Claudio y Manuel durante su casamiento. Foto cortesía del entrevistado
Cuba y Argentina, dos
realidades diferentes del matrimonio igualitario
Cuba ha avanzado mucho en educación sexual y derechos reproductivos. Sin embargo, en cuanto a derechos civiles, aún tiene una deuda pendiente con las parejas del mismo sexo que quieran unirse en matrimonio o de forma civil.
Sin embargo, la gente se casa, no en la isla, sino en aquellos países donde es posible hacerlo. Tal es el caso de Claudio, un joven cubano homosexual que reside en Argentina. Está unido en matrimonio con Manuel, un joven argentino.
Para conocer las tribulaciones de esta pareja en su afán por oficializar su relación, entrevistamos a Claudio. “Soy ingeniero de profesión. Salí de Cuba en 1999 y me vine a residir a esta tierra sudamericana. Aquí me casé con mi pareja en el año 2011, después de una relación de 10 años”, nos cuenta. “Tenemos una vida social, cultural y profesional muy activa. La familia incluye cuatro sobrinos que, como cualquier personita, nos tienen locos”, nos dice.
“Tenemos la suerte de contar con un buen grupo de amigos, cubanos y argentinos, con quienes compartimos celebraciones, asados y la intensa vida cultural de Buenos Aires”, explica.
“En los trabajos hemos logrado desarrollar una carrera profesional y un entorno acorde a nuestras realidades, en consonancia con los cambios sociales que ha vivido el país en el terreno de los derechos de nuestra comunidad”, nos explica. “Sabemos que no ha sido fácil y que falta mucho por lograr. Por eso no faltamos cada año a la Marcha del Orgullo. Es un evento que cada vez cuenta con más participantes y que muestra la diversidad en su máximo exponente”, reflexiona.
Claudio continúa relatándonos su experiencia. “Un año antes de que se aprobara la Ley que nos permitiría casarnos, mi pareja y yo habíamos hecho una unión civil, prevista en las leyes que rigen la Capital Federal. En ese momento otorgaba pocos derechos. Sin embargo fue una bonita ceremonia”, comenta. “La jueza que nos tocó, acá se hace en los juzgados, fue muy cariñosa con nosotros y con el resto de los asistentes, nuestros familiares y amigos. Se explayó en la importancia del acto y predijo que un día se podría disfrutar de los derechos plenos”, asegura.
“Y así fue”, recuerda. “Cuando contrajimos matrimonio, solicitamos en el Registro Civil que nos casara la misma jueza. Así sucedió y fue nuevamente una ceremonia muy emotiva para todos”, comenta.
“Ojalá un día se pueda aprobar el matrimonio igualitario en Cuba y se pueda reconocer la legitimidad de mi amor en la isla que me vio nacer, porque la realidad es que allá este matrimonio no es legal”, afirma.
“No obstante, soy optimista pues considero que en Cuba confluyen circunstancias que avanzan en esa dirección”, explica. “Por una parte está la voluntad política liderada por la sexóloga Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX). Castro ha logrado colocar el tema en la escena social y en instituciones, de forma transversal. También existen muchas personas que, como yo, ofrecen sus testimonios para que se conozca que nuestras vidas son tan cotidianas como las del resto de los seres humanos”, subraya. Por eso, afirma, “es importante entender que es un tema de derechos y que la lucha debe ser por la igualdad total, esto es, el matrimonio”, defiende. “El mismo amor, los mismos derechos, tal cual fue el lema de la lucha en Argentina”, concluye Claudio.