Steven y Rick Simone-Friedland son un matrimonio californiano amante de los deportes. Rick especialmente es un apasionado del béisbol y su equipo favorito son los Dodger de Los Ángeles. Ambos suelen frecuentar su estadio, como hacen cientos de parejas y familias de su entorno. Los partidos de béisbol son largos, con grandes tiempos de descanso. Por ello, para entretener al público presente, los responsables de los estadios buscan divertimentos con los que hacer más amena la espera.
Uno de los más populares es la Kiss-Cam, que consiste en que distintas parejas aparezcan en la gran cámara de vídeo que preside el estado y se den un beso. Hay incluso una pequeña competición entre las parejas por cuál de ellas recibe los mayores aplausos de los espectadores. Los cámaras encargados preguntan previamente a las parejas si quieren participar, y las que aceptan están pendientes de aparecer en la pantalla y besarse.
El pasado sábado, durante el partido entre los Dodger y los Arizona Diamondbacks, la Kiss-Cam también funcionó. Y entre las parejas que participaron en la competición de besos se encontraba la formada por Steven y Rick Simone-Friedland. Ambos se besaron ante todo el público y expresaron su alegría por hacerlo. Era la primera vez que una imagen así se veía en el estadio de los Dodger. Y fueron los más vitoreados. Lo podéis comprobar en el vídeo que recogió un aficionado, que se ha convertido rápidamente en viral.
Al día siguiente, en una entrevista telefónica concedida a la página de información LGTB The Advocate, Steven contó cómo fue la experiencia y qué sensaciones produjo en la pareja. Él y Rick llevan 20 años de relación, tuvieron una ceremonia de compromiso en 1999 y finalmente se casaron el 27 de septiembre de 2013, una vez que el matrimonio entre personas del mismo sexo volvió a ser legal en California.
Según Steven “simplemente habíamos ido a disfrutar de un agradable día en el estadio”, por lo que, cuando el cámara les preguntó si querían participar en la Kiss-Cam, le dijeron inmediatamente que sí, como cualquier otra pareja. Pero al momento surgieron los temores. “Me volví hacia mi marido, hacia Rick, y le dije ‘¿sabes?, esto podría salir mal. Podría no ir bien”, recuerda Steven, pensando en una reacción airada por parte de algún sector del público, “pero lo hicimos, porque pensamos que sería divertido hacerlo, y luego oímos los vítores, y eso fue realmente inesperado, y hermoso, y reconfortante”·
Aunque para Steven lo mejor de todo no fue esa buena acogida. “Lo único que hicimos fue darnos un beso. La reacción del público nos alegró el día… No creo que nadie esperara esa reacción… Beso a mi marido todos los días. No es una gran cosa. Pero lo importante es lo que ocurrió inmediatamente después. Eso es lo más asombroso”, proseguía Steven.
¿Y qué sucedió después del beso? “Nada”, recuerda Steven con satisfacción. “Yo estaba hablando con una mujer que estaba detrás de mí sobre el combate de Pacquiao y otros eventos deportivos. Nadie se inmutó siquiera. Eso es lo que quiero decir. Éramos simplemente otros fans más de los Dodger”. Un hombre y su hijo se acercaron a la pareja para felicitarles por haber sido la más vitoreada en la Kiss-Cam. Steven bromeó con ellos: “sí, bueno, prefiero pensar que ha sido porque somos la pareja más guapa”.
Y nada más. La normalidad como sorpresa, la cotidianidad como noticia. Pasear por la calle cogidos de la mano. Darse un beso cariñoso en un restaurante durante una cita romántica. Ver una película en la sala de cine con el brazo rodeando el hombro de tu acompañante. Todo aquello que para las parejas de distinto sexo es habitual hacer, sin que nunca hayan tenido que preocuparse del entorno. Para las del mismo sexo, sin embargo, son desafíos que, como en el caso de Steven y Rick, a veces se convierten en pequeñas victorias. Pequeños pasos en el pedregoso camino de la visibilidad LGTB.