Médica cubana: “prefiero vivir bajo una burka”
“Si me empato con un árabe en Riad, me quedo allá y no vuelvo a Cuba.
Aunque tenga que vivir encerrada, bajo una burka, con la cara y el pelo tapados”.
Paulino Alfonso | La Habana, Cuba | La mayoría de los cubanos considera que salir en una “misión internacionalista” al exterior es como sacarse la lotería. Compartí ese criterio hasta que conversé, de forma casual y espontánea, con una médica que regresó recientemente a Cuba, después de tres años de misión en Venezuela.
Lo que me contó, aunque no me sorprendió, superó mis peores expectativas acerca de las condiciones en las que viven estos compatriotas que van a trabajar como esclavos por tres años para poder enviarle algo de dinero a sus familiares y traer a su regreso un poco de pacotilla barata.
La doctora agregó que los alojan en lugares inimaginables, desde contenedores adaptados como “viviendas” hasta antiguos prostíbulos, en los que de 4 a 6 galenos conviven hacinados, con una cocina improvisada y un baño común.
Y que prestan asistencia a la población en locales mal iluminados y peor ventilados, que casi siempre carecen de agua corriente.
Estas condiciones miserables contrastan con el servicio que estos compatriotas prestan a cambio de un por ciento mínimo de lo que cobra el gobierno cubano por su trabajo. ¡Es humillante! El régimen castrista se apropia de más del 80 por ciento de los 13,388 dólares que paga por cada médico el estado venezolano.
Los servicios que prestan estos médicos cubanos a los venezolanos más humildes son una de las razones por las que el chavismo, con Hugo Chávez, logró ganar las contiendas electorales. Y Maduro ha logrado seguidores entre los marginales que pueblan los cerros que rodean a Caracas.
Médicas cubanas con Nicolás Maduro
Los médicos cubanos se ven obligados, para ganar más dinero, a robar medicamentos. Para ello, falsean el número de consultas diarias que brindan, no solo en los cuchitriles adaptados para atender a los pacientes sino hasta en los CTI (equivalentes a una policlínica cubana, solo que mejor equipada).
Los medicamentos que los galenos sustraen luego los revenden a menor precio a cualquiera que los necesite
El trapicheo de los medicamentos es del dominio de los dueños de farmacias venezolanas, que conocedores de las paupérrimas condiciones de vida de los médicos cubanos, y se alían a ellos en este impúdico negocio.
Me contó horrorizada la doctora que en ocasión de una de las escasas “fiestas” que celebraban, uno de sus dirigentes le confesó que sabía de todo esto, pero que se hacía de la vista gorda, porque era más importante promocionar en el extranjero los servicios médicos cubanos. “Esto da más que las shoppings en Cuba, mulata”, le dijo risueño.
La doctora no continuó con su cuento cuando le dije que yo era periodista independiente. Me explicó que ella estaba en lista de espera para una próxima misión en Arabia Saudita y no quería que se le maleara el viaje. Antes de despedirse, me profetizó: “Si me empato con un árabe, me quedo allá y no vuelvo. Aunque tenga que vivir encerrada, bajo una burka, con la cara y el pelo tapados”.
|