Un obispo extraordinario entrevistado en Cuba
El arzobispo Roger LaRade de la Iglesia Católica Eucarística en Canadá,
promotor de las bodas gays en Toronto, viajó a La Habana para oficiar cuatro enlaces.
Por Yusimí Rodríguez- Havana Times ¿Qué podría sorprenderme después de ver a una monja católica con las uñas de las manos y de los pies pintadas, vestida en su hábito para participar en el desfile del pasado 9 de mayo por el Orgullo Gay y la Campaña contra la Homofobia en Cuba? Bueno, supongo que solamente un obispo católico que marcharía también con su hábito y su… marido.
La hermana Silvia y el arzobispo Roger LaRade pertenecen a las Iglesias católicas independientes (independientes del Vaticano), específicamente a la Iglesia Eucarística.
Ella me contó su historia en pocas palabras, solo las necesarias para que me interesara: Roger LaRade, ex sacerdote jesuita, abandonó la Iglesia Católica Romana y terminó convirtiéndose en un sacerdote católico independiente. A pesar de que su propia historia es fascinante, ella organizó esta entrevista con el padre Roger antes de que él abandonara Cuba, apenas una semana después de la campaña de mayo.
UN FORCEJEO ESPIRITUAL El padre Roger, o simplemente Roger, como insistió en que lo llamara, nació, hace 58 años, en la costa este de Canadá. Su familia era católica romana e iba a misa todos los domingos. Él recuerda a sus abuelos rezando el rosario, pero aparte de eso, no eran particularmente religiosos. Fue en la secundaria básica, mientras se preguntaba qué hacer con su vida, que se dio cuenta de la llamada.
Roger: Pero uno de los mayores problemas para mí era el celibato. Así que decidí que no podía ser sacerdote.
HT: ¿Ya sabía que era gay?
Roger: No tengo ningún recuerdo de no saberlo.
HT: ¿Cómo es que el celibato podía ser un problema mayor que la homosexualidad, si la Iglesia Católica Romana está en contra de la homosexualidad?
Roger: Para la Iglesia Católica Romana, la homosexualidad no es un pecado en sí, pero esto se dirige hacia el pecado. La única manera en que puede ser aceptada es que vivan en celibato.
HT: ¿Qué pasa si yo vivo con una mujer, como pareja, sin tener relaciones sexuales? El amor no es solo sexo.
Roger: Ellos podrían decir que está bien. Recientemente, en Ontario, se descubrió un homosexual que era muy activo en su parroquia católica y vivía con su pareja. El obispo dijo que no podía involucrarse más con la Iglesia. Él respondió: “Vivimos juntos pero no tenemos sexo”. No sé cómo resolvieron esto.
Decidí estudiar Astronomía en lugar de Sacerdocio. Una universidad en la que podía hacer eso era jesuita. No me percaté de eso al principio y no había conocido ningún jesuita con anterioridad.
Después de finalizar el primer año me di cuenta de que la Astronomía no era para mí, la parte interior espiritual no estaba satisfecha.
Hubo un período de lucha espiritual. Y finalmente me dije: “Dios, si quieres que sea un sacerdote lo haré, y Tú me darás la gracia que necesito”, me sentí liberado.
SOBRE EL CELIBATO NO HT: ¿Y el celibato?
Roger: decidí dedicarme por completo a Dios.
Comenzó a estudiar Filosofía y se hizo activo en la Iglesia Católica Romana en la universidad. Cuando llegó el momento de decidir qué tipo de sacerdote quería ser, decidió ser jesuita, porque tenían un claro sentido de la misión y estaban profundamente comprometidos con la fe y la justicia social.
Después de los dos años de noviciado juramentó y fue enviado a una universidad jesuita en el estado de Washington, donde estudió Educación y Teatro y obtuvo una maestría.
Entonces, después de conseguir, también, una maestría en Teología, fue ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1986. Posteriormente realizó estudios de postgrado durante un año, en Teatro, combinándolo en esta ocasión con Teología y Estudios de aborígenes canadienses, en Berkeley California.
Roger fue honesto con sus superiores jesuitas cuando realizó su solicitud y durante toda su formación. Después de su primer año como noviciado salió del closet con el resto del grupo. Eran 19, nadie más salió.
Roger: Se dice que en las Órdenes Católicas Romanas, entre el 30 y el 50 por ciento son homosexuales, y esos podrían ser números conservadores.
Creo que existe algo acerca de ser gay que nos orienta hacia lo espiritual. No sé si es la sensibilidad o una experiencia previa de discriminación; puede ser de maneras muy sutiles. Crecimos en familias heterosexuales, y con el tiempo descubrimos que éramos diferentes, y recibimos el mensaje de que no se aceptaba ser gay. Crecimos con la sensación de estar solos. Aunque la discriminación no estuvo dirigida a mí, escuché a mis amigos usar palabras como maricón, marica…
Tal vez la experiencia de la opresión conecta con la espiritualidad, a pesar de que la Iglesia misma sea un instrumento de discriminación. Pero la Iglesia no es la espiritualidad, y no es Dios. Es representante del Todopoderoso en muchos aspectos, pero me di cuenta que no en todos los aspectos.
HT: ¿Por qué abandonó la orden jesuita? ¿Quería romper el celibato y estar con un hombre?
Roger: Conozco un montón de cristianos que crecen con sentido de culpa por ser homosexuales. Para mí, nunca hubo una contradicción entre ser homosexual y ser amado por Dios.
Después de mi ordenación y mis estudios, me asignaron a ser sacerdote de una universidad jesuita en Canadá. Me gustó mucho. Después de dos años, un importante católico escribió algo muy negativo en el periódico local sobre la homosexualidad y los homosexuales. Debido a mi formación como jesuita: la fe conectada a la justicia social, sentí que no podía guardar silencio al respecto.
HT: ¿Reaccionó usted como un sacerdote jesuita comprometido con la justicia social o como un homosexual en sí?
Roger: Para mí, el primer aspecto de la justicia social fue la justicia social para las personas LGBT. Decidí escribir una carta de respuesta que desafió la posición de la Iglesia Católica Romana.
Fue publicada y causó problemas, porque es una cuestión de poder. Los que lo poseen tienen el oído del obispo. Me dijeron que no podía decir eso, porque estaba en contra de lo que enseña la Iglesia. Advertí que como sacerdote católico romano era principalmente un agente de la institución, y para mí, la enseñanza de la Iglesia respecto a los homosexuales no era y no es compatible. Decidí que era más importante ser auténtico como un hombre gay que ser un sacerdote de la Iglesia Católica Romana. No se trataba de celibato, sino de lo que soy como persona.
HT: Entonces, ¿un sacerdote correcto, igualmente comprometido con la justicia social, no se hubiera sentido afectado por la discriminación contra los homosexuales?
Roger: Realmente, en ese momento, a finales de los 80…, no creo que hubiera sido el caso. Ahora, en 2015, creo que es más o menos así, debido a lo que está sucediendo con los derechos LGBT y la visibilidad en la sociedad. Podría ser cualquier otra cuestión, como la inclusión de las mujeres en el sacerdocio y el asunto de clérigos casados. Muchos católicos han abandonado el sacerdocio porque querían casarse.
HT: ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Roger: El celibato tiene una larga historia en la Iglesia, desde los mismos inicios. Después de la Resurrección y la Ascensión de Cristo, muchas personas decidieron seguirlo, porque Él era célibe.
Los primeros Apóstoles abandonaron sus esposas y familias basándose en esa creencia. Al principio, la Iglesia tenía clérigos casados. A través de los siglos, la institución declaró que el clérigo debe ser célibe. Una parte de esto no tenía nada que ver con la espiritualidad, sino con las finanzas y la movilidad.
Ahora la explicación de la Iglesia Católica con respecto al celibato es que si usted no tiene hijos y cónyuge está más disponible. Pero hay ministros de otras iglesias casados. No creo que sean menos accesibles que los católicos.
Tampoco creo que exista incompatibilidad entre ser sacerdote y ser mujer. El hecho de que Cristo nació un hombre no significa que solo los hombres pueden ser sacerdotes.
NUESTRO FUTURO COMO PAREJA De regreso a su vida, Roger me dice que en 1990 dejó el sacerdocio y se mudó a Toronto. Tuvo que buscar un apartamento y un trabajo. Como jesuita había recibido el apoyo de la Iglesia.
Roger: A los 34 comencé a llevar la vida que tienen la mayoría de las personas con 24 años, pero nunca me arrepentí de mi tiempo como sacerdote jesuita. Eso contribuyó a lo que soy hoy en día.
En 1991 conocí a Marcos en una conferencia en Chicago. Tres semanas más tarde llegó a Toronto para una primera visita. Él vivía en Ohio y daba clases en una universidad. Mantuvimos una relación a larga distancia.
Ambos estaban abiertos a mudarnos a la ciudad del otro. Al mismo tiempo, a Mark le ofrecieron un trabajo que significó el siguiente paso en su carrera, por lo que mantuvieron la relación a distancia durante tres años, hasta que Mark comenzó el proceso para convertirse en un residente canadiense.
Roger: Queríamos estar juntos, pero la decisión final estaba en manos del Gobierno. Fue un proceso muy formal en la que él tuvo que dar toda su documentación, cuenta de ingresos, etc. Mi madre escribió una carta, la cual incluyó su solicitud, junto con una mía en la que describía nuestra relación.
Había contado la verdad a mi familia después de la ordenación, todavía era un sacerdote. Mis hermanos reaccionaron muy positivamente. Mi madre tuvo un poco de dificultad al principio. Mi padre ya había muerto. Por lo general es más difícil para los hombres salir del closet delante de sus padres por causa de los estereotipos de masculinidad, pero no tuve que pasar por nada de eso.
Fueron aconsejados llevar el formulario a Detroit, donde había personas que eran muy amables con las solicitudes de homosexuales.
Roger: Nuestro futuro como pareja estaba siendo determinado por alguien que no era nosotros.
Les tomó cuatro meses. Mark recibió su aceptación oficial el día que los canadienses celebran el cumpleaños de la reina Victoria. Se mudó a Toronto en agosto de 1995.
El matrimonio entre personas del mismo sexo fue legalizado en Ontario en junio de 2003. Siempre habían dicho que se casarían cuando eso sucediera. Así lo hicieron, en esa provincia, en julio de 2003. Fue también en ese mismo año cuando Roger se unió a las Iglesias católicas independientes como sacerdote.
UN SACERDOTE CATÓLICO INDEPENDIENTE Roger: Cuando dejé a los jesuitas y me mudé a Toronto, iba en ocasiones a la iglesia, pero dejé de hacerlo porque no encontraba nada que fuera compatible conmigo. Estaba haciendo amigos en la comunidad lesbiana gay, así que llegaron a conocer sobre mis antecedentes.
En una ocasión, una pareja de lesbianas amigas mías me preguntaron si podía bendecir su unión, querían tener una ceremonia. Antes de que se legalizara el matrimonio, lo llamábamos Uniones Sagrados: Uniones de parejas del mismo sexo bendecidos por Dios.
Al principio no estaba seguro de querer ser visto como un sacerdote otra vez, pero con el tiempo pensé: bueno, ¿qué hay de malo en eso? Lo hice, y seis meses más tarde alguien me preguntó la misma cosa.
Creo que esas experiencias me hicieron recuperar mi vocación como sacerdote, pero no tenía ningún sitio para practicar. En 2003 descubrí esas pequeñas iglesias que eran católicas, pero no se encontraban bajo la autoridad del Vaticano.
Había una en Toronto y tenían un sitio web. Le escribí al obispo diciéndole quien era yo y le di todos mis antecedentes. Le pregunté si estando casado con una persona del mismo sexo abiertamente era posible que pudiera ser un sacerdote de su iglesia. Sí lo era. Entonces me reinicié en el ministerio como sacerdote católico.
Como desde adolescente siempre sentí ese amor por San Francisco, quería tener una comunidad franciscana dentro de la Iglesia. Eso ocurrió en 2006.
La hermana Silvia, quien permaneció en silencio todo el tiempo dispuesta a ayudar con la traducción, si era necesario, habla por primera vez para decirle a Roger que estaba olvidando decir algo sobre él: que había estudiado para ser analista.
Roger dice que es justamente así como se gana la vida y la hermana Silvia comenta que es una parte interesante de su iglesia.
Hermana Silvia: A diferencia de la Iglesia Romana, todos tenemos trabajo.
Creo que el aprendizaje teológico filosófico junto con este otro antecedente hace que el arzobispo Roger sea único en la forma en que escribe sus homilías. Durante todos los años que fui católico romano, nunca experimenté el amor de Dios así, y sé que he experimentado este amor inclusivo de Dios a través de su modelado. No tanto por el hablar, sino por el hacer.
LO QUE DIOS QUIERE HT: ¿Qué es lo que las Iglesias católicas independientes y la Iglesia Católica Romana tienen en común?
Roger: Mucho. Como Iglesia Católica, provenimos de las mismas fuentes. En la Iglesia Católica Romana, el concepto de la fe, la ordenación de obispos viene desde el principio y ha continuado a través de los siglos; se llama Sucesión Apostólica. Es lo que da validez en las Iglesias Romanas y Ortodoxas a la ordenación, la eucaristía, la misa y a todo.
Las Iglesias católicas independientes se han asegurado de mantener eso. Pero lo más importante es que nosotros, como iglesia católica progresiva e inclusiva, tenemos nuestras propias raíces en las tradiciones católicas. Creemos en Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Tenemos la misma comprensión de la Iglesia de Dios, la necesidad de los obispos, de la eucaristía, por una vocación a la vida religiosa. Tenemos el mismo entendimiento en muchas áreas de la justicia social y los derechos humanos.
Nos diferenciamos principalmente en temas de inclusión plena e igualitaria de todas las personas no respetados en su orientación sexual, género y identidad de género.
En nuestro caso, los ministros casados y las mujeres pueden ser ordenados; se incluyen las personas LGBT en todos los niveles de la iglesia; el matrimonio en la iglesia para gays y lesbianas, no solo apoyarlo como matrimonio civil, sino también celebrarlo como el sacramento del matrimonio.
Permitimos que los divorciados se vuelvan a casar por la iglesia, y también apoyamos la anticoncepción artificial para la planificación familiar. El uso de medios artificiales para evitar el embarazo no es pecaminoso. La Comisión Teológica que trabajó para llevar esta propuesta al papa Pablo VI llegó a la misma conclusión, pero más tarde se confirmó la creencia de la Iglesia Católica Romana de que el uso de estos medios era pecaminoso.
No hacemos esto, porque creemos que la Iglesia Católica Romana está mal, sino porque es posible, y es lo que Dios quiere. Solo somos testigos del infinito amor del Todopoderoso por todos los hombres.
ESTAMOS HABLANDO DE LA VIDA HUMANA HT: ¿Cuál es la posición sobre el aborto?
Roger: Parecido al de la Romana. Creemos que la vida humana y el alma de los hombres se producen en el mismo momento de la concepción. Por lo tanto, no podemos estar de acuerdo o enseñar que el aborto es una opción moral que se puede hacer. Esperamos que las razones que conducen al aborto: la pobreza, la situación social o incluso el egoísmo, terminen.
HT: ¿Qué pasa con un embarazo causado por una violación?
Roger: Es una situación muy difícil. Lo que sé es que algunas mujeres deciden abortar y otras no. Decir que existen situaciones extremas en las que una mujer tiene que tomar una decisión de este tipo es afirmar una realidad, pero no quiere decir que se trata de una decisión moralmente correcta. De lo que realmente estamos hablando es de la vida humana.
HT: ¿Y en cuanto a la operación de cambio de sexo? Dios te hizo un hombre, no importa si te gustan las mujeres o los hombres. ¿Someterse a la cirugía para cambiar de sexo no va en contra de los designios de Dios?
Roger: No lo creo. La identidad de género nunca ha sido mi problema personal. De lo que he leído y por lo que he conversado con las personas transgénero, mi punto de vista es que estas sienten una especie de desconexión entre su sentido interno como persona y su apariencia física.
Así que, para alinear esos dos aspectos sienten la necesitan de un cambio físico. Me parece algo legítimo. Hacemos cambios físicos en nuestros cuerpos por todo tipo de razones.
HT: ¿Qué sucede con los matrimonios abiertos, que he visto, sobre todo, en las parejas homosexuales?
Roger: No sé si todavía ocurre con los matrimonios heterosexuales. A finales de los años sesenta y setenta, con la liberación sexual, al menos en América del Norte, muchas parejas heterosexuales abrieron sus matrimonios. Como Iglesia todavía creemos que el matrimonio es entre dos personas y que parte de la vocación de este radica en la castidad. Eso incluye a las uniones del mismo sexo.
HT: ¿Alguna vez has pensado en adoptar algún niño?
Roger: Mark y yo somos tíos muy felices de nuestros sobrinos y sobrinas. Pero en nuestra Iglesia está bien que los homosexuales adopten niños. Los padres no tienen que ser de sexos opuestos para amar, cuidar y enseñar a sus hijos.
HT: Muchas gracias
* La Iglesia Católica de la Eucaristía está presente en Canadá, Camerún, y pronto, si Dios quiere, en Cuba. Para más información escriba a silvia@silviagonzalez.org
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