“Si el Papa Francisco
le ha dado estos vuelos al niñito, estamos apañados”
Abusos a menores... yo no quiero escuchar
“Nos tenemos que preparar, de aquí a nada nos llaman a declarar”, le dice Francisco José Campos, exjuez diocesano, a su interlocutor, que la Policía Judicial no identifica en el sumario. La conversación tiene lugar el 17 de noviembre, el mismo día que trascendió la investigación judicial en la que estaban encartados diez curas diocesanos y dos laicos.
Las escuchas telefónicas practicadas a los miembros del grupo ‘los romanones’ por supuestos abusos sexuales a menores duraron unos pocos días. Los teléfonos fueron intervenidos el 17 de noviembre, un mes después del inicio de la investigación penal y de que el propio arzobispo de Granada, Javier Martínez, pusiera sobre aviso a los imputados al suspender ‘a divinis’ a tres de los diez sacerdotes encartados: Román Martínez Velázquez de Castro, a quien consideran el ‘líder’ del grupo, Manuel Morales Morales, expárroco de Órgiva, y Francisco José Campos.
De las conversaciones aparecidas en el sumario, al que ha tenido acceso andalucesdiario.es, se deduce que los imputados pudieron armar con la suficiente antelación una estrategia para montar su defensa. Casi todos los diálogos de los imputados se refieren a la investigación penal, a las citaciones de la Policía Judicial, al proceder de la Iglesia y del Papa, a las publicaciones de la prensa sobre el caso, al denunciante principal, D. R., de quien dicen que es como el pequeño Nicolás o a la posible prescripción de los delitos que les imputan.
“HA ENGATUSADO AL PAPA”
El día 17 de noviembre, los tres sacerdotes imputados como supuestos autores de los abusos sexuales estaban en Salamanca.
-“Teneis que estar tranquilos. No han salido nombres, no hay nada de nombres”, le dice Francisco José Campos a su familia.
-“Si lo mejor que puede pasar es ya que podamos hablar nosotros y que podamos defendemos, que ahora van a ser, lo mismo hoy, que mañana, dos días de noticias que yo os aconsejo que no las veáis para que no os pongáis peor, y ya está, y ya está, que éste ya sabéis que es un delincuente y que además, ha engatusado, por desgracia al Papa…”
En esa conversación, Campos le pide a sus familiares que estén tranquilos, que están en Salamanca para hablar con los profesores de allí, que ya les habían dicho que era previsible que el tema “podía saltar”.
-“ Y ha salido y ya está, y la prensa le da a esto mucha trascendencia, pero ya está, no os agobiéis”.
-“Es que me cago en sus muertos, hijos de puta, blasfemos, que son unos hijos de puta y unos blasfemos”, comenta su interlocutor, a quien este diario prefiere no identificar al no ser objeto de la causa penal.
En su respuesta, el exjuez diocesano se refiere al denunciante principal, el joven D. R., que denunció los supuestos abusos al Papa, al arzobispo de Granada y a la Fiscalía.
“VAMOS A MOVER LOS HILOS QUE TENEMOS QUE MOVER”
-“…Sabemos que es un delincuente que quiere hacemos daño…y gente que le ha dado crédito, no deberían de haberle dado crédito y más sin contrastar las noticias, sin haber hablado con nosotros … además tiene malas ideas y quiere hacer daño, pues tiene muchos medios y él se ha ido donde sabe que puede hacer daño, pero bueno, nosotros estamos en buenas manos y vamos a mover los hilos que tenemos que mover, pero por los cauces que hay que hacerlo… Si nos ponemos nerviosos, si empezamos a actuar indebidamente, al final le estamos dando carnaza a la prensa, le estamos dando carnaza la gente de fuera y esto quien tiene que decidir en última instancia son los jueces y es la Iglesia… ahí es donde nosotros estamos moviéndonos ahora”.
De las conversaciones se desprende que los imputados sospechaban que sus teléfonos estaban intervenidos. En varias ocasiones afirman que no pueden hablar más por teléfono y, de hecho, alguien les advierte de que los teléfonos podían estar ‘pinchados’.
-“Estamos en Salamanca, hemos venido a ver al abogado este canónico y hablar un poco con él… viendo un poco cómo plantear las cosas…”, explica Campos a un miembro de su familia, con quien habla de las filtraciones a la prensa.
“COMO EL PEQUEÑO NICOLÁS”
-“Este que es un iluminado, es que es como el pequeño Nicolás… pero es un delincuente con piel de cordero y que ha enredado al mismo Papa y a todo el que ha podido…”, comenta en alusión al joven denunciante.
-“Si el Papa está detrás de todo esto y le ha dado estos vuelos al niñito, estamos apañados”, afirma.
En esa conversación, parece haberse gestado la idea de movilizar a su gente para escribir cartas de apoyo a los imputados dirigidas al Papa.
-“El Papa ha leído su carta y lo ha llamado por teléfono” (en referencia al denunciante), ¿Por qué las personas que se sienten también víctimas de esta situación y de un juego sucio, no tienen derecho a que se las escuche?, reflexiona Campos con su interlocutora.
“LO DICE HASTA EL SUBDELEGADO DEL GOBIERNO”
Al día siguiente, el exjuez diocesano llama a uno de los miembros del grupo:
-“Estamos de camino, vamos por Despeñaperros, se habla incluso de que no se descartan detenciones inmediatas, estamos asustados, lo dice hasta el Subdelegado del Gobierno, me parece increíble que la Policía venga a por nosotros a nuestro domicilio”.
Su interlocutor lo tranquiliza, le dice que no se fíe de la prensa, que hay que llamar a su abogado.
En otro momento, lo llama un miembro del grupo para comunicarle que la Policía judicial ha citado a uno de ellos para declarar:
-“Que se vaya para allá y ya está, que sea prudente… Dile que esté tranquilo, que sea natural, y ya está… y que no tiene obligación de contestar todas las preguntas, y si no sabe o no se acuerda pues ya está”.
EL PAPA “HA SIDO EL QUE LO HA LIADO TODO”
En una de las llamadas que recibe, Campos explica a su interlocutora que están citando a declarar a varios miembros del grupo. Hablan de cómo se están cebando con ellos los medios de comunicación, del comportamiento del Papa, de quien dicen “que ha sido el que lo ha liado todo por responder a la carta de ese tío”.
-“El mismo Papa ha metido la pata dándole su apoyo a una persona que ni conoce, que te ha venido con una carta de cinco folios, que pueden ser totalmente inventados, por muy coherente que le parezca a usted su argumentación, pero ese señor es un pequeño Nicolás, es un delincuente de guante blanco…”
-“Es un lobo con piel de cordero…”, responde su interlocutora.
-“Este hombre tiene una cosa que es lo que nos está matando; que vivió un año con nosotros… y tu sabes cómo vivimos, que vivimos como una familia…lo nuestro no es un seminario que cada uno tiene su habitación. No… compartimos las habitaciones, tenemos una vida de familia, tenemos la piscina allí en la casa, nos bañamos allí…O sea, él conoce al detalle nuestra vida. Basta que quieras interpretar mal cosas o quieras ir un poco más allá… Tu puedes darle la vuelta a la tortilla…Si yo voy diciendo que esto ha pasado, es tu palabra contra mía…
“SI PIDE PERDÓN ES QUE YA HA CONDENADO…”
El exjuez diocesano agrega después:
-“El Papa ha metido la pata. Si eso lo ha hecho oficialmente, ha violado el derecho de la Iglesia y humano… porque el Papa le pide perdón; cuando tú pides perdón eso significa que ha habido un delito, que ha habido un mal. Él ha pedido perdón en nombre de la iglesia, con lo cual está reconociendo que ha habido un mal. Si el Papa, que es es juez supremo de la Iglesia pide perdón, quiere decir que él ya ha condenado… ¿Cómo puede haber condenado si no ha oído a la otra parte?… Eso es un vicio judicial que va contra el derecho…”
En sucesivas conversaciones telefónicas son frecuentes las alusiones a lo que consideran una “metedura del Papa” por llamar al joven denunciante y pedirle perdón… También aluden a las “ganas” que le tienen los medios al arzobispo “porque es un impresentable”, a las propiedades que les atribuye la prensa, a la presión mediática y a lo que califican de “linchamiento público”.
“YA NO SE ARREGLA AUNQUE NOS DECLAREN INOCENTES”
-“Eso ya no se arregla, aunque nos declaren inocentes, ya el estigma ese lo vamos a llevar pa to los restos…”, le dice Campos a otro de sus interlocutores.
-“Esta muy complicado… Es el Papa pidiendo perdón ha sentenciado”, afirma después para referirse al joven denunciante:
-“Yo tengo ya muchos datos… por teléfono no puedo hablar mucho, pero bueno que alevosía hay de sobra, o sea, entonces que se ha presentado con piel de cordero y el Papa ha caído en la trampa…”
Manuel Morales, otro de los imputados, también cuestiona la actuación del Papa en las conversaciones que mantiene con sus interlocutores. Durante la estancia en Salamanca de los tres supuestos autores de los abusos, otros miembros del grupo llaman a Román para leerle lo que dice la prensa del caso. Uno de los que le pone al día es el párroco de Ogíjares, Ángel Moreno, también miembro del grupo e imputado como presunto encubridor.
“ESTO HA COGIDO UNAS MEDIDAS DESPROPORCIONADAS”
-Román: Dice que la policía está ya para detenernos.
-Ángel: ¡Vamos, vamos, vamos! yo ya…
-Román: Es demencial.
-Ángel: El abogado que ni mucho menos, eso te mandan una citación y…
-Román: Yo ya no sé por dónde va esto, ya es que ha cogido unas medidas desproporcionadas.
-Ángel: Es que esto va a una velocidad enorme. Sí, sí, ¡bueno! Sabemos que están llamando a gente….
-Román: ¿Cómo?
-Ángel: Que sabemos que están llamando a gente para declarar, eso sí lo sabemos.
-Román: ¿Por qué? Porque habéis oído algo.
– Ángel: Sí, sí, sabemos de unos, ya cuando lleguéis hablamos.
Otros interlocutores comunican a los miembros del grupo que ya tienen las cartas preparadas para mandarlas al Papa.
“HACEDLE LLORAR LA PAPA TAMBIÉN”
-“Sí, y en esas cartas hacedle llorar al Papa también, ¿vale?”, dice el expárroco de Órgiva en un diálogo. El mismo cura le pide a miembros de su familia que escriban su carta al Papa con palabras y expresiones fuertes, contundentes, pero con educación. “Que le pidan al Papa que les haga la misma llamada que le hizo al denunciante”, indica la transcripción de la conversación recogida en el sumario.
Las escuchas telefónicas incluyen las impresiones de algunos curas imputados tras prestar declaración ante la Policía Judicial. Así, el párroco de Órgiva, José Gabriel Flores, llama a Manuel para decirle que todo ha ido bien “y que la declaración ha sido muy tonta, muy rara y la denuncia sencilla”.
Durante los días en que tuvieron los teléfonos intervenidos, los curas, que aluden en varias ocasiones al posible pinchazo, evidencian que se han puesto de acuerdo en la línea argumental de su defensa.
-“…Hemos estado hablando entre nosotros esta tarde y viendo un poco como hay que presentar eso”, dice Román en una conversación. “… Hay que medir muchas cosas, tener en cuenta muchos detalles, cosas que hay que declarar y recordar y hacer ver, y poner de relieve y subrayar, es decir todo eso es lo que queríamos haber hablado, que lo hemos hablado con los demás pero con él no hemos podido”, señala, en alusión al primer imputado que fue a declarar.
“LO DE LAS CARTAS AL PAPA NO LO DIGÁIS”
-“En la Iglesia tenemos ahora el problemón, es que este muchacho se ha metido al Papa en el bolsillo, si ahora se pone en evidencia que el Papa se ha equivocado siendo tan atolondrado, pues como comprenderás van a tratar de que eso no pase, ¿y cómo es el modo?. Eliminándonos, porque el Papa no se puede equivocar”, le dice Román a una mujer, a la que le comenta que están pensando que la gente que los conoce le envíe cartas al Papa.
El 28 de noviembre, unos días después de la detención de los tres sacerdotes y el profesor de Religión y su puesta en libertad con cargos, el cura Ángel Moreno llama a uno de los miembros del grupo, quienes comentan que van a llevar una carta en mano a Roma y dicen que se la juegan si trasciende que el Papa va a recibir a un familiar de ellos. Le pide que recopile todas las cartas de apoyo dirigidas al Papa, pero que no comente con nadie que las van a enviar. “Me han dicho que como se filtre estamos muertos, ¿entiendes?”, afirma. Un día después, insiste con otro interlocutor. “No vayáis a decir nada. ¿Sabes a lo que me refiero? No quiero decirlo por teléfono. ¿Lo sabéis, no? Lo de las cartas que no lo digáis a nadie, que como se filtre se puede echar a perder el negocio”.