Catedral de La Habana Vieja, construida entre los años 1748- 1832
MIAMI
¿Debemos viajar a países donde gobiernan regímenes autoritarios? ¿Hay intereses o vínculos que lo justifiquen? Los motivos y la conciencia tienen la respuesta Hay grandes destinos turísticos donde abunda la riqueza cultural pero la existencia de regímenes totalitarios podría alejarnos de visitarlos alguna vez. Países como China, Cuba, Irán, Marruecos y Viet Nam, que cuentan con grandes atracciones y forman parte de importantes guías de turismo, reportan un aumento relativo de visitantes.
Ante la aparente simple interrogante sobre visitar países donde las plazas y los monumentos colindan con las cárceles donde se encuentran encerrados los opositores, bastaría evocar la práctica del ejercicio de la conciencia, los motivos que impulsan la visita, el vínculo de familia que podría existir o, en el caso de nacionales que optaron por el exilio, el dolor que no sienten al enfrentarse con el pasado.
Muchos afirman que el acto de visitar un país totalitario, donde el gobierno limita la libertades y encarcela a la gente por opinar diferente, es manipulado e incluso interpretado como un hecho de apoyo, de legitimación, al sistema político imperante.
La Gran Muralla China figura entre los grandes destinos de Asia.
No obstante, hay quien opina diferente. "El turismo facilita el encuentro con los pueblos y el ejercicio de la información que podría ayudar a proveer el cambio de conciencia necesario”, aseguró el vicepresidente de la Fundación Friedrich Naumann, Wolf-Dieter Zumpfort, promotora de la igualdad y la libertad.
De hecho, el escritor español Carmelo Jordá, columnista del portal cibernético Libertad Digital, planteó: “Probablemente, nuestras divisas den a países como Cuba aire para prolongar la agonía y no caer de forma todavía más estrepitosa, pero desde un punto de vista más sutil y más a largo plazo el contacto con el turista extranjero va minando las bases ideológicas, sociales y culturales que regímenes como el cubano imponen a su pueblo”.
Otros cuestionan la calificación de régimen autoritario, sobre todo los empresarios con intereses económicos, como Ury Steinweg, presidente del operador de viajes Gebeco que organiza excursiones a China, Vietnam, Marruecos, Cuba, Irán y Burma, antigua Birmania.
Marrakech es uno de los lugares más visitados en Marruecos
Sin embargo, prevalece la pregunta ¿A quién apoya el turista con su viaje, al régimen político o a la población del país?
“Usemos la infraestructura privada, los hoteles y los restaurantes que no están administrados por el Estado, incluso volemos al destino a través de una aerolínea foránea”, señaló el señor Zumpfort.
De cualquier manera, el visitante se dará cuenta de los límites existentes. La libertad de expresión pública no está restringida sólo para los nacionales.
"Un destino donde impera una dictadura no es el lugar adecuado para tomar un baño de sol, pero un turismo responsable puede ser beneficioso para el pueblo porque éste entra en contacto con ideas frescas, opiniones diferentes a las que escucha a diario”, manifestó Petra Thomas, presidenta del foro alternativo de turismo Anders Reisen.