó que tanto las Damas de Blanco como otros grupos opositores en Cuba piden a Estados Unidos que siga ejerciendo su presión sobre el castrismo. «Ellos son los que están arriesgando su vida cada día. ¿Cómo mirarles a la cara y decirles que es momento de abrir puentes con el régimen?», preguntó.
En Florida, la encuesta encendió los ánimos. El exgobernador Charlie Crist, que vuelve a presentarse al cargo este año compitiendo contra el Partido Republicano al que pertenecía, continuó su evolución política hacia los demócratas reclamando la normalización de las relaciones con Cuba. «En cincuenta años el embargo no ha hecho nada para cambiar el régimen en Cuba», afirmó. En su época de gobernador, de 2007 a 2011, Crist respaldó las sanciones contra Cuba y firmó una ley que aumentaba los costes a las agencias de viajes que realizaran viajes a la isla.
El republicano Rick Scott, actual gobernador de Florida, respondió que el embargo «defiende a los cubanos, a la libertad de las familias cubanas, de modo que debemos seguir con él». El congresista republicano Mario Díaz- Balart indicó que un cambio de política solo conseguiría que haya «más turistas que toman mojitos en hoteles del régimen y más magnates que cierran negocios con empresas pertenecientes al régimen».