Cuba: El arte de prohibir reprimiendo
Desde hace una semana, la artista plástica cubana Tania Bruguera había anunciado que el martes
30 de diciembre, a las tres de las tarde, haría una perfomance con micrófono abierto en la Plaza de la Revolución.
Pasadas las dos y media de la tarde, la Plaza de la Revolución, recinto sagrado de la autocracia verde olivo estaba lejos de parecer un lugar sitiado.
Por Ivan García / Desde La Habana / Especial para
No había escuadrones antimotines, ni camiones especiales o una cuadrilla de policías nerviosos hablando de prisa por sus radio-teléfonos.
Pasadas las dos y media de la tarde, la Plaza de la Revolución, recinto sagrado de la autocracia verde olivo estaba lejos de parecer un lugar sitiado.
Tres o cuatro ómnibus de turistas, lo habitual, tirando fotos al monumento de Jose Martí y la foto del Che Guevara situada en una iconografía gigante a la entrada del Ministerio del Interior, el organismo, entre otras tareas, encargado de reprimir a quienes en Cuba piensan diferente.
Desde hace una semana, la artista plástica cubana Tania Bruguera, de 44 años, graduada del Instituto Superior de Arte de La Habana, residente en Nueva York y famosa por sus irreverentes performances -como el realizado en 2009 durante la X Bienal de La Habana- había anunciado que el martes 30 de diciembre, a las tres de las tarde, haría una perfomance con micrófono abierto en la Plaza de la Revolución.
Su intención: que cualquier persona pudiera libremente hablar y opinar sobre el futuro de la isla. Un futuro que tras los anuncios hechos el 17 de diciembre por los presidentes de Cuba y Estados Unidos, llenaba de cierta esperanza a muchos cubanos, deseosos de que al final del túnel acabe de verse la luz.
Como dice el refrán, "una cosa piensa el borracho y otra el bodeguero". Ni al régimen ni a la UNEAC el acto planeado por Bruguera le hizo gracia, después de citarla y descalificarla, a la hora en que escribo esta nota, no se sabía si la detuvieron o la mantenían bajo arresto domiciliario.
No sólo a Tania Bruguera le impidieron llegar a una explanada que dentro de dos días celebra el 56 aniversario de la llegada de Fidel Castro al poder. También se lo le impidieron a una docena de disidentes y periodistas independientes, a algunos de los cuales les arrestaron cuando salían de sus casas rumbo a la Plaza.
Luego de esperar más de una hora, bajo un fuerte sol invernal, una veintena de corresponsales extranjeros y periodistas independientes, más unos pocos curiosos y policías políticos de civil, decidimos marcharnos.
Todo había quedado en el arte de prohibir reprimiendo de forma sutil.