Mi Habanísima Habana
Cálida, sensual, seductora,
cautivas al visitante
con tu lánguida mirada.
El Golfo, rendido enamorado,
te arrulla con sus olas
y te cubre de fragancias.
Aún detenida en el tiempo,
rota y desaliñada,
conservas tu viejo encanto
de morena clara.
De día, un sol ardiente
y un cielo azul te coronan;
de noche, otro cuajado de estrellas
te engalana y adorna.
Ciudad de columnas señoriales
que se alzan en medio de ruinas
e imágenes fantasmales.
A pesar de tus pesares
te esfuerzas por sonreir,
ocultas el dolor y la pena
bajo tu risa guarachera y gentil.
Por más de medio siglo
te debates entre consignas y penurias,
víctima de viejos caudillos que,
por mantener su ego,
robaron tu presente
por un incierto porvenir.
Sin rendirte, avivas la esperanza
que tus cadenas serán rotas,
alientas, anhelas y evocas
tus viejas añoranzas
que tus hijos se vuelvan a reunir.
Para ese día feliz,
lucirás nuevamente
tus abalorios de conchas nacaradas,
renacerá tu entusiasmo
y será un nuevo revivir…
Entre tanto, frente al mar,
tu fiel confidente,
le cuentas quedamente
tus sueños y tu íntimo sentir.
¡Ay, mi Habana querida,
mi habanísima Habana!
Autor Lília Bárbara García