James Costos, embajador de Estados Unidos
en España abiertamente gay, dona sangre en Madrid
El embajador de Estados Unidos en España, el abiertamente gay James Costos, ha subido a la cuenta de Instagram que comparte con su pareja una fotografía en la que se muestradonando sangre en Madrid, a la vez que anima a todo el mundo a hacerlo. La casualidad ha hecho que la fecha de la fotografía coincida de forma aproximada en el tiempo con la discriminadora y anticientífica sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que justifica la exclusión permanente de la donación de sangre en determinados países a los hombres que mantienen sexo con hombres.
James Costos aparece sonriente y orgulloso en la fotografía que muestra su colaboración con la campaña de donación de sangre auspiciada por la Cruz Roja. Acompaña a la imagen el siguiente texto: “Me he unido al equipo de la embajada de Estados Unidos en Madrid en donar sangre. Por favor, uníos a nosotros, se siente uno bien donando… ¡confiad en mí! Gracias. #cruzroja”. En los comentarios a la instantánea, aparte de las felicitaciones por la generosidad que representa la donación de sangre, algunos se extrañan porque haya podido hacerlo siendo abiertamente gay. Rápidamente les responden que en España no hay discriminación al respecto.
También lo recalcan algunos de los medios internacionales que han recogido la noticia: “En España los donantes son examinados en función de sus factores de riesgo”. En efecto, en España la ley establece la exclusiónde la donación de sangre en función de la existencia previa de conductas de riesgo, con independencia de la orientación sexual. El resultado de ajustarse a los criterios estrictamente científicos, y no a los prejuicios o las especulaciones, es que en los últimos diez años no se ha producido en España ni un solo caso de transmisión del VIH debido a una transfusión de sangre o hemoderivados.
La difusión de la imagen de James Costos, uno de los embajadores abiertamente gais nombrados por la administración presidida por Barack Obama, adquiere mayor relevancia dado estupor que ha causado la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, quien a instancias de la justicia francesa, país donde la donación de sangre les está prohibida a hombres que hayan mantenido sexo con otros hombres, ha considerado que “puede resultar justificado excluir permanentemente de la donación de sangre a los hombres que han tenido relaciones sexuales con otros hombres, habida cuenta de la situación predominante en el Estado miembro de que se trate”. Resulta altamente preocupante que una institución del calado del Tribunal de Justicia de la Unión Europea pueda emitir, en pleno siglo XXI, una sentencia en la que de una forma tan obvia se anteponga el prejuicio a la evidencia científica para justificar una discriminación.
No podría hacerlo en su propio país
Pero la fotografía y el mensaje del embajador Costos también es relevante porque la donación de sangre que ha efectuado no sería posible en el propio país al que representa. En los Estados Unidos aún se mantiene la prohibición de donar sangre a los hombres homosexuales, pese al criterio favorable de instituciones como la Cruz Roja, la Asociación Médica Americana o la Asociación Americana de Bancos de Sangre. Recientemente la FDA (Food and Drug Administration, la agencia federal responsable de la regulación de medicamentos, productos sanitarios y alimentos) ha decidido recomendar que los hombres que mantengan relaciones sexuales con otros hombres sí que puedan donar sangre, pero siempre y cuando no lo hayan hecho durante un año. Una medida similar a la ya adoptada por Suecia (en 2009) y el Reino Unido (en 2011) y algo menos rígida que la de Canadá, que desde 2013 exige a los gays donantes de sangre cinco años sin mantener relaciones.
Más razonables y ajustados a criterios científicos han sido los cambios de normativa en Alemania, que eliminó de su normativa la mención explícita a la homosexualidad en 2010, o en México y Chile, por mencionar dos países de América Latina con una normativa más acorde a la evidencia científica, y que eliminaron en 2012 y 2013 (respectivamente) la prohibición de donar a hombres homosexuales y bisexuales, supeditando la selección no a la orientación sexual, sino a la existencia o no de prácticas de riesgo previas.