Taylor Kinney,... como veran la Gaga no es boba, ni tiene malos gustos.
Modelo y actor con creciente fama, es quien ha introducido un poco de normalidad en la vida extravagante de la cantante
“Él me dio su corazón el día de San Valentín y yo dije sí”. Lady Gaga anunciaba así su compromiso este lunes en su cuenta de Instagram. Él, quien le regaló ese anillo en forma de corazón valorado en poco más de 400.000 euros, es Taylor Kinney, modelo y actor, de 32 años, nacido en Lancaster (Pensilvania, Estados Unidos), que se dio a conocer en 2011 con su personaje de hombre lobo en la serie Crónicas vampíricas.
Después de interpretar papeles muy secundarios en muchas otras series, aquel programa le abrió las puertas de la industria, incluida la musical. Ese mismo año participó en You & I, el videoclip de Lady Gaga en el que, irónicamente, Kinney interpretaba a su amante y ella, en algunas escenas, llevaba puesto el vestido de boda de su madre.
Meses después del rodaje, el actor y la cantante comenzaron a salir y Kinney, que la acompañaba a todos los eventos, empezó a ser más conocido por su relación sentimental que por su carrera profesional. Sin embargo, él no ha parado de trabajar en los últimos cuatro años y es un rostro conocido para los seriéfilos. Cuando salió de Crónicas vampíricas, Kinney enlazó un personaje invitado tras otro en la pequeña pantalla (su flechazo de Emmy Rossum en Shameless fue el más sonado) hasta que Kathryn Bigelow le escogió como uno de los marines que acompañaban a Jessica Chastain en su misión de atrapar a Bin Laden en La noche más oscura.
En 2012, precisamente, antes del estreno de la película, Kinney y Gaga rompieron su relación. Pero desde que la retomaron, tan solo un mes después, ambos han expresado pública y continuamente su estado de felicidad. “Es el hombre perfecto”, decía Lady Gaga en una entrevista con Howard Stern. “¿Cómo lo sé? Es este sentimiento…”.
Para él, la diva del pop es quien más le ha apoyado en estos años. “Es alguien que siempre está contigo, que cree en ti y en tu trabajo”, decía en una entrevista el año pasado. “Me encanta lo que hace y su trabajo y su música y su caridad. Ella inspira a mucha gente, y a mí también”.
Kinney es, además, quien ha introducido un poco de normalidad en la vida extravagante de la cantante. “Cuando estoy en mi pueblo, me gusta dar paseos con el coche los domingos por la mañana: me levanto a las seis, me tomo un café y me voy”, explicaba recientemente. Y si va con Lady Gaga a visitar a su madre, higienista dental, que aún vive en Lancaster, donde les crió sola a él y sus tres hermanos, la pareja se dedica a pasear y a pintar: “Siempre le estoy soltando algo tipo: ‘Cariño, no puedes llevar tus tacones cuando salimos de excursión”.
Surfista y motero, a Taylor Kinney le gusta la adrenalina, los desafíos y mantener su vida ocupada. Por eso, el papel de bombero y teniente del escuadrón de rescate en la serie Chicago Fire le encajaba como un guante. El show acaba de renovar por una cuarta temporada que el actor tendrá que compaginar con sus proyectos en el cine. El año pasado ya lo hizo con No hay dos sin tres, donde se estrenaba en la comedia como hermano de Leslie Mann y amante de Cameron Diaz. Y próximamente estrenará Rock the Casbah, con Zooey Deschanel y Bruce Willis, y Consumed.
Lady Gaga siempre ha dicho sentirse apoyada por Kinney, que incluso llora cuando la ve cantar sobre el escenario y a quien no le importan sus estrafalarios estilismos. “Me conoce como la chica italoamericana que mi madre y mi padre trajeron a este mundo”, dijo en una entrevista con The Times. Precisamente, delante de esa normalidad que esconde Gaga, delante de los señores Germanotta, en el pequeño restaurante italiano que tienen en el Upper West Side neoyorquino (donde ven, orgullosos, merchandising de su hija), Kinney le dio su corazón a la cantante. Y ella dijo sí.