Un largo y tortuoso camino
Dinastia de Castro
POR SILVIA AYUSO / NUEVA YORK / EL PAÍS
Con la Cumbre de las Américas de la próxima semana, en la que los presidentes Barack Obama y Raúl Castro se sentarán por primera vez en la misma mesa, a la vuelta de la esquina, la expectativa de un gran anuncio en el proceso de normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, iniciado en diciembre, aumenta.
Reapertura de embajadas o la salida de Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo son gestos posibles que se esperan con impaciencia a ambos lados del Estrecho. Y no solamente porque supondrán un gran gesto político tras medio siglo de antagonismo. Estos pasos —para los que sigue sin haber una fecha oficial— también ayudarán a despejar dudas —y numerosos obstáculos legales— en medio de un creciente interés en hacer negocios en una isla aún plagada de sanciones de Washington debido al embargo comercial todavía vigente.
Que ese interés existe lo demostró la presencia de 240 empresarios norteamericanos este miércoles en la sede del Nasdaq en Nueva York en una conferencia que ocupó toda la jornada para debatir las “oportunidades” de negocio que ofrece el cambio de política hacia la isla.
Pero aunque el proceso va en el buen camino, éste será “largo” y complicado, reconocieron este miércoles altos funcionarios estadounidenses en la cumbre Oportunidades en Cuba, organizada por la facultad de negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania junto con la Americas Society.
“El restablecimiento de relaciones diplomáticas no es más que una parte muy pequeña de una normalización que va a durar años, no es más que el primer paso de un camino mucho más largo”, dijo la secretaria de Estado adjunta para América Latina, Roberta Jacobson.
Uno de los principales obstáculos en este proceso es superar la “gran desconfianza” generada por más de medio siglo de tensiones políticas, recordó. Pese a ello, se han hecho ya “grandes avances”, subrayó al recordar las numerosas medidas de flexibilización de restricciones comerciales y de viajes, así como el diálogo bilateral iniciado en numerosas áreas, desde las telecomunicaciones al tráfico humano o la aviación civil.
Buena parte de lo que suceda a partir de ahora dependerá también de la respuesta que dé Cuba, acotó el subsecretario de Comercio, Stefan Selig, para quien la isla tiene que decidir de una vez por qué modelo apuesta. “Cuba tiene una oportunidad histórica de elegir un camino donde ya no sea la excepción y donde en unos años podría convertirse en un modelo para sus vecinos” aseveró el responsable de Comercio Internacional del Gobierno de Obama. Y no hace falta que el modelo sea el estadounidense, puntualizó.
“Cuba no tiene que mirar 90 millas al norte para ver cómo podría ser su futuro democrático, estable y próspero, puede limitarse a mirar a su alrededor más inmediato”, subrayó, y apuntó a países como México, Colombia o Chile. Jacobson y Selig, al igual que la directora de la Oficina de la Pequeña Empresa de la Casa Blanca, María Contreras-Sweet, subrayaron la disposición de EE UU de acompañar a Cuba en este cambio.
“Sí, queremos que Cuba elija el camino del libre comercio y mercados libres”, señaló Selig. Todo ello, con un objetivo concreto: “Ese es el camino cuyo destino es una Cuba democrática, estable y próspera, es un destino que significa mejorar la vida de los cubanos, ampliar las libetades políticas y el potencial de asumir un papel de liderazgo en la escena mundial en unos años”.
Crece el apoyo cubano al diálogo
S. A., NUEVA YORK
Han bastado tres meses para que la comunidad cubanoamericana, la más directamente afectada en Estados Unidos por la normalización de relaciones con Cuba anunciada en diciembre por el presidente Barack Obama, empiece a cambiar su percepción sobre la política norteamericana hacia la isla.
Según una nueva encuesta de la empresa con sede en Miami Bendixen & Amandi, una “ligera” mayoría —el 51 % de los casi dos millones de cubanoamericanos— se mostró a favor de la normalización de relaciones. Cuando la encuestadora hizo la misma pregunta después del anuncio del 17 de diciembre, esa respuesta solo la dio el 44 % de los consultados.
Aunque el cambio no es radical, sí apunta a una tendencia prometedora para los que han apostado por el cambio político, señala Fernando Amandi. Pese a que no es una mayoría “abrumadora”, el incremento indica que “la comunidad que ha sido más afectada y más interesada en el tema le ha dado el visto bueno a esta nueva política”, dijo a este periódico. Algo importante, recordó, en vista del “papel relevante que siempre ha jugado la comunidad cubanoamericana en lo que es determinar la política de EE UU hacia Cuba”.