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General: Bella y deteriorada, La Habana cumple 495 años
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: SOY LIBRE  (Mensaje original) Enviado: 16/11/2014 02:30
Bella y deteriorada, La Habana cumple 495 años
 La capital cubana cumple 495 años, intentado sacar lustre
a su antigua belleza a pesar de más de cinco décadas de abandono
 
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                  LA HABANA, CUBA 
Anacrónica, bella y deteriorada: pese a la inclemencia del tiempo y el abandono de muchas de sus antiguas villas coloniales, La Habana sigue siendo una de las joyas arquitectónicas del continente americano. La capital cubana cumple este domingo 495 años, intentado sacar lustre a su antigua belleza sin perder identidad.

Para muchos son justamente esa vejez y la ausencia de grandes proyectos urbanísticos en el último medio siglo las que han impedido que la ciudad sufriera el crecimiento caótico de otras capitales latinoamericanas, y que conserve su encanto arquitectónico.

A cambio, sin embargo, de un deterioro visible.
La Oficina del Historiador de la Ciudad, a cargo de Eusebio Leal, impulsa desde los años 90 la recuperación del patrimonio más emblemático de la ciudad. "Lo más importante fue echar atrás las ruinas y restaurar", resumió esta semana Leal muchos de los esfuerzos en el recuperado Palacio del Segundo Cabo de La Habana Vieja.

Es sobre todo ese distrito, uno de los más turísticos de la ciudad, el que más se ha beneficiado de las obras. La Plaza Vieja y el Teatro Martí entre otros tesoros coloniales, pero también antiguos bares de la bohemia habanera de los años 50 como el Sloppy Joe's o el Muelle de la Madera y el Tabaco, hoy una cervecería para turistas, son algunos de los lugares recuperados.

"Hay que dar una oportunidad para que en estos cinco años se haga un esfuerzo valeroso por La Habana, contra viento y marea", pidió también Leal de cara al medio milenio de existencia que cumplirá la capital en 2019.       

La llave del nuevo mundo
Fundada el 16 de noviembre de 1519 por los españoles como la Villa de San Cristóbal de La Habana, la ciudad se convirtió en los siglos posteriores en una de las grandes metrópolis del continente.

La "llave del nuevo mundo" se dio a conocer por su arquitectura portentosa, y desde finales del siglo XX ha adquirido también la pátina de una ciudad romántica algo caída del tiempo, recorrida por viejos autos estadounidenses de las décadas de los 30 y 40.

La leve apertura de mercado emprendida por el gobierno de Raúl Castro en los últimos años ha impulsado también poco a poco la reconstrucción. Desde noviembre de 2011 la isla permite la libre compraventa de casas.

Viejas mansiones han encontrado así nuevo propietarios dispuestos a recuperarlas. "Es de mi propiedad", explica Rodolfo Hernández, un habanero de 44 años sobre la villa que reconstruye en el Vedado, una casona que compró hace dos años de los herederos de un conocido médico habanero de comienzos de siglo.

"La fachada está quedando como era", explica. La casa, de siete habitaciones sobre un terreno de casi 1.200 metros cuadrados, estaba medio abandonada cuando la adquirió. Hernández vivió durante muchos años en España antes de volver a la isla.

Décadas de abandono
La anacrónica belleza habanera, sin embargo, tiene también otra cara. Las décadas de abandono casi han colapsado en muchos barrios las infraestructuras de una ciudad que alberga a poco más de dos millones de habitantes.

Además de villas coloniales en barrios antiguamente burgueses como Santos Suárez, el Vedado o Miramar, la ciudad tiene distritos muy deteriorados, donde la población malvive en viviendas declaradas oficialmente no habitables, que sus propietarios se niegan a abandonar.

Especialmente afectado está el distrito de Centro Habana, aledaño a La Habana Vieja, donde las lluvias intensas suelen causar derrumbes.

A finales de octubre se desplomó parcialmente un inmueble construido en los años 20 en la avenida Galiano, una de las más grandes arterias en Centro Habana.

El edificio "estuvo tres o cuatro días soltando una arenilla hasta que una madrugada hizo 'bum'", explica Sevani Hernández, uno de los vecinos. La pareja que vivía dentro salió ilesa, por fortuna, al igual que sus hijos.

También en las afueras de La Habana la rotura de tuberías o los desagües atascados causan problemas. "Tengo la casa desde el día 6 (de noviembre) llena de aguas albañales", se queja Gisella Nodarse, una auxiliar de clínica dental de 62 años.

Nodarse vive en el reparto Guiteras, una urbanización con bloques habitacionales construidos en parte después de la revolución de 1959 en el municipio de Habana del Este.

Su casa está en una planta baja. "Necesita mantenimiento", explica Nodarse a la agencia dpa sobre su edifico de cinco plantas construido en 1979. "Lo que más nos golpea a nosotros es el tema de las tupiciones (atascos de las tuberías)", dice.

En febrero sufrió una anegación similar por un desagüe rebalsado. Los responsables municipales "también se demoraron en venir. 21 días", protesta. De cara a cumplir el medio milenio, la capital cubana tiene una tarea colosal para recuperar sus infraestructuras.


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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: SOY LIBRE Enviado: 16/11/2014 02:43
La Habana en su 495 aniversario requiere más que "pintar fachadas"
Un esfuerzo extraordinario en los próximos cinco años para reconstruir la
 villa San Cristóbal de La Habana, es el reclamo del Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler.
 
76990677nuevacuba.jpg (576×430)
 
 
Buscando una imagen turística a su centenario puerto, punto de salida de las flotas con riquezas del Nuevo Mundo hacia España, La Habana festejará el domingo los 495 años de su fundación, adelatándose al día en que la rada deje de ser comercial.
 
"Vamos a celebrar el 495 aniversario de la ciudad mirando al mar y ojalá los 500 años podamos celebrarlos con una gran fiesta en la Bahía", dijo a la prensa el arquitecto Orlando Inclán, refiriéndose a la magnitud de las obras de construcción que se ejecutan en la zona del puerto de La Habana.
 
Inclán es uno de los responsables del "Proyecto de Reanimación de la Avenida del Puerto", considerado el más ambicioso de los que ha emprendido el historiador de La Habana, Eusebio Leal, desde que fue designado en 1981 al frente de la restauración y conservación de la ciudad.
 
Ese plan, que incluye la reconstrucción de inmuebles y la instalación de nuevas redes eléctricas, hidráulicas, de gas y comunicación, todas soterradas, forma parte de la transformación del puerto, que durante cinco siglos centró el tráfico de mercancías en La Habana, tarea que asumirá en un futuro cercano el megapuerto de Mariel, 45 km al oeste de la capital.
 
Además de su costa a La Habana Vieja, la Bahía de la Habana de 5,2 km cuadrados de espejo de agua y una profundidad media de nueve metros, tiene en sus orillas los castillos coloniales del Morro, la Cabaña y la Punta, así como los barrios de Casablanca y Regla.
 
Desde 1998 otras oficinas del gobierno comenzaron un programa de descontaminación de la ensenada, que va recobrando poco a poco sus especies marinas y la visita de gaviotas y otras aves.
 
Considerada una de las zonas más bellas del centro histórico de la capital, de 2,2km cuadrados y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1982, la avenida bordea una parte de la Bahía de La Habana, que quedará reservada para cruceros.
 
Inclán asegura que una caminata por la Bahía, al compás de la suave brisa del mar, será uno de los mayores atractivos que ofrecerá la ciudad cuando concluya en 2015 la primera etapa de las obras en la Avenida del Puerto.
 
Entre ellas sobresale la construcción del Paseo Marítimo de Paula, que se levanta frente a la Alameda de Paula, el primer paseo marítimo que tuvo la ciudad, construido en 1777, al que se adicionará un espigón flotante de 156 metros, que penetrará 76 metros hacia el interior de la rada.
 
"Será el primer paseo marítimo dentro del mar" de La Habana y andar por él "será como caminar por la bahía", dijo Inclán a la AFP.
 
Cuatro pasarelas conducirán al espigón, que contará con iluminación, mobiliario urbano y llegará hasta la cervecería belga inaugurada en abril en el antiguo "Almacén de la Madera y el Tabaco" del puerto, según el proyecto.
 
Fuera de la zona del puerto, la oficina de Leal trabaja en la reparación general del emblemático Capitolio Nacional, inaugurado en 1929, y en un hotel cinco estrellas, que administrará el grupo suizo Kempinski Hotels en la antigua Manzana de Gómez, frente al Parque Central de La Habana.
 
En el último año, la oficina de Leal entregó una veintena de obras en la Habana Vieja, entre ellas el mítico Sloppy Joe's bar, frecuentado por estrellas de Hollywood durante la ley seca en Estados Unidos (1920-1933), y el Teatro Martí, una joya arquitectónica cerrada para su restauración desde 1977.
 
Pero Leal, de 72 años, insiste en que el próximo quinquenio exigirá grandes esfuerzos para continuar la obra que inició hace más de 30 años.
 
"Hay que dar una oportunidad para que en estos cinco años se haga un esfuerzo valeroso por La Habana contra viento y marea, que no puede ser sólo el de pintar fachadas", pues "serían sepulcros blanqueados", dijo Leal a la prensa al abrir el lunes los festejos por el nuevo aniversario de la ciudad.
 
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Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: SOY LIBRE Enviado: 16/11/2014 02:53
                                    La Habana y ¿495 años?                                       
cuba_havana_photo.jpg (1600×1200)
    Por Julio Gerardo Hun
Cuatro voces restallan en los altavoces de mi pc, la locura azul de Los zafiros, me deleita con su “Habana, hermosa Habana…”, una pieza emblemática de sus años de esplendor, cuando yo solo era un vejigo, al decir del tío que me crió.
  
Las bien engarzadas voces de esta joya cubana, me recuerdan que La Habana, mi hermosa Habana, cumple 495 años de fundada. O al menos eso es lo que vamos a celebrar porque, en realidad, esta Habana que amamos y padecemos, (al decir de un buen amigo y comentarista de Radio Ciudad), tiene unos cuatro o cinco años más. Ahora le cuento, pero vamos como es natural, desde el inicio.
 
La Villa primigenia.
Cuando los mal llamados descubridores llegaron a Cuba, el archipiélago estaba habitado por aborígenes, taínos y siboneyes, probablemente arribados por el largo arco de tierra que son las Antillas, desde algún punto del subcontinente sudamericano, pero me excuso porque de esto no sé mucho. Es así que cuando Sebastián de Ocampo realizó el bojeo a Cuba, por orden del Gobernador de La Española, Nicolás de Ovando, en 1508, debe haber sido el primero en poner sus españolas botas en la región occidental. Entre sus muchas peripecias se cuenta el haber carenado, es decir, reparar y avituallar sus naos, en una maravillosa bahía de bolsa, ubicada en la costa norte. Se dice en las crónicas y no es invento mío, que desembocaban tres ríos de aguas cristalinas y de excelente sabor, el bosque ofrecía fuertes maderas y… Levantaron el ancla y nadie se volvió a acordar de la Bahía de Carenas hasta 1510 o 1511, cuando Diego Velázquez inicia la conquista de Cuba y, cosas de los jefes, encarga la tarea de llegar al Occidente a Pánfilo de Narváez y al padre Bartolomé de las Casas, éste último con doble función, pues debía evangelizar y de paso, llevar los libros. Es en esta gira que llegan al cacicazgo de Habaguanex.
 
Pero creer que después fue cosa de coser y cantar, es… Es coser y cantar. La realidad fue dura y otra. La fundación de la penúltima de las villas primigenias está sumida en la oscuridad de casi medio milenio. La única referencia histórica que hubiera podido arrojar luz, los Libros del Cabildo anteriores a 1550, desaparecieron con el mismo misterio de la fundación, pero algunas referencias en otros documentos y cartas, dan la idea de que la villa se inició en la costa sur y es lógico, pues por aquel entones la navegación se hacía por el sur de Cuba. Se tiene como posible el 25 de julio de 1514 o el 25 de julio de 1515, en un punto cercano a la desembocadura del Río Onicajinal, bautizado como de Güines o Mayabeque, quizás por la actual Batabanó o en los alrededores del poblado artemiseño de San Cristóbal. El caso es que la costa norte es fangosa, tan llena de mosquitos como lo está La Habana de ahora y los primeros primeritos decidieron mudarse. Gracias a que los trámites en aquellos años eran muchos menos y ágiles de resolver, la naciente Villa se trasladó hacia las orillas de otro río, no menos caudaloso, limpio y agradable: el Casiguaguas, el que nosotros conocemos como Almendares, pero que ya no es caudaloso, ni limpio ni agradable. Quiero agregar que aquí también hay dudas, pues se afirma que se asentaron en La Chorrera, por donde tenemos Puentes Grandes.
 
El delta del Casiguaguas es bueno, el mar proporcionaba abundante pesca y abundantes peligros en la forma de piratas y bandidos, por eso, se acordó llevar el caserío, (quó otra cosa era entonces), hacia… ¡La Bahía de Carenas! Y seguimos con la incertidumbre, porque los primeros habaneros eran bastante inconformes y plantaron en la ensenada de Guasabacoa, para poco, poquísimo después, irse a la entrada de la Bahía. ¡Al fin!
 
La primera misa y cabildo.
Para dar fe y sustancia al hecho, se imponía una misa y cabildo, lo que según la tradición se hizo a la sombra de una centenaria ceiba. Dicen los que saben, aunque no sabemos cómo lo saben, que fue el 16 de noviembre del año del Señor de 1519. Como recordatorio de ese sagrado acto devocionario se erige en el supuesto lugar, el Templete y con él una ceiba que ya tiene 54 años, pues sembrada en 1960.

Mucho se ha discutido, estudiado, escrito y cobrado, acerca de los hechos que rememora El Templete. ¿Por qué bajo una frondosa ceiba? La verdad es que no hace falta ser muy leído y escribido para notar que, en aquel acto litúrgico todavía no existía el palacete de estilo grecorromano y, conociendo la brillantez y calentura del trópico, era natural, muy normal, que se hiciera a la sombra del robusto y coposo árbol, tomando en cuenta que la Villa era solo un caserío.

Por otro lado, la tradición señalaba a los árboles frondosos como sitios para amarrar a los esclavos majaderos y darle de palos para su enseñanza y ablandamiento. Ese poco noble fin debió tener la ceiba de marras. Pero no es todo. Las religiones africanas rinden culto al baobab, el más grande árbol de aquellas tierras y, aquí, esa tarea de sobresalir la ocupa la ceiba, por lo que es muy natural que las ofrendas y el simbolismo se vertieran en ella. No olvidemos que un gran sabio cubano, Don Fernando Ortíz, dedicó muchas horas de vigilia a desenredar el ajiaco cultural cubano y dejó para la posteridad, es decir nosotros, un enjundioso estudio sobre el sincretismo cultural y religioso.
 
Esta Habana que amamos y padecemos como dice el amigo Jorge Sariol, tiene muchos años, y nosotros, cada día, tenemos del deber de rejuvenecerla, de embellecerla y sobre todo, de cuidarla.

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Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 17/11/2014 16:41
Salvar nuestra ciudad
 
Detalles-Habana-Foto-Silvia-Corbelle_CYMIMA20141116_0001_16.jpg (623×351)
Detalles arquitectónicos de La Habana
         Por Fernando Dámaso | La Habana, Cuba | 14ymedio | Noviembre del 2014
Como todos saben ayer 16 de noviembre  se cumplió los 495 años de que fuera fundada la villa de San Cristóbal de La Habana, después convertida en ciudad y capital de la República de Cuba. En estos casi cinco siglos, La Habana se desarrolló, amplió, modernizó y se convirtió en una de las ciudades más bellas de América Latina y, según algunos, del mundo.
 
Este proceso natural fue interrumpido durante los últimos cincuenta y seis años por una política errónea de las autoridades gubernamentales, donde se construyó muy poco, mayoritariamente de mala calidad y peor gusto estético, y no se dieron los mantenimientos necesarios ni se ejecutaron reparaciones, perdiéndose muchas edificaciones importantes, comercios y viviendas.
 
La celebración, como en años anteriores, se centrará en el casco histórico de la ciudad, la denominada Habana Vieja, la cual, sin restar importancia a lo que en ella han realizado el Historiador de la Ciudad y sus colaboradores, principalmente con las donaciones de gobiernos, organismos e instituciones extranjeras, no es toda la ciudad.
 
Desde hace algún tiempo recorro la Habana Vieja en busca de información sobre las edificaciones existentes en ella, así como sobre sus diferentes dueños y su utilización en las distintas épocas y he comprobado que de la misma sólo se ha podido rescatar un por ciento muy reducido.
 
La mayoría de las calles y aceras se encuentran en estado deplorable, con vertimiento de residuales, sucias e insalubres, y las edificaciones en ruinas o en estado de ruina

Si se exceptúan las pocas calles y edificaciones reconstruidas, así como algunas plazas, todas en función principalmente del turismo, la mayoría de las calles y aceras se encuentran en estado deplorable, con vertimiento de residuales, sucias e insalubres, y las edificaciones en ruinas o en estado de ruina, convertidas en ciudadelas o en espacios vacíos, donde antes existieron importantes comercios de todo tipo y viviendas.
 
Esta situación, que no es exclusiva de la Habana Vieja, se extiende a Centro Habana, El Cerro, Diez de Octubre y hasta El Vedado y otros lugares, lo cual ha hecho que también se multiplique el hacinamiento poblacional en condiciones infrahumanas, que ha influido en la generalización de las indisciplinas sociales y de la violencia callejera.
 
Lo poco que se ha rescatado y se continúa rescatando, si no se le da el mantenimiento adecuado ni se le hacen reparaciones a tiempo, volverá a perderse. Ya está sucediendo: edificaciones reconstruidas hace algunos años, han tenido que ser sometidas a nuevas reparaciones y algunas se encuentran cerradas esperando por ellas. El Historiador de la Ciudad carece de los recursos necesarios para ello y, cuando ha entregado edificaciones reconstruidas a organismos o instituciones estatales, como éstos tampoco cuentan con recursos, se ven imposibilitados de hacerlo.
 
En estos tiempos en que se apuesta por la inversión extranjera como tabla de salvación para la economía cubana, incapaz de resolver por sí misma sus agudos y acumulados problemas, considero  que una forma viable de salvar a la Habana Vieja y a la ciudad, sería autorizar la inversión privada nacional y extranjera en los inmuebles que, por su valor histórico o patrimonial, lo merezcan, así como la construcción de nuevas edificaciones en los espacios vacíos o donde sólo existen ruinas.
 
No estoy planteando ningún tipo de entrega en usufructo sino en propiedad, con todos los deberes y derechos que ella conlleva. Está más que demostrado que la apropiación de todos los inmuebles realizada por el Estado fue un enorme error y ya va siendo hora de corregirlo, so pena de que se pierdan la Habana Vieja y la ciudad.

Cuando se entregue un inmueble en propiedad, mediante venta, aparte del cumplimiento de las regulaciones urbanísticas establecidas, deberán agregarse las exigencias de tipo arquitectónico, artísticas y otras, con el objetivo de, independientemente del uso al que se destine, mantener su valor patrimonial en caso de  que lo posea.
 
Estas últimas exigencias se establecerán sólo para aquellos inmuebles que sea importante preservar, ya que no todos tienen la misma importancia ni tampoco todo puede ni debe ser preservado. Esta tal vez sea la forma de, en plazos relativamente cortos, salvar la Habana Vieja y otros lugares de la ciudad, así como ciudades y pueblos de otras provincias. La forma hasta ahora utilizada, sin dejar de reconocer lo realizado, no puede, ni desde el punto de vista económico ni de la fuerza de trabajo, revertir la pérdida acelerada de la riqueza arquitectónica del país, la cual se produce a ritmos más rápidos que los de las acciones emprendidas: es mucho más lo que se pierde cada día que lo que se rescata. Para comprobarlo, sólo basta con recorrer las calles de nuestras ciudades y puebles, dejando de lado las pocas reparadas con fines turísticos.
 
Sólo la iniciativa privada, materializada en la inversión nacional y extranjera, como está más que demostrado en todo el mundo, y se demuestra cada día en Cuba en los pequeños espacios en que se le ha permitido actuar, podrá resolver este problema. Sin ella es una tarea imposible.
 
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