Sin memoria no hay justicia
Si su compromiso fuera auténtico, el CENESEX debía impulsar el debate sobre fenómenos tan terribles como las UMAP, depuraciones universitarias, los dictámenes del Congreso de Educación y Cultura de 1971 y la Parametración de los espacios culturales o los actos de repudio de 1980
Por Leonardo Calvo Cardenas | La Habana, Cuba | Cubanet
Acaba de concluir una jornada más de lucha contra la homofobia que cada mes de mayo auspicia el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), bajo el liderazgo de Mariela Castro Espín, hija del presidente Raúl Castro. Esta miembro de la familia hegemónica y nepotista se ha erigido en paladín de una supuesta cruzada por el respeto a la diversidad de orientación sexual y los derechos de la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales, e Intersexuales (LGBTI), campaña que está marcada por el espíritu de manipulación paternalista que caracteriza al sistema.
La jornada estuvo matizada por la celebración en Cuba de una nueva reunión de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales ILGALAC (Varadero 7-10 de mayo), evento al que llegaron una serie de invitados extranjeros, en su mayoría desconocedores de la realidad histórica y social de Cuba.
En esta ocasión, pasaron por nuestro país una serie de personajes que a causa de ese desconocimiento o por interés personal cantaron loas a la labor del CENESEX y a los avances de Cuba en materia de derechos LGBT. Personalmente dudo mucho que estos invitados de ocasión no sean capaces de percatarse del carácter corporativo de la institución y el control que ejerce sobre una lucha que sobre todo debe estar signada por la independencia cívica de los actores que la protagonicen.
Así, con la complicidad dudosamente inocente de los delegados extranjeros, la “seño”, educadora de guardería infantil, devenida en máster en educación sexual, montó su show mediático de cada primavera, esta vez en La Habana, Varadero y la provincia Granma, en el cual se volvió a hacer evidente la decadencia en impacto y capacidad de convocatoria de este montaje lastrado por la manipulación política a favor del régimen y que está muy lejos de reflejar el verdadero sentido universal de la justa lucha por la igualdad de derechos sin distinción ni discriminaciones, pero sin condicionamientos ni manipulaciones.
Muchos miembros de la comunidad LGBTI en Cuba se han ido decepcionando de la propuesta del CENESEX, en tanto ha estructurado una serie de plataformas y estructuras cortesanas y clientelistas, meticulosamente controladas desde arriba que nada tienen que ver con el liderazgo y la potestad de las víctimas de siempre, y sirven muy bien a los intereses de control y manipulación de ese liderazgo impuesto e ilegítimo.
De hecho, más allá de los impactos mediáticos que garantiza el “liderazgo” de la “Infanta Mariela”, quien recorre el mundo alimentando una falsa imagen de liberalismo y apertura, muy poco se ha avanzado en Cuba en materia de consagración jurídica de los derechos de la comunidad, de activación de mecanismos efectivos de protección y combate contra la injusticia y la discriminación y sobre todo en el reconocimiento de la independencia y el liderazgo cívico de una comunidad capaz de encabezar sus propias luchas.
Porque el pecado original de todo el andamiaje manipulador de Mariela Castro y su montaje radica en que los heterosexuales debemos comprometernos y participar en esta larga y difícil lucha por el respeto a la diversidad, El Estado debe hacer una contribución capital a la instauración institucional y cultural de esos derechos y valores, pero deben ser los miembros de esa comunidad los que tienen que liderar, desde la legitimidad de sus espacios y potestades, una lucha que nadie como ellos pueden sentir e impulsar.
Dos carencias más deslegitiman el montaje de Mariela: en primer lugar, la manipulación política de utilizar las acciones y espacios de las campañas para impulsar y visibilizar los intereses del gobierno que nada tienen que ver con el tema LGBTI; por otra parte, la omisión y desconocimiento de una realidad histórica que ha marcado con fuego y dolor varias décadas de nuestras vidas, ante lo cual sin reconocimiento y desagravio será muy difícil reconstruir nuestras relaciones sociales.
Mariela Castro y su séquito impulsan el trabajo del CENESEX borrando la ejecutoria y el legado del Dr. Celestino Álvarez Lajonchere, quien con su genio, carisma y entrega fue precursor de los avances teóricos y educativos en esta rama del saber. Lo mismo sucede con la destacada especialista alemana Mónica Krause, quien dirigió el CENESEX durante años e hizo grandes aportes científicos en esta rama. Es fácil comprender que, reconocer la obra y herencia de esos especialistas, sería dejar en mayor evidencia la incapacidad de la actual directora para ocupar la responsabilidad que asume con tan displicente festinación.
Si fuera legítimo y auténtico su compromiso, lo primero que tendría que hacer Mariela Castro en nombre de su familia y el poder que han ejercido es pedir perdón por tantos crímenes y desmanes, por tanto dolor, sufrimiento e injusticia causado a compatriotas por su orientación sexual. Si su compromiso fuera auténtico, el CENESEX debía impulsar el debate sobre fenómenos tan terribles como las Unidades Militares de Ayuda a la Producción, UMAP, las depuraciones universitarias, los dictámenes del Congreso de Educación y Cultura de 1971 y la Parametración de los espacios culturales o los actos de repudio de 1980.
Si fuera legítimo y auténtico el compromiso del CENESEX, Mariela utilizaría su autoridad e influencia para denunciar y combatir las violaciones de derechos que cotidianamente sufren los miembros de la comunidad LGBTI, víctimas de las injusticias y el abuso, físico y sexual, que genera la extendida arbitrariedad y corrupción de las fuerzas del orden público. Bien podría Mariela utilizar el poder que le asiste para impulsar una campaña de adhesión ciudadana que demande la aprobación de leyes que hagan efectivos los derechos de la Comunidad LGBTI.
Ante la indolencia y desconexión social de esta plataforma oficialista, la comunidad LGBTI ha reaccionado generando en los últimos años una serie de movimientos que tratan de impulsar esta lucha desde la sociedad, libres de tutelajes manipuladores. La recién creada plataforma independiente Alianza Arcoíris Libre de Cuba (ALCU), recibió en esos días la visita de representantes de la Corporación Caribe Afirmativo de Colombia, institución fundada por un cubano y que acumula amplia experiencia en materia de promoción de los derechos de la comunidad LGBTI y con la cual varias plataformas de la sociedad civil de Cuba desarrollan un programa de intercambio teórico y práctico.
Los activistas colombianos, que fueron objeto de amenazas por parte de la policía política y de acoso por parte de la Policía Nacional Revolucionaria, pudieron constatar en la práctica los matices de la compleja realidad social cubana y sobre todo la necesidad de que se amplíen los horizontes de conexión de las plataformas independientes con los avances globales en materia de derechos LGBTI, para convertirse en un real mecanismo de presión ante un gobierno que se mueve entre la represión y la manipulación sin pasar nunca por la memoria y la justicia.