EDITORIAL
Las sanciones aprobadas por el Congreso de Estados Unidos no son
un ataque a la población venezolana, como quieren hacer creer Maduro y Diosdado Cabello
Miami.- Al más puro estilo castrista, Nicolás Maduro llamó el lunes a los venezolanos a manifestarse en Caracas contra las sanciones del Congreso estadounidense a un grupo de funcionarios chavistas señalados por violaciones a los derechos humanos.
Desde primeras horas de la mañana, las principales vías del centro estaban cerradas y las fuerzas policiales tenían tomados los alrededores de donde transcurrió la marcha.
En las redes sociales, las voces críticas al chavismo señalaban la gran cantidad de autobuses en las que se transportaba a los manifestantes. Una vez más, desde el poder se presionó a los ciudadanos para que participaran “por decreto” en una protesta que ni les va ni les viene a la mayoría de los venezolanos.
La principal razón de que la marcha del lunes no tenía ningún sentido está en el propio origen de los hechos por la que fue convocada. Las sanciones aprobadas por el Congreso de Estados Unidos no son un ataque a la población venezolana, como quieren hacer creer Maduro y Diosdado Cabello. Contra quienes van dirigidas medidas son personas con nombres y apellidos. Funcionarios que a la sombra de la corrupción chavista han violado los derechos humanos.
Es contra esas personas contra las que los venezolanos deberían tener el derecho de salir a manifestarse, porque son ellos los que han enturbiado la imagen del país y quienes han provocado que los representantes del pueblo estadounidense se hayan pronunciado para frenar sus tropelías.
Este fue un ejemplo más, un exponente de la vieja propaganda que tan bien ha manejado la dictadura comunista cubana durante décadas y cuyas maneras se han exportado ahora a Venezuela. Otra vez el cuento del imperialismo y el enemigo americano. Un cuento que afortunadamente tiene los días contados.
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