La marcha contra la homofobia en
Santiago de Cuba no deja a todos contentos
Un miembro del comité organizador opinó que la manifestación de este año fue la peor de todas
Por Yosmany Mayeta Labrada, desde Santiago de Cuba
Al ritmo contagioso de la conga de San Agustín, pasearon este jueves en Santiago de Cuba activistas de la comunidad LGBT junto a un grupo de estudiantes de la Facultad de Medicina y algunos transeúntes que se sumaron a la marcha contra la homofobia. El recorrido comenzó en la Plaza de Marte y tras enfilar por la calle Enramadas, llegó hasta al Parque Dolores, donde concluyó.
La presencia del primer secretario del Partido Comunista de la provincia, Lázaro Expósito Canto, marcó el inicio del desfile. Aunque el funcionario no acompañó la marcha durante todo el trayecto, sí animó a los presentes a que se sumen cada año a la jornada e hizo llamados para que “de una vez y por todas se acabe la discriminación” contra gays, transexuales, transgéneros y travestis.
Entre los participantes a la marcha estaba Alexey Duany, miembro de la comunidad LGBT de la ciudad, quien lamentó la poca concurrencia al desfile, así como la falta de iniciativa personal y la desorganización que lo caracterizaron. No obstante calificó de positivo “que estas cosas se hagan” pues al igual que muchos de los presentes, consideró que “hay que crear consciencia en la gente”.
Una opinión similar expuso Sergio Gómez, para quien “el trabajo de sensibilización en torno a la temática se debe llevar también a los centros laborales y estudiantiles, pues existe bastante homofobia en esos lugares y hay muchas personas discriminadas, con afectaciones psíquicas y físicas”.
Por su parte, Dagne Jardines, estudiante de primer año de medicina, explicó su presencia en la marcha en esos términos: “nosotros estamos aquí porque nos sacaron de la escuela para venir y así no dábamos clases hoy”. Su versión fue corroborada a través del testimonio de otros alumnos asistentes al evento.
Un miembro del comité organizador del evento explicó a 14ymedio que “este año la marcha fue la peor de todas, pues el disgusto de diferentes figuras de las redes sociales pertenecientes al Cenesex en la urbe da a entender que las cosas no van por buen camino”. Según describe el activista, “no estuvo aquí con nosotros, por ejemplo, Manuel Lescay, el coordinador de la Red HxD, ni Erika Arzola, coordinadora del grupo Trans de la provincia”.
Este diario quiso también entrevistar a la directora del Cenesex en la provincia, la doctora Ana Guisandez, para conocer su opinión sobre el impacto de la convocatoria de este 2015, pero la funcionaria se excusó argumentando: “no estoy facultada para hablar con medios independientes, pues toda la información solo es para los medios locales que se encuentran aquí”.
Estas jornadas por el respeto y la tolerancia a la elección sexual, cuyo lema este año es “Me incluyo”, terminarán el próximo domingo en el día mundial de lucha contra la homofobia, con una gala en el Teatro Heredia. Mientras, la noche de este jueves se celebrará la primera velada cultural en el Tropicana Santiago con un precio de 50 pesos en moneda nacional la entrada.
Fernando Quiñones, residente en la ciudad, comentó que estas celebraciones “más que en jornadas para sensibilizar a la población, se han ido convirtiendo en una forma de recaudar dinero por parte de las autoridades culturales”. El joven se queja de los altos precios para acceder a algunos eventos porque “muchos de los que pertenecemos a la comunidad LGBT de la ciudad no tenemos ese dinero para ir al Tropicana”.
A su lado, un joven que prefirió no identificarse matizó el criterio: aunque no cuenta con el dinero para la entrada a la instalación, considera que “esta edición marca la diferencia”. En su opinión “desde que se celebró la Gala Nacional en Santiago de Cuba hace varios años, no se desarrollaba otra actividad similar en el Cabaret Tropicana y más con la ayuda de la dirección de transporte, pues facilitarán ómnibus para la transportación de los asistentes”.
Esta noche promete en Santiago de Cuba, sobre todo para una comunidad que a pesar de los prejuicios y el machismo imperante, trata de abrirse un espacio.