El papa rechaza al embajador francés abiertamente gay
en respuesta a la aprobación del matrimonio igualitario en Francia
El Papa Francisco ya se quita la careta ... Era de esperar ...
Según asegura el semanario satírico francés Le Canard Enchaîné, el papa Francisco recibió el pasado sábado a Laurent Stéfanini para explicarle las razones de su negativa a aceptarlo como embajador de Francia ante la Santa Sede. Francisco habría comunicado a Stéfanini, abiertamente gay aunque católico practicante, que personalmente no tiene “nada contra él” pero que el rechazo es expresión, entre otras razones, de su malestar por la aprobación de la ley de matrimonio igualitario en Francia. El Gobierno francés ha confirmado el encuentro pero sigue esperando una respuesta oficial.
Ya desde el principio todos los medios franceses otorgaban veracidad a la información adelantada este miércoles por Le Canard Enchaîné, según la cual el papa habría recibido el pasado sábado 18 de abril a Stéfanini durante un cuarto de hora, de forma muy discreta, para explicarle de primera mano las razones de su rechazo. Un rechazo que sería en primer lugar expresión del descontento papal con el proceso de aprobación de la ley de matrimonio igualitario en Francia, que como bien recordamos fue combatida por los sectores conservadores próximos a la Iglesia católica con una hostilidad sin parangón en ningún otro país. A esto se añadiría el malestar generado por el empeño del Elíseo de mantener la candidatura de Stéfanini a sabiendas de que contaba con el rechazo del Vaticano.
La reunión entre Stéfanini y Jorge Bergoglio era luego confirmada por el portavoz del gobierno francés, Stéphane Le Foll, que sin embargo negaba que el rechazo papal se hubiera producido todavía. “Nada ha cambiado: Francia ha propuesto un candidato y por el momento estamos esperando la respuesta del Vaticano”, ha declarado.
Del “quién soy yo para criticarlo” al rechazo a un embajador gay
Como adelantábamos hace un par de semanas, lo cierto es que desde que el 5 de enero el Consejo de Ministros francés diera el visto bueno a la decisión de François Hollande de proponer a Laurent Stéfanini como embajador ante la Santa Sede, esta no ha dado sino la callada por respuesta. Un silencio que todos interpretan como un rechazo a Stéfanini pese a ser católico practicante y haber trabajado en la Embajada francesa ante la Santa Sede entre 2001 y 2005. Luego fichó como asesor para asuntos religiosos del Ministerio de Exteriores. Incluso el cardenal arzobispo de París André Vingt-Trois, conocido por su virulencia contra la ley de matrimonio igualitario, ha reconocido los méritos de Stéfanini para el cargo (así se lo hizo saber por carta a Jorge Bergoglio en febrero). Poco ha importado: pese a ser un gay “aceptable” para el Vaticano, no parece haber sido suficiente. Y el empeño de Francia de mantener la candidatura cuando ya era evidente el rechazo parece haber reforzado -salvo sorpresas del última hora- la negativa.
Lo sucedido con Stéfanini no es en definitiva sino otra muestra de la doble moral de Bergoglio por lo que a las personas LGTB se refiere. El mismo que siendo arzobispo de Buenos Aires llegó a calificar al matrimonio igualitario, que entonces se discutía en Argentina, como “pretensión destructiva al plan de Dios” movida por el mismo demonio, aseguraba después, siendo ya papa, que ”no es necesario estar hablando sin cesar” del tema. También era ya papa cuando hizo sus famosas declaraciones, durante su viaje de vuelta de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río, en las que afirmaba que “si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?”. Pero en otro viaje, en esta ocasión a Filipinas, insistía en que el matrimonio igualitario suponía una “amenaza a la familia”. De la misma forma, pocas semanas después de recibir en el Vaticano a un católico transexual español, se conocían los detalles de una entrevista en la que el papa comparaba la “teoría de género” con las armas nucleares.
Son solo algunos de los ejemplos que hemos recogido en el pasado y que muestran como, aun apreciando un cierto avance en las formas respecto a sus predecesores, hasta el momento no puede decirse que el pontificado de Francisco haya supuesto cambios de calado en la consideración de la jerarquía católica hacia las personas LGTB, como sí se han producido en otras iglesias cristianas.