El gobierno y su desafío con el “Paquete” e Internet
La realidad y los mundos para-lelos de la prensa
Por Fernando Ravsberg
Por el blog “La esquina de Lilith”, de la colega Lilibeth Alfonso, me entero de que las autoridades de Guantánamo han decidido prohibir el “Paquete”, ese compendio de películas, series, reality show, y telenovelas que cada semana se distribuye por todo el país.
A la par, Abel Prieto, asesor de cultura del presidente, declaraba que “no vamos a prohibir cosas. La prohibición hace atractivo el fruto prohibido, el oscuro objeto del deseo. Estamos trabajando contra la ola de banalización y frivolidad, y no para prohibir sino para que la gente sepa discernir”.
La medida en Guantánamo se toma también en la semana en que se revela el plan del gobierno para conectar masivamente a los cubanos a Internet en un plazo de 5 años. Así la prohibición del Paquete parece tan estúpida como el asesinato de un enfermo terminal.
Cuando viajo y quiero ver alguna serie o película simplemente me conecto a internet, donde hay muchos contenidos gratuitos y otros por los que se paga una mínima cuota mensual, como Netflix, el mismo que acaba de extender sus servicios a Cuba.
En unos pocos años los cubanos no necesitarán del Paquete para acceder a los programas de la televisión y a la cinematografía mundial. Tal vez por eso, Prieto asegura que “es pueril pensar que podemos controlar los contenidos culturales de los jóvenes”.
La batalla mediática en América Latina
Parece que los consejos de Prieto no llegan a Guantánamo y tampoco llegan las opiniones de los especialistas de todo el mundo que se reunieron en La Habana para la conferencia sobre los nuevos escenarios de la comunicación política en la era digital.
Yo aproveché para reunirme con expertos de diferentes países de América Latina y conocer sus experiencias. Particularmente interesantes son las de quienes están inmersos en un duelo mediático muy similar al que podría enfrentar Cuba en su nueva relación con EEUU.
En varios países de la región existen grupos que controlan la mayor parte de la prensa local y atacan a los gobiernos cuando estos desarrollan políticas sociales. Allí los medios digitales y las redes se han convertido en la única esperanza de poder contrarrestar la propaganda de la derecha.
Un buen ejemplo es la participación de los medios de prensa en el golpe contra Chávez en el 2002, las protestas contra Cristina Fernández por la redistribución del superávit de las exportaciones de granos o a Correa por aumentar los impuestos a las herencias millonarias, en Ecuador.
Pero, para lograrlo, han tenido que transformarse porque los lentos caminos de la burocracia estatal se mostraron ineficaces. “Apenas contamos con 3 horas para responder desde que se detectan los primeros indicios de una de estas campañas de propaganda”.
“No hay tiempo para consultar a las instancias políticas, nosotros respondemos con autonomía”, me dice uno de los especialistas y agrega que trabajan “las 24 horas durante todos los días de la semana porque una campaña puede empezar a la 1 de la madrugada”.
A la ofensiva digital
“Nuestra principal función no es defendernos sino mostrar al pueblo lo que está haciendo el gobierno para mejorar sus vida. En estos tiempos no basta con gobernar bien también hay que ser capaces de mostrárselo a la gente”, sentencia otro.
Explican que “La prensa en nuestro continente están monopolizada en manos de familias y grupos económicos que intentan desprestigiar cualquier medida que se realice en favor de los más pobres y en ocasiones son capaces de volverlos en nuestra contra”.
“Pero nosotros somos más y en el ciberespacio o las redes sociales nos batimos de igual a igual”, pero aclaran que es imposible ser eficaz y controlarlo todo, “hay que confiar en los compañeros porque solo la autonomía nos da la velocidad de acción y reacción necesarias”.
No puedo evitar pensar en el burocrático sistema de prensa de la isla, donde los medios funcionan de forma tan centralizada que necesitan pedir permiso hasta para informar de un temblor en Santiago de Cuba o de un apagón que abarca la mitad del país.
Google ofrece WIFI gratis para toda Cuba
Fuentes diplomáticas aseguran a Cartas desde Cuba que el último viaje de directivos de Google a la isla tuvo como objetivo proponer al gobierno instalar, de forma gratuita, antenas WIFI en todo el país para dar acceso a internet al 70% de la población, en un plazo de 3 años.
Tal vez por eso el vicepresidente cubano, Miguel Díaz Canel, advierte que “el cambio de táctica, pero no de los objetivos de la política del gobierno de Estados Unidos hacia Cuba, acentúa la necesidad de que avancemos más en el proceso de informatización cubano”.
Durante décadas EEUU trató de provocar hambre y desesperación en la isla para provocar el derrocamiento del gobierno. Pero el “cambio de táctica” parece el preámbulo de una batalla política en el ciberespacio por conquistar las mentes y los corazones de los cubanos.
Y mientras todo esto ocurre en el mundo real, los “Defensores de la Fe” siguen viviendo en una pequeña realidad paralela, ocupados en su guerra pírrica contra el Paquete y en vigilar lo que escribe cada periodista cubano en Internet.
Ya acabaron con la credibilidad de la prensa nacional. Ahora sueñan con extenderse al ciberespacio, construyendo un aparato de censura aun mayor y más perfecto, son incapaces de comprender que, de lograrlo, habrán creado la herramienta de comunicación política más ineficiente del mundo.
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