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General: Las promesas jamás cumplidas del dinosauro Fidel Castro
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 28/05/2014 15:45
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Las 8 promesas jamás cumplidas de Fidel Castro
 
1. “Tengo la seguridad de que en el curso de breves años elevaremos el estándar de vida del cubano superior al de Estados Unidos y del de Rusia”. Fidel Castro 16 de febrero de 1959
 
2. “Habrá libertad para los que hablan a favor nuestro y para los que hablan en contra nuestro y nos critican”. 1ero. de enero de 1959 en Santiago de Cuba.
 
3. “Yo no estoy interesado en el poder, no lo ambiciono… Restableceremos todos los derechos y libertades, incluyendo la absoluta libertad de prensa”. Santiago de Cuba, 3 de Enero de 1959.
 
4. “Nosotros tenemos un país libre. No tenemos censura y el pueblo puede reunirse libremente. Nunca vamos a usar la fuerza y el día que el pueblo no me quiera, me iré.” La Habana, 9 de Enero de 1959.
 
5. “Cuando se suprime un derecho se termina por suprimir todos los demás derechos, desoyendo la democracia. Las ideas se defienden con razones, no con armas. Soy un amante de la democracia”. declaraciones a la prensa, La Habana, Enero 7, 1959.
 
6. “Los que hablan de democracia deben empezar por saber en que consiste el respeto a todas las ideas, a todas las creencias, en que consiste la libertad y el derecho de los demás… no perseguimos a nadie… Si perseguimos a un periódico y lo clausuramos, Ah!, cuando se empiece a clausurar un periódico, no se podrá sentir seguro ningún diario, cuando se empiece a perseguir a un hombre por sus ideas políticas, no se podrá sentir seguro nadie, cuando se empiece a hacer restricciones, no se podrá sentir seguro ningún derecho”.
 
7. “No se concibe un país libre cuya economía es de extranjeros”. Febrero 24 de 1960.
 
8. “Nosotros hemos dicho que convertiremos a Cuba en el país más próspero de América, hemos dicho que el pueblo de Cuba alcanzará el nivel de vida más alto que ningún país del mundo”. La Habana, 13 de marzo de 1959.
 
**********
Promesas y realidades de Fidel Castro
El 5 de febrero de 1998, en el periódico Granma, Fidel Castro tuvo el valor de expresar que "El pueblo de Cuba no le ha fallado jamás a la Revolución" ¡Claro que el pueblo de Cuba no le ha fallado jamás a la Revolución! De esto no hay la menor duda y por ello es mayor la infidelidad de Fidel Castro, que es el que en verdad le ha fallado a la Revolución. Le ha fallado porque ha renegado del modo más procaz a todas sus promesas cuando pedía el concurso de nuestro pueblo en su empeño de combatir a la dictadura de Fulgencio Batista. Le había ofrecido todo un programa de beneficios que significarían una mejor vida, un régimen de libertad que no tenía durante la dictadura, un derecho a elegir sus representantes y tomar el tipo de sistema que considerara más eficiente para su desarrollo social. Sin duda nada de esto ha sido cumplido por el dictador Castro, que antes atacaba a los millonarios cubanos, pero ahora lo vemos señalado como uno de los hombres más ricos no de Cuba sino del mundo.

Se le ofreció a los obreros libertad para organizar sus sindicatos de trabajo, así como para elegir a los individuos que consideraran como más eficientes para defender sus derechos. En 1959, en unas elecciones limpias como nunca se habían efectuado entre los obreros cubanos, la mayoría de los trabajadores votaron por elegir en forma abrumadora a los representantes obreros que seguían la línea del Movimiento 26 de Julio, que era la organización que Castro mismo había fundado y que había cooperado para llevarlo al poder. En forma dictatorial, quizás la primera señal de los males que habían de ser norma de su sistema de gobierno, Castro impuso que se le diera la mitad de los puestos ejecutivos de la Confederación de Trabajadores Cubanos a los miembros del Partido Comunista, que tuvieron escasos votos en esa elección. Desde este momento, el movimiento obrero dejó de ser un movimiento con libertad de decidir la mejor línea a seguir y de luchar por una remuneración para sus miembros justa y acorde con la riqueza de la nación. Desde entonces Castro señala cual es el salario que el obrero debe recibir como recompensa por su trabajo. Se prohibe el menor rechazo a las decisiones provenientes de la alta esfera del gobierno, que no es sino el úkase del líder y señor mayoral Fidel Castro. Nadie puede ni se atreve a contradecir su mandato. ¡Qué es esto sino una traición a lo prometido por Castro!

No hace falta recordar todas las expresiones de Fidel Castro en favor de un régimen democrático durante sus años de lucha contra la dictadura de Batista, pero es conveniente señalar algunas de sus promesas una vez llegado al poder.

Castro dijo en Nueva York, el 23 de abril de 1959 en una Conferencia de Prensa lo siguiente: "Deseamos establecer en Cuba una verdadera democracia, sin trazo alguno de fascismo, peronismo o comunismo. Estamos en contra de toda clase de totalitarismo." ¿Será que ahora tenemos la democracia castrista?

Más grave aún, le ha fallado al pueblo imponiendo un sistema que ha silenciado la larga gesta heroica por conseguir la democracia. Ese noble esfuerzo de los mártires de la lucha antimachadista, los Pío Alvarez, Carlos Fuertes Blandino, Juan González Gutiérrez, Rubierita, así como los que perdieron la vida en la lucha durante la primera dictadura de Batista, como Enrique Fernández, Armando Feito, etc. El triunfo de la Jornada Gloriosa en 1944 con la elección de Ramón Grau San Martín, que se corrompe con los robos del BAGA y convierte en millonarios a muchos de los antiguos combatientes. Por esa razón y continuando los ideales originales de José Martí y del Directorio Estudiantil Universitario de 1927 y 1930, se funda el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), teniendo como líder a Eduardo R. Chibás.

Tras el golpe de estado de Batista el 10 de marzo de 1952, muerte de la Constitución de 1940, continúa la contienda contra esa dictadura. Con la cooperación de gran parte de la juventud del Partido del Pueblo Cubano, adopta Fidel Castro la línea insurreccional con lo que él titula "chibasismo revolucionario", como el procedimiento para derrocar ese régimen espurio. Al ataque del cuartel Moncada y Bayamo van en su casi totalidad miembros del Partido Ortodoxo. Después de salir de la prisión, Fidel Castro funda el Movimiento 26 de Julio con los lineamientos democráticos del Partido del Pueblo Cubano, por lo que logra el apoyo de gran parte de los miembros de ese partido. Prueba de ello son citas de su alocución en la tumba de Chibás a unos días del triunfo, el 16 de enero de 1959. Allí dice: "Pero hoy es como el resumen de toda la historia, la historia de la revolución, la historia del 26 de Julio, que tan ligado está a la historia de esta tumba, que tan ligado está al recuerdo de quien descansa en esta tumba, que tan íntimamente está a la ideología, a los sentimientos y a la prédica de quien descansa en esta tumba, porque, debo decir que sin la prédica de Chibás, que sin lo que Chibás hizo, que sin el civismo y la rebeldía que despertó en la juventud cubana, el 26 de Julio no hubiera sido posible." "Entre los jóvenes que seguían a Chibás se reclutaron principalmente combatientes. Si no hubiese existido aquella juventud, si no hubiese existido aquella prédica, si no hubiese sembrado aquella semilla, no hubiese sido posible el 26 de Julio, que fue la continuación de la obra de Chibás, el cultivo de la semilla que él sembró en nuestro pueblo. Sin Chibás no hubiese sido posible la revolución cubana. "El Movimiento 26 de Julio tiene una estructura de dirección colegiada en la que Fidel Castro, Frank País, René Ramos Latour, Juan Manuel Márquez y otros miembros de la organización forman parte. Fidel Castro organiza la expedición del Granma en estrecho contacto con Frank País, que se encarga de la preparación de actos de apoyo en Santiago de Cuba, Manzanillo y en las zonas colindantes del desembarco.

Al no coincidir la llegada del Granma con el asalto en Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1956, se pierde parte de lo proyectado. Fidel Castro con un reducido número de miembros de la fuerza expedicionaria se interna en las montañas de la Sierra Maestra. Allí reciben la ayuda imprescindible para su supervivencia de los cuadros del 26 de Julio y del Movimiento de Resistencia Cívica en Santiago, Manzanillo, Bayamo y toda la zona que circunda a la Maestra, de dinero, víveres, armas y más tarde un contingente de jóvenes santiagueros que refuerzan a los alzados. Sin dicha ayuda no hubiera sobrevivido la escasa tropa de combatientes. En esta etapa Frank País primero, y luego de su asesinato, René Ramos Latour, demostraron su enorme capacidad de organización y tenacidad.

Durante la etapa de lucha el mensaje siempre fue de franco espíritu democrático. Recordemos la carta escrita al Che Guevara por René Ramos Latour, no sólo en su nombre sino expresando la opinión de todos los miembros de la dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio: "Nosotros queremos una América fuerte, dueña de su propio destino, una América que se enfrente altiva a los Estados Unidos, Rusia, China o cualquier potencia que trate de atentar contra su independencia económica y política. En cambio los que tienen tu preparación ideológica piensan que la solución a nuestros males está en liberarnos del nocivo dominio yanki por medio del no menos nocivo dominio soviético."

Como ejemplo está el Manifiesto de la Sierra Maestra firmado por Felipe Pazos, Fidel Castro y Raúl Chibás. Ese Movimiento 26 de julio no era sino la continuación, como se dijo con anterioridad, de la lucha de más de treinta años por lograr una Cuba libre de injerencia extranjera y del nocivo peculado, con libertad y derechos del ciudadano, de todo lo que en estos cuarenta años se le ha negado a nuestra nación por infidelidad de Fidel Castro. Y llegado al poder, el 8 de mayo de 1959 en discurso en la Plaza Cívica Fidel Castro decía: "Es que todos los derechos del hombre son los derechos de la Revolución. Es que la libertad de opinar, la libertad de escribir, la libertad de hablar, la libertad de reunirse y la libertad de creer, son libertades sagradas de nuestra Revolución." Ese era el verdadero pensamiento de los integrantes del Movimiento 26 de Julio durante la lucha contra la dictadura y los principios que lograron el apoyo del pueblo cubano. Coartar esas libertades ha sido una clara política contrarrevolucionaria. La meta por la que lucharon y murieron gran cantidad de cubanos ha sido tergiversada y violada de forma sistemática durante estos años, mientras lo único constante ha sido la represión y el terror. Fidel Castro desde el Palacio Presidencial trazó su meta el 13 de marzo de 1959 cuando dijo lo siguiente: "Nosotros hemos dicho que convertiremos a Cuba en el país más próspero de América, hemos dicho que el pueblo de Cuba alcanzará el nivel de vida más alto que ningún país del mundo, porque mientras las grandes potencias tienen que invertir un porcentaje inmenso de sus energías en fabricar armas, nosotros lo vamos a invertir todo en producir riquezas, en hacer escuelas, en establecer industrias, en poner a producir nuestros campos, en desarrollar las inmensas riquezas que tenemos en nuestra maravillosa tierra que además de rica es también la más hermosa." Siempre tenemos que recordar, por desgracia, estas bellas promesas incumplidas en su totalidad.

¿Cuál es la razón para empeñarse en ocultar la historia brillante y pura de ese periodo épico de los años 30, 40 y 50 que ha sido totalmente borrada de la nueva historia impuesta por el régimen castrista? Quizás se debe a la pobre participación de los comunistas durante esta gesta. Claro que a la larga la cruzada democrática no puede ser obliterada y caerá con mayor peso sobre el principal culpable de este oscurantismo, así como sobre los que por temor o por conveniencia se han aliado con dicha patraña.

Con tristeza vemos que prácticas utilizadas por la dictadura de Machado vienen a renacer en el período actual. Los estudiantes de los años 30 tenían la práctica de producir actos de rebeldía, donde mujeres y hombres, en lo que se llamó "tánganas", salían a la calle denunciando las atrocidades del machadato y pidiendo libertad y justicia. El régimen machadista reunió a bandas pagadas para que hicieran presencia en esos actos de repudio y atacaran en forma brutal a los jóvenes, mujeres y hombres, que defendían los ideales democráticos. Esa turba se conoció como la "porra" de Machado. Con gran pesar vemos ahora copiado ese sistema antidemocrático al cual se le ha dado el nombre de Brigadas de Respuesta Rápida. Es conveniente que los actuales mandatarios reflexionen un poco y no copien en forma tan similar los actos antipopulares de pasadas dictaduras.

Y ahora podemos recordar, con pesar también, el discurso de Fidel Castro, ya en el poder, en Montevideo, Uruguay, el 5 de mayo de 1959, donde dice: "¿Cuál es nuestro ideal? El de una sociedad donde todos tengan derecho a sus ideas políticas, fueren cuales fueren, donde todos tengan derecho a sus ideas religiosas, sean cuales fueren, donde todos tengan derecho a la libertad, sean mayoría o sean minoría. Ni el imperio de la minoría sobre una mayoría, ni el terror de una mayoría sobre una minoría. Democracia en el sentido real, no dictadura ni oligarquía; democracia en el sentido real sobre una base de justicia social. Tracémonos nuestra meta y luchemos por ella." No parece haber pensado en ese momento que tendría que hacer uso de la "porra" actual. Obcecados por el poder, los falsos redentores --encabezados por Fidel Castro en el caso de la nación cubana-- incumplen sus promesas para plasmar una realidad hecha a la medida de sus ambiciones. Las promesas estériles de quienes incuban una inconfesable vocación totalitaria constituyen una cruel y narcotizante práctica de la mentira. Para evitar la desesperanza y el escepticismo los pueblos tienen que aprender a desoír el canto de estas sirenas.

Por este oscurantismo, el trabajo principal que debemos emprender en este momento los cubanos es la reeducación política de nuestro pueblo. Castro llegó al poder con el mensaje del ideal martiano y autotitularse como su único exponente. En la etapa política tras la "independencia" la nación llegó pero eso no era suficiente. Al llegar se pueden hacer dos cosas: una es aprovechar el poder en beneficio propio. Lo que ocurrió hasta la etapa de los años veinte en que se comenzó a valorar lo erróneo del ciclo republicano. Martí estaba en los labios para los discursos patrióticos en las efemérides nacionales, pero absolutamente olvidado en cuanto a la aplicación de su mensaje. Quizás los que mejor comprendieron a Martí fueron los obreros cubanos pobres de Tampa y Cayo Hueso. Eduardo R. Chibás, con su constante batallar por los ideales martianos olvidados, logró calar en la masa del pueblo que se daba perfecta cuenta de la degeneración de la etapa republicana. Ese fue el periodo de los generales libertadores que lucharon por la independencia, pero al llegar se dedicaron a disfrutar del poder y fueron culpables del ambiente corrupto generalizado de los mandatarios, que llega a penetrar la masa del pueblo cubano, cuyo nivel de vida en nada había cambiado en sentido positivo. Seguían, en su mayoría, en un abandono total en cuanto a su educación y remuneración por su trabajo. Una clase, sin duda, había mejorado su nivel de vida, pero era una minoría privilegiada.

Los jóvenes estudiantes y ciertos intelectuales de los años veinte expresaron su descontento. Algunos de esos intelectuales se cansaron, quizás por la ardua lucha que había que sostener contra la corriente desmoralizadora reinante en Cuba. Martí no era comprendido en toda su verdadera intención y la lucha era sumamente dura. Algunos de los jóvenes optaron por el nuevo ideal del comunismo ruso, que parecía un faro resplandeciente para cambiar a un mundo complejo y materialista que olvidaba la suerte de los humildes. El tiempo demostró que los líderes comunistas rusos llegaron pero no cumplieron y tomaron la ruta de aprovecharse de ese poder y establecer un gobierno de represión contra todo lo que no comulgara con el mandatario de turno. Fue un éxito desde el punto de vista de mantener el poder, pero fracaso total para el pueblo ruso.

Con gran habilidad, Castro se basó en las prédicas martianas, y sobre todo, en la figura más actual de Chibás, que había tocado profundamente en la mente de nuestro pueblo. Llegado al poder, con su carisma y labia indudable se propuso presentar una tesis martiana que cambiaba en realidad el fondo de su pensamiento, pero en la manera por él expresada lucía acogedor para el pueblo cubano. Martí estaba lejos y pudo utilizar en su provecho y conveniencia la forma más beneficiosa para él del mensaje martiano. Prendió en el pueblo lo que le convino, pero no la esencia del pensamiento, que no era de su agrado. El tenía una intención de mantener el poder, pero no deseaba como los anteriores gobiernos aprovechar el mando solamente; había que, siguiendo el modelo ruso, adormecer a la población con su canto de sirenas. Lo hizo con gran éxito. Educó al pueblo a su manera y llegó profundo en su bastardo mensaje que como la revolución rusa cruzó las fronteras nacionales y se convirtió en un faro erróneo para el descontento internacional.

La oposición cubana no pudo comprender a fondo el enemigo con que se topaba y lo atacó primero con expediciones militares que carecían del mensaje necesario para llegar al pueblo cubano que tomaba en consideración, solamente, el éxito de haber llegado, y no se daba cuenta del mensaje impuro con que se le educaba. Se fanatizó hasta el punto de saltar las barreras familiares y amigables para denunciar a todo el que saliera de la senda interesada y adulterada que se le señalaba. En esto han sido magistrales y por ello el trabajo es difícil si lo queremos encauzar, pero en realidad es la única labor indispensable para obtener éxito. Recordemos las palabras de Fidel Castro en Conferencia de Prensa en Washington el 18 de abril de 1959: "Yo he venido aquí para contestar a la prensa libre, porque lo primero que hacen los dictadores es acabar con la prensa libre, que es la primera enemiga de las dictaduras. ¡Ese es el peor error que cometen las dictaduras!"

Nuestra meta no es llegar, lo que es cuestión de tiempo, sino reeducar a nuestro pueblo en la verdadera prédica martiana. Para ello tenemos que utilizar el único vehículo que poseemos y es introducir en el corazón de la nación cubana el verdadero mensaje de Martí, como fue expresado en forma correcta por Eduardo R. Chibás. Todavía está latente en ciertas capas de la población ese mensaje y es una tarea ardua, pero imprescindible si deseamos no solamente llegar, sino ofrecerle al pueblo una meta que no sólo sirva para triunfar, sino para brindarle un esquema que logre establecer un gobierno que dé permanencia, equidad y felicidad plena.

La labor es dura, quizás no veamos su triunfo, pero no hay más camino que el de unir a los cubanos en la lucha no sólo contra el nocivo presente, sino en una cruzada que posiblemente sea de proyección mundial. Hay que encarrilar la lucha en dirección de que resuelva nuestro problema, pero a la vez el difícil cuadro internacional. Hay que insistir con el lema de la reeducación política del cubano, que está por el momento perdido en unos principios que nada le ofrecen, faltos de solidez en su mensaje y que han sido utilizados con gran inteligencia para la propia preservación de Castro y sus íntimos seguidores. Y con certeza a esos mismos seguidores no le van a ofrecer una verdadera garantía para conservar el poder. Con la desaparición de Fidel Castro se derrumbará todo ese montaje y lo que vendrá después no puede ser nada favorable para la nación cubana. Vendrán años de lucha por el poder sin que se resuelvan los intereses básicos del pueblo, porque los que sólo están interesados en llegar a gobernar no pueden encaminar la nación.

En ese momento se presentará la tarea más ardua. En esta labor fallaron todos los gobiernos que pasaron por el poder en Cuba, inclusive el actual. Y fue precisamente por anteponer su deseo de mandar, al de satisfacer las verdaderas y profundas aspiraciones de la mayoría de los cubanos. Los intereses materiales de los que gobernaron fueron su meta y no convertir en realidad lo que ofrecieron a los ciudadanos, a la masa del pueblo. Por esta traición vino el desaliento y el encogerse de hombros ante la cruda realidad. El mensaje tiene que hacer pensar, pero en la dirección correcta, en el fundamento del mensaje de Martí captado en toda su intensidad por Eduardo Chibás, que estaba dispuesto a ofrecer su vida antes de abandonar la médula de su ideario. Ese mensaje que penetró en los cubanos y que le sirvió a Castro para llegar, pero no para resolver los problemas fundamentales de la nación cubana.
                  Raúl Chibás
 
Caricatura-de-Fidel-Castro-3.jpg (600×738)
 


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De: BuscandoLibertad Enviado: 09/05/2015 17:06



 
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