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De: administrador2  (Mensaje original) Enviado: 06/01/2015 17:59
La homofobia, el principal delito de odio en el mundo
Asociaciones LGTB alertan de un repunte de las agresiones homófobas en España

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Jorge, víctima de homofobia, en San Lorenzo de El Escorial (Madrid).
  JOAQUÍN VERA / Madrid / 
Asociaciones de gays, lesbianas y transexuales alertan de un "importante repunte" de las agresiones homófobas en España durante 2014. Las estadísticas son escasas -el último dato oficial delMinisterio del Interior situaba los ataques a este colectivo como el principal delito de odio, con 452 casos registrados en 2013- y confusas, ya que las cifras no dibujan la verdadera realidad: sólo dos de cada 10 víctimas se atreve a denunciar.

Jorge tiene "pánico" de volver a su puesto de trabajo después de nueve meses de baja por depresión. Estuvo casi un año alejado del restaurante de comida rápida en el que estaba contratado, donde tenía que soportar cómo las encargadas rezaban delante de él "para que no les saliese un hijo maricón como yo".

A las oraciones se sumaba una retahíla de insultos diarios -el bucle de "maricón de mierda" o el "si no fueses maricón, serías perfecto"- ante los que él siempre respondía con lo mismo: el absoluto silencio. "No quería perder mi trabajo, estaba bloqueado y no era capaz de defenderme, no entendía tanto odio por ser gay", explica Jorge, este joven de 30 años de San Lorenzo de El Escorial (Madrid), que se vio incluso obligado un día a dar explicaciones de lo que hacía en sus días libres: "¿Para qué quieres librar? ¿Para irte a follar con tu novio? Vais a acabar con la humanidad". Todo ello después de que, una vez más, el jefe de personal le cambiase la libranza en el último momento.

"Y un día no pude más". Llegó al trabajo y se encontró que en su taquilla alguien había dibujado unos penes acompañados de la frase: "Aquí deja la ropa un maricón".

Poco después, un encargado le tiró directamente un trapo a la cara: "Limpia tú, que eso se os da muy bien".

"En un principio, por miedo a denunciar, aguanté. Tampoco recibía el apoyo de todos mis compañeros, que por miedo a perder sus empleos, callaban", recuerda Jorge, quien cree que usaron su condición sexual para minar su moral y desgastar su ánimo con el fin de provocar su salida voluntaria de la empresa.

El resultado: un informe médico que habla de ansiedad, presión psíquica grave, síncopes de origen emocional, desorientación y tristeza, entre otros males que le llevaron a estar casi un mes sin poderse levantar de la cama: "Me dieron tantas pastillas que no podía ni moverme.Me pesaba todo".

El caso de Jorge, pendiente de resolución judicial, representa el extremo más cruel de ese 60% de personas homosexuales, transexuales o bisexuales que ha vivido algún tipo de discriminación u hostilidad en su trabajo en los dos últimos años, según un reciente estudio realizado por la Esade Business School y la Universidad Ramon Llull.
  
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Javier (nombre ficticio), tras ser agredido. 'Me rompieron el húmero'

Se despidió de sus amigos a la salida de una discoteca del centro de Madrid para irse a casa: "Tenía que trabajar". Le persiguieron tres hombres corpulentos hasta situarse a un palmo de su nuca: "Me llamaron follaculos". Comenzó aterrado a correr, se abalanzaron contra este joven hasta tirarlo al suelo y le amenazaron con "hincharlo a hostias" si no se levantaba a la de tres: "Me rompieron el húmero, me han tenido que operar".

Una secuencia de agresión que esta vez le ha tocado a Javier -nombre ficticio-, un joven de 30 años que prefiere mantenerse en el anonimato "por miedo", pero que, según denuncian varios colectivos y asociaciones LGTB, se repite cada fin de semana en toda la geografía española y está sufriendo un considerable aumento en los últimos meses.

Javier había escuchado sobre "amigos de amigos" que habían sufrido agresiones homófobas en Madrid, pero nunca pensó que le podría suceder a él. "Y menos en Madrid. No creo que sea un lugar homófobo. Me podría haber pasado en otra ciudad, pero extraña por la gran diversidad que hay aquí", confiesa el joven, que se recupera -"aunque es para largo"- de la agresión.

Está asustado, tiene miedo a que le pueda volver a ocurrir, por lo que ha decidido poner kilómetros contra la homofobia de por medio y ha renunciado de momento a la búsqueda de trabajo en Madrid.

Desde Arcópolis, la asociación LGTB de las universidades Politécnica y Complutense de Madrid, su vicesecretario general y responsable del registro de agresiones homófobas, Rubén López, explica que han tenido que reforzar el equipo de voluntarios que se encargan de este tipo de casos en la ciudad "porque todos los fines de semana, sobre todo en el centro", suceden agresiones homófobas.

Y busca alguna explicación: "Ahora empezamos a creernos la visibilidad y la igualdad. Lo asumimos y nos comportamos como cualquier otra persona en los lugares públicos y eso hace que a la gente que no está preparada para verlo le moleste. Y esa gente es la que tiene que cambiar su actitud".
 
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 Fredy, en una calle de Barcelona. ANTONIO MORENO

'Os atraparé, maricones'
Un taxi obstaculizando un carril bici del centro de Barcelona fue el detonante de una discusión entre una pareja homosexual y el dueño del vehículo. Un simple "por favor, puede mover el taxi que no podemos pasar" acabó en una respuesta improcedente por parte del taxista: "Putos maricones". Entre las dos frases, hubo insultos homófobos de todo tipo tras percatarse el denunciado de la orientación sexual de la pareja.

Fredy da la cara "para visibilizar un problema cada vez más latente". En su denuncia, también hace notar la impasividad de los agentes de seguridad, a los que se les explicó con detalle lo ocurrido.

Los Mossos d'Esquadra, tal y como se recoge en su versión de lo sucedido, presenciaron sin intervenir cómo el taxista les dijo: "Ya veréis cuando os atrape, maricones".

El próximo día 20 tendrán que enfrentarse al juicio en el que la defensora de la pareja va a solicitar que se aplique la circunstancia agravante penal por discriminación sexual, aunque reconoce que conseguirlo va a ser como "encontrar una perla en el desierto".

La letrada Laia Serra, abogada del Observatorio contra la Homofobia de Cataluña, explica las triquiñuelas que utilizan los acusados en este tipo de juicios: "Es muy recurrente" que la parte denunciada recurra a la estrategia de "hacerse pasar por gay" y alegue ante el juez, sin ningún tipo de reparo, que expresiones como 'maricón de mierda' o 'putos maricones' son habituales en sus lenguajes. Asegura utilizarlas como sinónimo de otros insultos, como "cabrón o hijo de puta", pero en ningún caso -así se justifica- con intención homófoba.

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