Por Gustavo Azócar
Mientras Nicolás Maduro se empeña en recoger 10 millones de firmas (amenazando y hostigando a funcionarios públicos) para anexarlas a una carta que escribió al Presidente Barack Obama, en la cual solicita la derogatoria de la Orden Ejecutiva con la que se sancionó a 7 funcionarios del gobierno venezolano que se encuentran incursos en la violación de los Derechos Humanos, los gobiernos de Cuba e Irán, muy cercanos al régimen venezolano, navegan viento en popa hacia la normalización de sus relaciones con el gobierno de Estados Unidos.
Así inicia el análisis hecho por el periodista Gustavo Azócar, sobre qué es lo que se pretende con la recolección de las diez millones de firmas en contra de Obama.
Maduro parece o no quiere darse cuenta que poco a poco, sus grandes aliados ideológicos lo están dejando como la guayabera. En su empeño por tratar de distraer la atención de los venezolanos, para que se olviden de las grandes colas que se hacen cada día frente a los abastos, bodegas y supermercados, como consecuencia de la escasez de productos básicos, el ex chofer del Metro de Caracas ha ordenado a sus subalternos la búsqueda de firmas hasta debajo de las piedras, con la falsa creencia de que una carta con “millones y millonas” de rúbricas pondrá a temblar al Presidente Barack Obama.
Pero Mientras Maduro se dedica a buscar firmas, los gobiernos de Estados Unidos e Irán (sí, Irán, el mismo Irán al que Hugo Chávez trajo a Venezuela a buscar Uranio) acaban de suscribir un histórico acuerdo preliminar en materia de armas nucleares. Después de un año y medio de negociaciones, que culminaron la última semana en ocho jornadas de intensas conversaciones en Lausana, Suiza, las potencias mundiales llegaron a un acuerdo sobre el programa nuclear de Irán.
Los medios de todo el mundo informaron que Teherán se comprometió a limitar su desarrollo nuclear, a cambio del levantamiento de las sanciones económicas que le vienen aplicando Estados Unidos y la Unión Europea. El pacto deberá ratificarse antes del 30 de junio. El acuerdo garantiza que Irán no desarrollará un arma nuclear y prevé fases de 10 años, otras de 15, 20 y 25 años. Esto quiere decir que el acuerdo tendrá vigencia por lo menos hasta el año 2040.
Maduro, quien planea entregar su carta y sus 10 millones de firmas (están recogiendo rúbricas hasta en los preescolares y en los Jardines de Infancia para poder llegar a esa meta) durante la Cumbre de las Américas que se celebra en Panamá la próxima semana, le ha hecho creer a sus seguidores (25% según Datanálisis) que con esa misiva se acabarán los graves problemas del país. Vale decir, que tan pronto Obama reciba la carta, se acabará la escasez de comida y papel sanitario, la inseguridad, el desempleo, los apagones, los cortes de agua potable y la falta de medicinas e insumos en los hospitales.
Pero alguien debe decirle a Maduro, que mientras él sigue practicando boxeo de sombra contra Barack Obama, el actual Presidente de EEUU y su homólogo cubano Raúl Castro, tienen ya todo listo para reabrir las embajadas de sus países y restablecer al cien por ciento sus relaciones diplomáticas y comerciales lo antes posible.
Maduro parece que no se enteró, que Obama y Castro anunciaron el pasado 17 de diciembre de 2014 el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y que la primera semana de enero 2015 ambos gobiernos iniciaron la ronda de conversaciones. De hecho, Obama y Castro se verán las caras en Panamá, durante la Cumbre de las Américas y es casi un hecho que Raúl sea recibido nada más y nada menos que en la Casa Blanca antes de que termine este año.
Otra cosa que Maduro no sabe, es que otro de sus socios y amigos, Vladimir Putin, también ha ordenado a sus subalternos, iniciar “secretamente” las gestiones para tratar de llegar a un acuerdo con Estados Unidos y la Unión Europea, con el objetivo de acabar con las sanciones económicas que le fueron impuestas a Rusia luego de la nefasta actuación de ese país en Ucrania. El gobierno del todopoderoso Putin atraviesa por una muy difícil situación económica y fiscal, que sólo podrá ser superada si se logran desbloquear las sanciones que le fueron impuestas por las más grandes economías del mundo y eso sólo será posible si Rusia abandona su intervención en Ucrania.
De manera que los otrora “grandes enemigos” de Estados Unidos han llegado a la conclusión de que en estos tiempos modernos, es mucho más rentable y mucho más racional sentarse a dialogar con el imperio, antes que persistir en un enfrentamiento estéril, que lo único que sirve es para organizar mítines en las plazas públicas y para dar grandes discursos. El mejor ejemplo de ello es Cuba, donde hace mucho tiempo que no se hace una gran marcha contra el imperio y donde ya casi nadie acude a la llamada Plaza de la Revolución.
La carta y las firmas que Maduro piensa entregar a Barack Obama en Panamá (si es que el gobierno de Juan Carlos Varela lo permite) de seguro servirán para lo mismo que sirvió el libro “Las venas abiertas de América Latina” que Hugo Chávez le regaló a Obama hace muchos años. Ese libro está en uno de los sanitarios de la oficina Oval en la Casa Blanca. Obama lo usa ocasionalmente, cuando por extrañas circunstancias escasea el papel toilet.