El radical cambio de Rocío Carrasco
De solicitar judicialmente que no se pueda hablar de ella ni su familia,
la hija de Rocío Jurado reaparece como contertulia de un programa de entrevistas a famosos sobre su vida privada
Rocío Carrasco, recién incorporada a su nuevo trabajo en «Hable con ellas»
POR ANA VERÓNICA GARCÍA / MADRID
No hace aún ni seis meses desde que el Tribunal Supremo condenara a Mediaset a indemnizar a Rocío Carrasco y su familia por atentar contra el derecho al honor y a la intimidad y a la propia imagen cuando, de repente, la susodicha se incorpora de forma sorpresiva a una de las novedades primaverales de Telecinco, «Hable con ellas», después de casi diez años retirada de la primera línea de la actualidad, inmersa en el más absoluto olvido -voluntario pero olvido- y después de la espantada de Natalia Millán del programa.
Conocida por todos como Rociíto, hasta que se hizo mayor y se cansó del cariñoso apelativo, la hija de Rocío Jurado y Pedro Carrasco nació con las cámaras pendientes de ella y protagonizó su primera portada a las horas de nacer. Todo lo que la niña hacía era «noticia», y así durante muchos años. Desde su infancia, su adolescencia y su primer amor hasta sus intentos de convertirse en modelo profesional o sus primeros pasos ante la cámara como presentadora. Todo lo que la adulta Rocío Carrasco hacía seguía siendo noticiable: su matrimonio, su maternidad, su divorcio, sus nuevos amores... Mientras, ella seguía su carrera televisiva de la mano de María Teresa Campos.
Sin embargo y como decía la canción de «Marco», la tristeza llegó a su corazón. La muerte de su madre la sumió en la pena. Hastiada de los agridulce sinsabores de la popularidad no quería seguir alimentando rumores, ni siendo objeto de dimes y diretes y se alejó del mundanal ruido para proteger su intimidad. Literalmente desapareció de la faz de la tierra en un retiro voluntario que no rompía ni para participar en homenajes a su adorada madre. Se convirtió en la antítesis de lo que fue.
Esta total metamorfosis de la hija de la folclórica y el boxeador le sirvió como argumento más que válido a la hora de tomar medidas legales contra quienes tratan de entrometerse en su intimidad y defenderse legalmente. La última resuelta hace unos meses.
En medio de su retiro voluntario, Rocío Carrasco hizo una excepción y volvió a la tele para reencontrarse, diez años después, con María Teresa Campos, su maestra en televisión en su actual programa «¡Qué tiempo tan feliz!». La emoción se apoderó de la invitada al repasar vídeos antiguos de entrevistas de María Teresa Campos a su madre, Rocío Jurado o apariciones televisivas de ella misma. Pero nada hacía presagiar que meses más tarde volvería para quedarse.
Este jueves hace un mes que Rocío Carrasco daba la campanada en el programa «Hable con ellas»: se incorporaba como presentadora. Lo anunciaba en medio de una supuesta entrevista y ante el supuesto desconocimiento de sus compañeras: Sandra Barneda, Yolanda Ramos, Beatriz Montañez (recién sustituida por Marta Torné tras la polémica con Bertín Osborne) y Alyson Eckmann.
«Es un cambio que tiene que ver con el trabajo», aclaró Carrasco aunque sin más explicaciones que un «porque me gustáis». A lo que Barneda terció recordando que, gracias a una sentencia judicial, se había convertido en un personaje anónimo. «Dar el paso de volver a la televisión sabes lo que puede significar en tu vida». Pero la nueva presentadora parece tenerlo claro: «Creo que todo el mundo tiene derecho a trabajar en lo que le gusta, no por eso pierde los derechos fundamentales de cada uno. Me gusta respetar a todo el mundo y doblemente al que me respeta».
Está claro que Rocío Carrasco se fue cansada de que hablaran de ella y ahora vuelve a la primera línea de actualidad a un programa que, como su nombre bien indica, que se dedica a hablar de los demás y, encima, le pagarán por ello.