Chile está a punto de convertirse en el próximo país sudamericano en reconocer las uniones del mismo sexo después de que su Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley de "unión civil" esta semana.
Una mayoría significativa aprobó el proyecto de ley el martes, con 86 legisladores que votarón a su favor y 23 en contra (con dos abstenciones).
El proyecto de ley cuenta con el respaldo del Gobierno, y con el de la Presidenta Michelle Bachelet quien ha dicho que ella cree que las uniones civiles son un trampolín hacia los plenos derechos matrimoniales entre personas del mismo sexo.
Cuando se convirtió en presidente el mes de marzo de 2014, Bachelet afirmó que el proyecto de ley de unión civil era una de sus prioridades, pero que los derechos de matrimonio - que han demostrado ser una cuestión más divisiva con el pueblo chileno según las encuestas - para ella seguía siendo su objetivo a largo plazo.
Algunos activistas LGBT han expresado su decepción de que el proyecto de ley no permitiría el matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras que otros han dicho que el proyecto de ley es todavía bienvenida como un paso en la dirección correcta, informa Tele Sur .
El proyecto de ley de uniones civiles, abierto a parejas del mismo y de distinto sexo, que reconoce a estas una parte importante de los derechos de los que disfrutan las parejas casadas (en materia patrimonial, de seguridad social, de herencia o de reconocimiento del estado civil) y que contempla también la posibilidad de mantener la custodia de los hijos biológicos de la pareja en caso de fallecimiento. El Pacto de Unión Civil -nombre que definitivamente recibirá la institución, en sustitución del que hasta ahora se había manejado, Acuerdo de Vida en Pareja- queda ya solo pendiente de un último trámite en el Senado, cuya superación se da por segura, y quedará listo para ser promulgado.
“Chile ha dado un salto de crecimiento moral y ético, pues está afirmando que no puede haber familias de primera y segunda categoría. Nuestro estado está reconociendo la gran diversidad de familias y parejas existentes en el país que no quieren o no pueden contraer matrimonio, pero que si confían en el Pacto de Unión Civil”, ha expresado el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual de Chile (MOVILH). “Este día, este momento, lo dedicamos a las familias homoparentales que han sufrido el peso histórico de la incomprensión y los prejuicios. Poco tiempo atrás fueran consideradas enfermas por las ciencias y delincuentes por nuestro Estado, mientras las religiones las sigue considerando antinaturales. Pese a esto, estas familias nunca dejaron de entregarse amor. Un amor que las fortaleció. Hoy será el turno del Estado de fortalecerlas y protegerlas en igualdad de condiciones”, ha añadido.
El portavoz del gobierno chileno, Álvaro Elizalde, se ha mostrado por su parte muy satisfecho por lo que considera expresión de “una mayoría categórica y transversal que ha aprobado esta iniciativa que da protección y reconocimiento jurídico a las familias que conviven sin estar casadas”. “Es una buena señal del Chile de todos, un país donde no se discrimina y se reconoce los distintos tipos de familia, a través de esta regulación que da reconocimiento y protección jurídica a las distintas formas de convivencia que existen, sean o no del mismo sexo”, añadía.
La lucha por el matrimonio igualitario continuará
La aprobación del Pacto de Unión Civil no supone que los activistas LGTB chilenos abandonen la lucha por el matrimonio igualitario, que la presidenta Michelle Bachelet prometió promover en campaña (“Matrimonio igualitario: convocaremos a un debate abierto, con participación amplia para la elaboración y posterior envío de un proyecto de ley en esta materia”, decía literalmente su programa).
Ya en diciembre daba sus primeros pasos una iniciativa parlamentaria coordinada por diputados de la Nueva Mayoría (la amplia coalición de fuerzas políticas que sustenta al gobierno de Michelle Bachelet) con los movimientos LGTB, y muy singularmente con el MOVILH. Ello no asegura el éxito: no son pocos los integrantes del bloque que apoya a Bachelet que en el pasado han mostrado su oposición a una ley de matrimonio igualitario (es el caso del propio presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, pero su caso no es el único). El proceso será sin duda complicado.
Todo este movimiento se da además en paralelo a la demanda contra Chile presentada en 2012 por el MOVILH ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por denegación del derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, de la que informamos en su momento, y que es una patata caliente en manos del actual gobierno.