Para la comunidad gay
mejora la tolerancia en áreas conservadoras de Florida
Por Melissa Nelson - Gabriel / AP En la conservadora Pensacola, Sara Latshaw temía que su campaña de largos meses para que el concilio municipal reconociera a parejas homosexuales estaba destinada a fracasar.
Tras observar quiénes eran los 17 oradores durante una discusión pública antes de la votación de diciembre del 2013, Latshaw sabía que 10 de ellos apoyaban la petición, pero no conocía a los otros.
“Pensé que los otros siete iban a hablar en contra y que estábamos perdidos”, dijo Latshaw, directora de la Oficina del Noroeste de la Florida de la Unión Americana de Libertades Civiles, y organizadora de la campaña de inscripción doméstica en esta zona fuertemente republicana, que tiene una presencia grande y activa de militares retirados.
Para sorpresa de Latshaw, los 17 oradores apoyaron la inscripción y la medida se aprobó con una votación de 8 a 1. El presidente del concilio, Jewel Cannada-Wynn, el único que votó en contra, dijo durante la reunión que el matrimonio entre personas del mismo sexo “socava la fibra más profunda de nuestra cultura, que es el matrimonio y la unidad familiar”.
Latshaw y otros activistas de la Florida de los derechos de las personas homosexuales dijeron que el apoyo a la medida no es sino un ejemplo de la rapidez con que las actitudes hacia la comunidad gay y lesbiana han cambiado en la región más conservativa del estado, cambios que presagian bien para darle un impulso estatal a los matrimonios de homosexuales.
Se cree que es probable que la Corte Suprema de Florida considere los retos a la prohibición estatal el próximo año si una corte federal de apelaciones no toma antes una decisión. Recientes decisiones de cortes federales mantuvieron las leyes de matrimonios del mismo sexo en numerosos estados, y según indican encuestas hechas en todo el país, hay cada más respaldo a los matrimonios homosexuales.
Pensacola no prometía ser un buen sitio para estos cambios. Conocida por su próspera Base Naval y hermosas playas de arenas blancas, la localidad de 53,000 habitantes en el extremo oeste del Panhandle es también conocida nacionalmente por una serie de atentados dinamiteros y ataques a tiros contra clínicas donde se practicaban abortos en los años 80 y principios de los 90, así como por la universidad fundamentalista Pensacola Christian College y el aclamado documental Jesus Camp, nominado al Oscar de la Academia en el 2006, que narra las experiencias de niños en el carismático campamento de verano de la escuela Christian. En 1994, un juez de Pensacola le otorgó la custodia de un niño a un asesino convicto en lugar de dársela a la madre lesbiana del pequeño, tras declarar que el niño debía vivir “en un mundo sin lesbianas”.
Sin embargo, en la actualidad Pensacola es la única ciudad de la Florida al oeste de Tallahassee que ha aprobado una inscripción doméstica. Esto les da a las parejas gay y lesbianas derechos específicos dentro de los límites municipales, entre otros, visitas al hospital, decisiones de cuidados médicos y decisiones de funerales y entierros para sus parejas.
“El Panhandle forma parte del llamado Deep South y el Deep South está cambiando”, dijo Nadine Smith, presidenta of Equality Florida.
El martes, jueces federales en Arkansas y Mississippi anularon las prohibiciones de esos estados sobre los matrimonios homosexuales, y declararon que eran algo inconstitucional. Al igual que sucede con otros estados, estas determinaciones están pendientes de apelación y es muy probable que tengan que resolverse en la Corte Suprema de Estados Unidos.
Varios estados del sur —aunque no la Florida— han sido el objeto de una Campaña de Derechos Humanos con sede en Washington en una serie de innovadores comerciales de televisión, mensajes electrónicos y operaciones bancarias telefónicas para promover la igualdad y las protecciones legales para lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero.
Kimberly Brill, de 44 años, creció en la fundamentalista comunidad cristiana del Panhandle, pero se separó de su iglesia evangélica después que se declaró abiertamente lesbiana en 1996.
Brill dijo que ha sido testigo de enormes cambios en las actitudes de los habitantes del área hacia los gays y las lesbianas.
“Cuando salí del armario en 1996, el clima era opresivo, no era nada bueno”, dijo Brill. “Tuve que experimentar muchas cosas como odio y discriminación”.
Pero “el tiempo cura todo”, agregó Brill.
Brill y su pareja, Meredith Taylor, se encontraban entre las primeras en inscribirse como matrimonio doméstico cuando la inscripción comenzó en marzo.
Taylor, que se mudó a Pensacola hace varios años luego de vivir en San Francisco, dijo que ha podido notar cambios en la actitud de la población incluso en el poco tiempo que lleva en el Panhandle.
Smith, de Equity Florida, creció en Panama City, en la zona central del Panhandle, y dijo que los cambios en el Panhandle son un indicio positivo para el futuro de matrimonios gay tanto a nivel estatal como nacional.
El hecho que las Fuerzas Armadas ahora acepten que gays y lesbianas funcionen en las distintas ramas es algo que ha ayudado a cambiar las mentes en una región con tantos militares y ex militares, dijo Smith, graduada de la Academia de la Fuerza Aérea.
Otro de los factores es simplemente económico, dijo. Los negocios y empresas pierden talentosos empleados gay y lesbianas que se van de la zona y se mudan a otra parte si no se sienten a gusto en la comunidad, en tanto las compañías de otras regiones podrían dudar en relocalizarse en un área que no recibe bien a empleados homosexuales, dijo Smith.
Pensacola Beach ha sido el lugar de cita para una gran celebración gay y lesbiana el Día de Recordación (Memorial Day) durante años.
“Hubo una época en que Pensacola era bastante hostil a este evento”, dijo Smith.
En la actualidad los negocios de la playa y de la ciudad le dan una gran promoción al evento como una importante parte de la temporada veraniega de turismo.
“El Panhandle está creciendo a gran velocidad”, dijo. “Sin duda alguna estamos viendo más activismo en el Panhandle y más líderes empresariales que dicen que la tolerancia es algo económicamente inteligente para la región”.
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