Crece la evidencia de que sentirse
más joven de la edad cronológica ayuda a vivir más.
Quienes se quitan los años suelen ser criticados por falta de carácter para asumir su edad.
Pero a la luz de nuevos estudios, decir esa mentira y creérsela los estaría beneficiando con más tiempo de vida.
A pesar de las arrugas, a los 72 años Paul McCartney sigue con la misma imagen juvenil de cuando tenía 25.
Eso se refleja en su imagen y en la vitalidad de sus espectáculos que duran tres horas durante las cuales no para
de brincar. Los expertos señalan que ese comportamiento es el resultado de no creer los prejuicios que se tienen de la vejez.
La edad está en la mente
Un estudio hecho por científicos de University College London, y publicado en la revista de la Asociación Americana de Medicina (JAMA), concluyó que la gente que se cree más joven de lo que es tiene mayores posibilidades de vivir más y con mejor salud, que quienes se sienten más viejos o de su misma edad.
El trabajo se hizo con una muestra de más de 6.000 personas cuya edad promedio era 65 años. El punto de partida de los investigadores fue la pregunta ¿de qué edad se sienten? El 67 por ciento respondió que tres años más joven; el 25 por ciento dijo una edad cercana a la cronológica y el 4,8 por ciento restante respondió sentirse un par de años mayor a lo que realmente decía su certificado de nacimiento.
Luego de nueve meses de seguimiento los investigadores constataron que el riesgo de morir entre los que se sintieron jóvenes fue de apenas el 14 por ciento mientras que aquellos que se sentían de la misma edad o mayores tuvieron en total 43 por ciento más probabilidades de morir. Al principio los investigadores creyeron que el resultado se debía a que la gente que se sentía más vieja era la más enferma. Pero lo interesante es que cuando se controlaron variables como infarto, cáncer, artritis y estilos de vida dañinos como el cigarrillo y el sedentarismo, encontramos la misma asociación. “Mientras más viejo se sienta, hay mayor riesgo de mortalidad en los siguientes ocho años”, dijo a SEMANA Andrew Steptoe, coautor del trabajo.
Estos resultados refuerzan la idea de que la percepción de la edad tiene consecuencias determinantes en la salud de los individuos independientemente de otros indicadores, un concepto que se investiga desde hace un tiempo. Por eso a la psicóloga Ellen Langer, profesora de la Universidad de Harvard, el resultado no la asombra. “La actitud mental puede reversar los efectos del envejecimiento”, dijo a SEMANA. Langer logró reconocimiento en su campo en 1981 por un novedoso experimento hecho con un grupo de ocho hombres de 70 años en un monasterio de New Hampshire adaptado para hacerlos sentir en el año 1959. “Desde que entraron fueron tratados como si fueran jóvenes y nada les dañó esa ilusión —ni los espejos, ni la ropa moderna, ni portarretratos— de que se habían ido 22 años en el tiempo”, dijo la experta al New York Times.
Al grupo se le hicieron valoraciones físicas antes y después del estudio y la diferencia entre ambas lecturas fue impresionante: al finalizar su permanencia tenían mejores habilidades manuales y cognitivas, se sentaban mejor, lucían mas jóvenes y hasta su visión era más aguda. En 2010 se hizo otro estudio que pretendía reproducir el experimento de New Hampshire con seis adultos mayores como conejillos de indias. Esta vez, luego de una semana en una casa que recreaba la vida en 1975, quienes habían llegado en silla de ruedas salieron caminando apenas con la ayuda de un bastón.
Para Langer lo anterior se explica porque la mente y el cuerpo son uno solo y “a donde ella vaya el cuerpo la seguirá”. Esta teoría de unidad corporal no solo explicaría por qué sentirse de menos edad genera más vitalidad, sino también otros fenómenos como el efecto placebo. “No es que usted se rejuvenezca sino que recupera la vitalidad de su juventud porque, al fin de cuentas, la vejez no es una enfermedad”.
Un reciente estudio hecho por investigadores de King's College London y publicado en la revista Physiology concluye que creer en el declive físico de la vejez es incorrecto y que este proceso estaría prácticamente bajo el control de cada cual. Esto se concluyó luego de ver que el desempeño de ciclistas aficionados de entre 55 y 79 años fue similar a los de otros adultos jóvenes y no al de sus pares sedentarios.
El problema, según los expertos, es que la discriminación por edad está muy afianzada en la mente de todos. “La gente interioriza los estereotipos negativos de la vejez desde una edad muy temprana”, señala a SEMANA la médica Sharon Bergquist, experta en el tema. “Eso influye lo que hacemos para optimizar nuestra salud a medida que envejecemos”. Cuando se cree que vejez es sinónimo de deterioro piensan, por ejemplo, que olvidar es parte de ese proceso. “Lo achacan al paso del tiempo sin darse cuenta de que los jóvenes también tienen mala memoria”, dice Langer. La mente se consume con este tipo de pensamientos y genera un efecto de bola de nieve “y con ello la percepción de la edad se convierte en una profecía autocumplida”, agrega.
De ahí la importancia de combatir los mensajes de que la vejez es algo que se debe temer y evitar. La experta señala varios estudios en los que se demuestra que no ceder a estos estereotipos de edad ayuda a tener mayor control de cómo envejecer. “Puede influenciar su motivación para vivir un mejor estilo de vida, estar más activo físicamente, conectado y comprometido y todo eso impactará en la salud”, dice. Uno de ellos, por ejemplo, hecho con 600 participantes, mostró que quienes tienen una mejor percepción de la vejez viven en promedio 7,8 años más que quienes tienen una visión negativa de esta etapa.
Bergquist señala que sentirse joven ayuda a la gente a realizar actividades físicas diarias sin ayudas, a pesar de las discapacidades. “Los estereotipos negativos sobre el envejecimiento, como creer que la enfermedad coronaria es inevitable, quitan la motivación para cuidarse”, señala la experta. Un estudio mostró que la gente con este tipo de prejuicios tiene más riesgo de sufrir eventos cardiovasculares. Si cambian esa actitud, sin embargo, el riesgo se reduce en 80 por ciento. Se ha observado, además, que esperar un declive de la memoria con la edad contribuye en realidad a la pérdida de la memoria. “Quienes tienen ideas positivas de la edad van más a chequeos médicos, tienen dietas balanceadas y toman más sus medicinas”, agrega.
Para Steptoe la sensación de sentirse joven es diferente según la persona. “Algunos se perciben así por la apariencia física, pero otros lo hacen por su energía o por cuán rápido trabajan sus mentes”, dice. Sin importar cómo lo logran, lo interesante es que pensar que tienen seis años menos, puede llevarlos a tener más resiliencia, control y ganas de vivir.
Muchos argumentan que para lograr adultos mayores con más autonomía es necesario tener ciudades diseñadas para incluir a todos y dejar de concebir el mundo en términos de generaciones. Otra manera de combatir la discriminación es rechazar la ayuda. “En Estados Unidos tener 80 años es hoy equivalente a tener 60 gracias a que muchos de estos viejos no se creyeron el estereotipo de la vejez y siguieron siendo independientes”, dice Langer. Cada individuo, además, puede cuestionarse por qué se limita o deja de intentar aprender cosas nuevas o emprender retos a partir de cierta edad. En muchos casos la respuesta tiene que ver más con los prejuicios de la vejez que con las capacidades reales.
Bergquist por su parte dice que la gente debe promover las actitudes positivas del envejecimiento como la sabiduría, la creatividad y la inteligencia emocional. Para Langer es importante dejar de creer que hay una separación entre cuerpo y mente. Por eso, controlar lo que se piensa es crucial para envejecer con vitalidad porque, como lo ha demostrado la ciencia, la edad está en la mente y no en la cédula.
Rosita Fornés celebrando sus 91 años de vida, el 11 de febrero del 2014
Publicado en Semana