El Ballet Trockadero de Monte Carlo tiene una peculiaridad que lo hace único; sus componentes, ataviados con sus tutús y recreando a féminas victorianas y princesas románticas, están unidas por una característica común, todos son hombres.
Les Ballets Trockadero de Monte Carlo celebran su 40 aniversario repasando sus grandes clásicos en Madrid
Estreno en los Teatros del Canal
Por José Luis Romo La muerte de la legendaria Maya Pliséstskaya, a los 89 años, hizo que este fin de semana las redes sociales de los aficionados al ballet se llenasen de imágenes de la elegante bailarina interpretando El lago de los cisnes, su pieza estrella. Sus gráciles movimientos y su delicadeza sobrecogían por su belleza. Ahora, imagine a un tiarrón (de pelo en pecho) en mallas y tutú tratando de calcar milimétricamente lo que conseguía la rusa. ¿Da risa, verdad? Pues esa mezcla de humor travesti y excelencia artística es lo que lleva cultivando desde hace cuatro décadas la compañía Les Ballets Trockadero de Monte Carlo, que durante dos semanas (del 6 al 17 de mayo) actuarán en los Teatros del Canal.
«Nosotros somos una mezcla de gran ballet, con bailes encantadoramente ejecutados, y mucha diversión», resume su director artístico Tory Dobrin. Él fue un trock (así se conoce a los bailarines de la formación) antes de llevar las riendas de esta compañía compuesta exclusivamente por hombres que interpretan de manera hilarante los grandes papeles femeninos de los ballets rusos. «No siempre fue así, cuando empezamos en los años 70, también había mujeres que interpretaban papeles masculinos, pero para ellas era muy difícil coger a los bailarines masculinos en los saltos...».
Pese al tono de parodia de sus espectáculos, las dotes atléticas y para la danza de sus miembros no son para tomarlas a broma. «Nosotros cuidamos mucho ese aspecto, buscamos gente que baile muy bien, pero nos gusta usar el humor para llevar el ballet a públicos más grandes». Precisamente, si se le pregunta por cuáles son los grandes desafíos de la compañía después de tanto tiempo, Dobrin lo tiene muy claro. «Viajar a cada país y a cada ciudad para intentar llevar la magia del ballet a todos los espectadores».
Desde que una excelente crítica del New York Times les sacara de la minoritaria escena gay del Off Broadway, los trocks se han afanado por recorrer los grandes coliseos de la danza (incluido el Teatro Bolshoi de Moscú). En sus 40 años de historia han actuado en más de 500 ciudades alrededor del mundo y Dobrin asegura que las veces que han visitado España han salido muy satisfechos. «Aquí la gente muestra más su entusiasmo que en otros países y eso es muy excitante».
Preparados para 'El lago de los cisnes' Este año, además, un bailarín español viaja con ellos. Se trata del barcelonés Carlos Renedo, quien tuvo que superar las exigentes audiciones de la compañía. «Necesitamos gente que pueda hacer un buen trabajo de puntas, con mucha técnica, sentido del humor y, muy importante, que sepan trabajar en equipo. Las divas son graciosas pero es difícil de trabajar con ellas. Carlos cumplía con todo». Al mencionarle otros nombres de famosos bailarines españoles como Nacho Duato, Dobrin se muestra muy receptivo. «Sería genial poder colaborar con él».
La vida como trock no suena muy dura según la definición que hace su director. «Si te gusta bailar, viajar y divertirte, esta es una compañía que puede proveerte de todo eso». Menos sugestiva resulta la idea de que cada bailarín necesite una hora frente al espejo sólo para maquillarse. «Puede ser algo pesado, pero lo llevan bien».
La historia de esta alegre compañía también tiene su cara amarga. En los años 80, la formación fue duramente golpeada por el sida y estuvo a punto de disolverse. Quizás por ello, Dobrin se muestre tan feliz de poder celebrar el 40 aniversario de la formación con esta gira internacional. «Es todo un logro. Desde los años 70 la sociedad ha cambiado tanto que para hablar nuestra evolución debería escribir un libro».
Pregunta.- ¿Ya no temen que les vean sólo como una compañía gay?
Respuesta.- ¿Por qué alguien debería vernos así? Simplemente son bailarines masculinos interpretando papeles femeninos, no pretendemos hacerles pasar por mujeres. Puede que haya una sensibilidad gay, pero es un espectáculo genuinamente de danza.
El programa que la compañía trae a Madrid en su gira de aniversario es una vuelta a sus raíces y su esencia «más clásica». Por supuesto, habrá pasajes de El lago de los cines (uno de sus musts), danzarán al ritmo de Bach con Go for Barroco e, incluso, habrá un guiño español con Paquita, de Petipa. Todo ello, con mucha testosterona.